Capítulo 17

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Luisita POV

Empezamos a besarnos de nuevo fogosamente. Nuestras lenguas no tardaron mucho en volver a encontrarse y mis manos fueron directas a rodear el cuello de Amelia. Cuando llevábamos un rato besándonos, la temperatura empezó a subir y me senté a horcajadas encima de Amelia. Aquello hizo que me excitara aún más. Cambió mis labios por mi cuello y empezó a besarlo. Sin pensarlo, abrí un poco más mis piernas para juntar más mi entrepierna a Amelia. Ella me pegó un pequeño mordisco en el cuello que me puso toda la piel de gallina y gemí. Su mano se deslizó por debajo de mi jersey otra vez y empezó a acariciar mi piel. La sensación de su piel contra la mía me volvía loca. Volvió a mi boca y sus manos se movieron a mis piernas. Las subía y bajaba recorriendo toda la parte externa de mis muslos, pero noté que se paraba forzadamente antes de llegar a mi culo.

En ese momento se separó de mí unos centímetros de mi boca y me miró directamente a los ojos para susurrarme mientras recuperaba un poco el aire:

-Antes de que no me pueda controlar más, necesito preguntarte si quieres que siga... - Su mirada me transmitía tantas ganas de cuidarme...

Junté mi frente a la suya y tomé aire.

-Quizás deberíamos parar y hablar un poco más antes de seguir, ¿puede ser?

Me dio un beso rápido y me sonrió. Bajé de su regazo pero dejé una de mis piernas encima de las suyas cuando me senté a su lado.

-Me encantas - me susurró al oído antes de darme un beso en la mejilla. Me ruboricé.

-Y tú a mí - le contesté mirándole a los ojos lo más transparentemente posible. Solo quería transmitirle todo lo que estaba sintiendo en ese momento.

-¿Estás bien? - me preguntó un poco preocupada.

-La verdad es que no lo sé... Gracias por haber tenido el detalle de parar, porque no sé si yo hubiese tenido la fuerza para hacerlo y quería contarte algo antes...

-Dime - y cogió mi mano.

-Verás... yo... nunca... - y agaché la mirada.

-¿Tú nunca qué?

-Pues que yo nunca he estado con nadie antes. Nunca he pasado de más de unos besos con una persona... - ahora sí que la mire a la cara para ver su reacción.

-Hey - y me tomó de la cara con sus manos para mirarme lo más tiernamente posible - no te preocupes. Continuaremos cuando estemos preparadas, no hay prisa - y me sonrió para darme confianza.

-Hmmm... no sé si quiero saber la respuesta pero, ¿tú has estado con muchas personas antes? - solté de golpe. Sabía que la respuesta me podría doler, pero de verdad quería saber más sobre ella.

-Eso la verdad es que da igual. ¿Quieres saber una teoría que tengo? - asentí tímidamente. - Mira, cada persona nos hace sentir de una manera diferente y eso incluye también el sexo. Mi teoría es que eso nos hace vírgenes cada vez a una nueva persona, porque te desnudas ante esa persona por primera vez, tienes que conocer su cuerpo y emociones, y todo es nuevo para ambas partes. Así que no te preocupes, porque cuando lo hagamos será especial porque estaremos haciéndolo juntas por primera vez.

Le sonreí y la abracé. ¿Cómo podía tener tanta suerte de haberla encontrado?

Antes de que nos separáramos del abrazo, la puerta de la casa se abrió.

-Uh perdonad, no sabíamos que interrumpíamos... La siguiente vez déjate el móvil en sonido y oirás mis quince llamadas y veinticuatro mensajes avisándote de que estábamos volviendo - dijo Natalia irónicamente y yo me empecé a reír. Sabía que me iba a llevar muy bien con ella.

-No pasa nada Nati, pasad. ¿Habéis vuelto antes por la lluvia? - preguntó Amelia.

-Claro, está diluviando.

-¿Todavía? - pregunté - debería irme antes de que empeore.

-No, no, ahora no salgas, sería una locura. Espera al menos a que pare un poco o... quédate a dormir... - me sugirió Amelia. Me mordí el labio inferior con esa propuesta.

-Vamos a ver cómo está el tiempo en un rato y vemos, ¿sí? - le dije, a lo que solo me sonrió.

-Bueno, ¿y qué nos hemos perdido por aquí? - preguntó Natalia poniéndole a Lourdes un vaso de vino y sirviéndose otro para ella. - Por lo que veo cariño, igual deberíamos de tomarnos el vino en nuestro cuarto - añadió mirando mi pierna, que seguía encima de las de Amelia.

-No seas pava anda, sentaos ahí y contadnos qué tal la peli.

La verdad es que me sorprendió que Amelia las invitara a quedarse pero, pensándolo mejor, era una manera de mantenernos alejadas y así podría conocer mejor a Natalia y a Lourdes, aunque tengo que reconocer que me seguía sintiendo un poco intimidada por la presencia de Lourdes cerca de Amelia.

-¿Qué peli? - dijo Lourdes besando a su novia mientras la acercaba a ella apretándole el culo. Las dos rieron en mitad del beso.

-Acostúmbrate Luisi, estas dos se pasan el día así. - me susurró Amelia medio riéndose.

Pasamos un par de horas más hablando y riendo, hasta que dejó de llover y me fui a casa. Amelia no insistió porque entendía la situación a la perfección. Uff, ¿cómo podía encantarme tanto?

La cantante y su musa || LUIMELIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora