Capítulo 43

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Amelia POV

Riiiing. Riiiiiing.

Abrí los ojos. "Joder, qué dolor de cabeza. ¿Dónde estoy?" - pensé. Miré a mi alrededor y no tenía ni idea de dónde estaba. No reconocía nada en la habitación. Estaba en una cama vistiendo solo mis bragas y una camiseta que no era mía.

Escuché unas voces detrás de la puerta. ¿Qué hora sería? Busqué mi móvil, pero no estaba por ninguna parte. De pronto, todo vino a mi mente: Luisita vino a casa a decirme que se había acostado con Sebastián, Natalia me abrazó y se quedó con mi móvil para... "¡Mierda, el vídeo!". Espera, eso me llevó a la calle, sí, sí... Estaba caminando hasta que Sara me encontró. Subimos a su casa y empecé a beber... "¿Estoy en la cama de Sara?" La cabeza me mataba. Las voces fuera de la habitación eran cada vez más fuertes. Miré la mesita de noche y marcaba las 9:37.

Decidí vestirme y salir a ver qué pasaba.

-Esto tiene que ser una broma. Te estoy diciendo que debe de haber un error - esa era la voz de Sara.

-Ya le he dado la orden judicial, así que hágase a un lado. En unos momentos vendrán mis compañeros para empezar con la revisión de las cosas de la casa. Queda especificado que nos llevaremos todos los aparatos eléctricos como teléfonos móviles, ordenadores, tablets y todo lo que consideremos sospechoso. ¿Quién más vive en esta casa?

-Nieves Baeza. Debe de estar en la ducha.

-Bien, también tendrá que declarar.

-Sara, ¿qué pasa? - salí de la habitación.

-Nada, este policía dice que...

-¡Amelia! ¿Estás bien? Te están buscando desde anoche - no me lo podía creer, era Sebastián. El odio que sentía por él era incalculable.

-No te atrevas a hablarme, pedazo de mierda - dije mirándole a los ojos y apretando mis puños.

Llamaron al timbre de nuevo y Sebastián, que estaba más cerca de la puerta fue hacia ella. Supongo que estaba esperando a sus compañeros. Miré a Sara, buscando alguna respuesta.

-No tengo ni idea de lo que está pasando... Dice que tiene una orden de registro.

-¿Por qué?

-No lo sé. Ha dicho eso y ha preguntado por ti. ¿Lo conoces?

-Es el chico con el que se acostó Luisita - repuse con rabia.

-Oh, joder. Bueno, te aseguro que a mí no me cae mucho mejor que a ti... Por cierto, ¿cómo estás?

-Ufff... la cabeza me va a explotar...

-¡No me extraña! Después de beberte todo el alcohol que tenía en casa, llorar hasta llegar a asustarme, cantar y volver a llorar, te quedaste dormida en el sillón y yo en el sofá. Cuando me he despertado y no te he visto pensé que te habías ido. ¿Qué hacías en la habitación de Nieves?

Pero antes de que pudiera contestarle, Sebastián abrió la puerta.

-¿Qué hacéis aquí? Os he dicho que no podíais venir. Mis compañeros están a punto de llegar.

-Me da igual, solo necesito saber si está aquí - y la puerta se abrió de golpe.

Cuando reaccioné, alguien me estaba abrazando. Cerré los ojos al contacto con ese olor. ¿Había muerto y estaba en el paraíso? Abrí los ojos aún en el medio del abrazo y vi que Lourdes y Natalia estaban detrás mirándome con una sonrisa en la cara. Se soltó de mi cuello.

-¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo? - Luisita me preguntaba nerviosa.

No podía mirarla a los ojos. A unos metros estaba Sebastián. Ella y él... Ella...

La cantante y su musa || LUIMELIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora