16: Hokage

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Burakkurōzu

16: Hokage

─¿Cómo saben que la doctora Sakura es la misma que la medininj de Akatsuki? ─

La voz profunda de Itachi hizo que los tres de Konoha voltearon a verlo, observándolo mejor y tratando de encontrar su identidad, algo difícil con la capa que protegía sus rasgos a pesar de la cercanía.

─Hablemos adentro. ─ Terminó Sakura, sabiendo que, si estas personas habían llegado a su identidad, no serían los únicos y lo que menos quería en ese momento era enfrentar venganzas de quien sea que buscara sangre Akatsuki.

Entrar los cinco a la cabaña fue apretado, aunque la sala de estar tenía sitió suficiente para todos. Los pasos de sus invitados eran seguros a pesar de que todos se habían dado cuenta de que la rubia no soltó en ningún momento un kunai que se escondía entre sus ropas.

Itachi se separó del grupo dirigiéndose a la pequeña cocina, utilizando ninjutsu fuego para prender una hornilla para la tetera. Se entretuvo buscando tazas para todos mientras Sakura se quitaba la capa, dejándola sobre un perchero al lado de la puerta. El resto imitó su movimiento y la siguieron hasta quedar sentados de frente.

─Habla Hyuuga. ─Le ordenó, cruzando las piernas en una actitud despreocupada y perezosa, guardándose su voz amable y mostrándoles que no era ciega a los clanes de Konoha. Itachi, que era el único que mantenía la capa ocultando sus rasgos se sentó a su lado, manteniéndose al margen de la discusión que venía.

─Hyuuga Neji. ─respondió el castaño, sin inmutarse por el tono de la mujer, o tal vez niña, porque estaba seguro que era menor que él. ─ Y como ya quedó claro, estamos buscando a la doctora Sakura-san para pedirle un favor especial de parte de la Godaime Hokage.

─¿Y que es lo que Tsunade-sama necesitaría precisamente de un akatsuki? ─dijo, inclinándose al frente en una posición retadora que no ocultó su enfado, después de todo Konoha era la única hasta el momento en poderse colgar una medalla por la muerte de un Akatsuki. Nada le podía asegurar que todo este show que estaban montando no fuera solo un circo para acabar con ella.

De forma intencional había dejado salir una ola de chakra por todo su cuerpo, sin preocuparse en ocultar su presencia. Quería que esos tres ahí presentes supieran que, si eso era un truco para atacarla, ellos fallaron, porque fueron a meterse directamente a la boca del lobo.

Sakura sintió una mano tibia en su hombro, la única parte de su cuerpo que no estaba cubierta por tela negra, logrando que se relajara al instante, volviendo a tomar una posición neutral hasta quedar recargada en el sillón, hombro con hombro con Itachi.

Ino no entendía cómo aquella misión suicida iba a funcionar, sus ojos voltearon discretamente para ver a sus compañeros que se mantenían sin mover un músculo frente a aquella mujer que no parecía ser muy fuerte a simple vista, pero les acaba de demostrar que estaban equivocados.

Sus movimientos, desde los marcados hasta los más sutiles eran los de un cazador. Ella se enorgullecía por su capacidad de leer a las personas como si fueran libros abiertos, no solo por la habilidad de los Yamanaka para meterse en la mente de las personas, pero no lograba entender todo el cuadro que tenía frente a ella.

La primera pregunta que pasó por su cabeza era quién era ese hombre que no se quitaba la capucha. Su chakra era menor al del civil promedio, ni siquiera Neji era capaz de mimetizarse de esa forma, pero sus movimientos decían que tenía entrenamiento, la confianza con la que se movía y había detenido a la mujer a su lado.

Lo siguiente fue si él era la razón por la que la medininj no había vuelto a Akatsuki después de la pérdida de sus dos compañeros el mismo día.

BurakkurōzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora