30: Oscuridad

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Burakkurōzu

30: Oscuridad

No existía una edad legal en el mundo ninja sobre cuando el alcohol se volvía legal para una persona.

Principalmente porque no podías decirle a un niño de catorce años que aún era muy joven para beber cuando un par de días antes su propio Hokage le acababa de asignar una misión donde tenía que robar algo o matar a alguien.

Era increíble que una sociedad como esa estuviera de pie, pero sus principios morales -tan diferentes como era- y el sentido de pertenencia sacaba a flote ese barco.

Sakura levantó su vaso, dejándolo muy cerca de su cara mientras lo observaba detenidamente. En algún punto de la noche alguien cambió su botella de sake por otro tipo de licor preparado. Olvidó el nombre dos tragos después, pero estaba segura que rimaba con shuriken, ¿o era kunai?

Era dulce y por alguna razón no podía dejar de tomar, le aseguró a Ino que eso era lo mejor del mundo y empezó a pedir uno tras otro hasta entrar en un estado de euforia. Las luces de colores y leds del local se encendieron y la música subió de volumen, reproduciendo canciones a las que era difícil llevarles el hilo sobre lo que decían, pero hacían que sus pies y caderas se movieran solos.

Sasuke no pensaba bailar, claro que no. Y aunque sus sentidos parecían haber sido atacados por un chidori, aún era lo suficiente cuerdo para no ir con el resto de sus ex compañeros y moverse como Orochimaru cuando uno de sus experimentos salía bien.

―No seas aguafiestas, teme. ¡Vamos a bailar! ―le gritó Naruto, buscando escucharse por sobre la música con palabras torpes y mal coordinadas.

―Hmnp... ―se negó, por quinta vez en la noche.

―Le diré a Sakura-chan que venga por ti. ― dijo, alejándose.

Sasuke lo siguió con la mirada, no fue tan difícil ya que el sitio no estaba particularmente lleno de personas, lo vio llegar con la pelirosa, quien hasta ese momento bailaba junto a Yamanaka y Tenten, tratando de seguir el coro pegadizo de la canción sin mucho éxito. El rubio ganó la atención de Sakura inmediatamente, volteando a verlo y sonriendo por la aparente buena idea que le dio Naruto.

―Mueve el trasero, Uchiha. ― exclamó Sakura, sin darle tiempo a negarse mientras le tomaba una mano y lo arrastraba a la pista donde estaba el resto. Se pudo haber reusado, oponer fuerza para que la chica no lo pudiera mover sin tener que usar chakra, pero no lo hizo. Quizá la primera razón fue por la sorpresa.

La segunda era que no recordaba a nadie que lo hubiera tomado de la mano además de Itachi cuando era pequeño, y no se sentía igual, la sensación de la mano de Itachi encerrando la suya siempre le dio seguridad. No pudo describir lo que sintió cuando la mano de Sakura, mas pequeña que la suya lo envolvió. Su cerebro no buscó una tercera razón después de eso.

Sakura lo convenció de cambiar el sake por un vaso con una bebida azul que acaba de probar y que al parecer era excelente. Sus recuerdos después de eso fueron vagos.

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La luz que se filtraba entre sus parpados comenzó a molestarle y eso no era lo peor. De alguna manera su cuerpo se sentía como si quisiera sacar todo el alcohol que consumió el día de ayer de una, flotaba en la parte superior de su estómago, pero tampoco tenía nauseas a pesar de que si las tenía.

Buscó moverse, pero eso solo sirvió para recordarle que tenía cabeza y que dolía horrores.

―Hmnnpp... ―se quejó, volviendo a la posición original para ver si el rayo en su frente se iba. No funcionó.

BurakkurōzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora