27: Sol Negro

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xSouh

Burakkurozu

27: Sol Negro

―Es una maldita...

Ino de detuvo al escuchar sonido proveniente del área de enseñanza, acostumbraba dar una ronda general por el hospital antes de irse, pero nunca había nadie en ese piso, al menos no durante la tarde. Se asomó sin hacer ruido, esperando tomar por sorpresa a quien sea que estuviera invadiendo las instalaciones.

Solo vio un hombre, estaba de espaldas y tenía el cabello castaño corto y ningún rasgo particular, pero Ino lo ubicó bastante bien, el joven se había graduado de la academia ninja varios años antes que ella y llegó hasta jounnin, convirtiéndose en ninja médico durante la época del regreso de Tsunade Senju.

La rubia escuchó bastante de Tanaka, ese era su apellido, aunque ella jamás supo su nombre, en el hospital lo conocían por ser altanero y prepotente con el resto del personal solo por ser ligeramente mejor, lo que lo llevaba a creer que podía tratar a los demás como si no fueran nada.

―¿Cómo rayos...? ―volvió a quejarse, intentando lograr un corte perfecto con una navaja de chakra que parecía no podía dominar.

Ino lo ignoró, continuando con su rondín, pero sin poderse sacar de la mente todos los rumores que circulaban por el hospital sobre el nuevo equipo médico que se estaba formando. Ella se había preocupado por la pelirosa, sabiendo lo difícil que era adaptarse y estar al frente de ninjas que se supone tienen un rango mayor.

No podía negar que no sonrió cuando escuchó como los puso en su lugar, la ola de chakra que se extendió por el edificio completo ese día tomó por sorpresa a muchos, ella ya lo había sentido antes, sabía lo que era estar frente a ella, cuando moldeaba su cara en una serie de gestos que sin necesidad de levantar una ceja retaba a decir en voz alta que creías que eras mejor que ella.

Hubiera dado su salario de un mes completo para mirar a sus alumnos ese día.

Por ahora se conformaba con ver al idiota de Tanaka quejándose dentro de un aula por mejorar, aunque eso ya decía mucho más de él que del resto de sus compañeros.

―Yamanaka-san. ―le saludó alguien, tenía el cabello negro y los ojos café miel, si tuviera que ser sincera, no recordaba su nombre, cierto que lo había visto más de una vez por los pasillos, pero el ninja era muy callado, aunque lo ubicaba como otro miembro del escuadrón de Sakura.

Por el rabillo del ojo notó como dobló al pasillo de donde ella se dirigía, muy seguramente también a las aulas de enseñanza, lo cual fue curioso. No era uno sino dos ninjas los que estaban en su tiempo libre, un sábado por la tarde practicando ninjutsu médico y supuso que eso se debía a cierta gennin que ahora se encargaba de su entrenamiento.

―Ino, Shikamaru ya nos espera. ―

Volteó a ver a su compañero de equipo, parpadeando varias veces para regresar a la realidad y llevar los pensamientos que estaba teniendo al fondo de su mente. Le sonrió a Chouji y juntos salieron rumbo a un nuevo puesto de barbacoa que abrieron esa semana.

―Shikamaru debe estar perdido viendo las nubes en algún lado. ―aseguró.

―Quizá.

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La cueva estaba alumbrada por una larga extensión de focos dispuestos cada par de metros, la luz amarilla compensaba las lámparas incandescentes sobre las mesas que en otro tiempo si debieron funcionar y ahora solo emitían una luz pobre que dificultaba más la vista. Las paredes eran de roca solida al igual que el techo, con números anaqueles llenos de libros y pergaminos viejos desordenados.

BurakkurōzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora