Capítulo 3

4.6K 264 14
                                    

Amelia POV

Resulta que el bar estaba a dos calles de mi casa. La fachada era oscura y había un letrero de neón que ponía "King's". Entré y busqué a Luisita con la mirada. Había música de fondo, el ambiente me resultaba familiar, pues tenía un deje americano-hipster que tan de moda estaba en LA. Primero vi a una chica alta y castaña que estaba atendiendo a un grupo de chicos, y un poco más atrás ahí estaba, atendiendo otra mesa. Me salió una sonrisa que no pude controlar al verla. Tenía los ojos castaños, el pelo rubio rizado y se movía con tal desparpajo que me sorprendió que nadie más estuviera embobado mirándola. Me acerqué a la mesa que estaba atendiendo y me senté en la barra esperando a que se desocupara.

-¿Qué te apetece? - me dice mientras gira la mirada hacia mí - Uy, hola. - Se estaba sonrojando.- Qué alegría más grande de verte. La verdad es que no paraba de ver mi móvil para ver si me habías escrito, pero que hayas venido es aún mejor. - Dejó de hablar y apartó la vista de mí, creo que porque se había dado cuenta de lo roja que se estaba poniendo con cada palabra que decía.

-Hola. Me ha parecido mejor venir en persona y bueno, ver el bar donde voy a tocar mañana.- Volvió a mirarme a los ojos. Se le notaba a leguas lo contenta que estaba con mi noticia.

-¿De verdad? - Me dijo con una sonrisa enorme en su cara.

Asentí y de pronto saltó a mis brazos. Me sorprendió pero reaccioné devolviéndole el abrazo. Su pelo olía a vainilla y sin poder evitarlo, cerré los ojos mientras su fragancia me inundaba por dentro. La canción que acababa de componer no paraba de sonar en mi cabeza. Unos segundos después se separó de golpe. Probablemente se acababa de dar cuenta de que estaba abrazando a una extraña que acababa de conocer hacía unas horas como si abrazara a alguien que conocía de toda la vida.

Cuando nos separamos del abrazo, me dijo que esperara ahí, que iba a buscar a María. Unos segundos después, volvió con la chica castaña que había visto nada más entrar.

-María, contra todos tus pronósticos, he encontrado a alguien para que pueda tocar mañana en el bar. Te presento a Amelia. - Le dijo Luisita a la castaña con una sonrisa enorme en la cara.

-Hola Amelia, soy María, la hermana de Luisita y otra dueña del bar.- Sonreí al escuchar que María era la hermana de Luisita.

-¿Cómo estás? - Nos dimos dos besos.- Bueno, lo único es que no tengo muy claro qué es lo que estáis buscando.

-Bueno... - contestó Luisita.- Nosotras estábamos buscando alguien que tocara en directo. No sé si tienes canciones tuyas o solamente cantas canciones de otros artistas o tienes un grupo...

-No. - Me puse un poco más seria de lo que tal vez debía al contestar.- Solamente canto canciones de otros artistas. Toco la guitarra y el piano, pero por lo que veo no tenéis un teclado aquí, así que me puedo traer mi guitarra y hacer alguna versión en acústico, no sé qué os parece...

Las hermanas se miraron con una sonrisa en la cara.

-Claro, eso sería fantástico.- Dijo María.- ¿Crees que podrías hacer una prueba antes de tocar mañana? Tenemos una guitarra en el almacén que se dejó el guitarrista del anterior grupo que tocaba aquí después de haberse llevado allí a una clienta.

-Sí, sin problema. ¿Alguna petición?

-Cualquiera de Carol Rovira-. Dijo Luisita.

-Hmm-. Tenía que salir de ahí como fuera. Lo único que me había aconsejado Natalia era que no tocara ninguna de mis canciones para evitar que nadie me descubriera.- Ya me has oído cantar una canción de ella, ¿qué tal si canto algo distinto? - Dije con una sonrisa de esperanza.

-Claro, sin problema. Eres tú la artista.

-Perfecto. Luisita, acompáñala al almacén y que vea si puede utilizar las cosas que tenemos ahí.- Le dijo María a su hermana.

Seguí a Luisita a la parte de atrás del bar donde estaba el almacén. Allí la música no llegaba y la luz era aún más escasa que en el resto del local. Entramos y la puerta se cerró de golpe por la corriente. Me asusté pero supongo que Luisita estaba acostumbrada de que eso pasara porque al ver que me sobresaltaba se rió. Tenía una risa tan melódica que podría pasarme el día haciendo cualquier cosa con tal de que no parara de reír.

-Mira, aquí está la guitarra. Ahí también hay un taburete, altavoces, un par más de micrófonos... ¿Qué más necesitas? - Dijo justo girándose a verme cuando yo estaba asomándome por su hombro para ver dónde estaba señalando.

Noté su respiración muy cerca de mi cara, y me quedé paralizada con la pregunta que me hizo, así que como no tenía muy claro qué contestar, solo sonreí mientras clavaba mi ojos en los suyos.

La cantante y su musa || LUIMELIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora