𝑬𝒖𝒈𝒆𝒐 𝒙 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒂

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Advertencia: Cambiaré algunas cosas de la historia original, espero no sea molestia.

Mi nombre es [ T/N ], me gustaría decir que llevo una vida normal y tranquila, pero no es así. La Iglesia Axioma se encarga de que las leyes se cumplan al pie de la letra, nadie puede cometer alguna cosa en contra sin recibir un castigo. No se cual sea el método o los métodos que utilizan, pero sólo se que se los llevan y jamás los volvemos a ver.

Quizá había quienes lo merecían, pero en ocasiones no. Había gente que era castigada injustamente, ellos cometían actos en contra de las leyes y los caballeros no se paraban a preguntar cómo habían sucedido las cosas.  Yo estaba harta de eso.

Comencé a esconder a la gente que corría buscando ayuda, sólo habían hecho lo correcto, no tenían que ser castigados. Se que era arriesgado, pero no podía hacer nada más. Así fue cómo lo conocí.

-- De verdad te agradezco que los dejes estar aquí, [ T/N ]-san. -- Dijo la pelirroja. Le sonreí y negué con la cabeza.

-- No te preocupes, pero por favor será mejor que ustedes dos se vayan, si nos ven aquí tan tarde pueden sospechar.

Ambas valets se despidieron de los dos chicos y se fueron. Me di cuenta de que el rubio tenia el ojo lleno de sangre, así que los pase de inmediato a mi casa. Cuando se sentaron me acerque rápido con algunas vendas y un tazón de agua para limpiar la sangre, vi que se quejaba un poco pero traté de hacerlo lo más suave que pude. Una vez que lo curé, le puse la venda lo más cómoda posible.

-- Lo siento, no tengo mucho que ofrecerles, no son los únicos que escondo aquí pero trataré de darles lo mejor también.

Ambos chicos sonrieron y agradecieron, entré a la cocina y minutos después salí con dos tazones humeantes de un poco de un delicioso caldo. Realmente no podía hacer mucho. Se los acerque y deje que comieran en paz, no parecían hablar mucho o quizá sólo era el momento que minutos antes pasaron tratando de defender a esas chicas, pero aún no sabía toda la historia.

-- Eres muy amable. -- Dijo de repente el pelinegro. Lo miré y me sonrió, diciendo enseguida. -- Yo me llamo Kirito. Él es Eugeo, mi amigo.

El rubio me sonrió también a lo que sonreí a ambos. Me incliné un poco y añadí:

-- Mucho gusto, mi nombre es [ T/N ].

Esa noche me contaron todo lo que pasó, no se si dirían detalles, pero tampoco planeaba meterme en sus problemas. Antes de acostarme, fui con cada uno de los alojados en mi hogar, ya que no tenía mucho espacio, sólo podía llegar a alojar al menos 5 personas cada cierto tiempo antes de darle la oportunidad a alguien más. Ahora tenía a esos dos chicos y una mujer junto a su marido, que huían juntos.

- 6 días después -

-- Muchas gracias, Eugeo! Me has ayudado bastante. -- Dije con una sonrisa, mirando los vegetales ya cortados.

Él me sonrió, su sonrisa comenzaba a derretirme de ternura.

-- Después de lo que haces por nosotros, creo que esto es lo menos que puedo hacer. -- Dijo. 

-- Me impresiona que veas bien aunque tu ojo este vendado. -- Dije acercándome a él, tomando los vegetales para lavarlos bien. 

-- Bueno, al menos ya no es tanta molestia. -- Dijo él, en ese momento se me cayó una zanahoria, iba a agacharme pero él fue más rápido  y la tomó por mi, dejándola a mi lado.

-- Gracias.

-- No es nada. -- Respondió. Nos miramos fijamente, seguido me perdía en sus ojos, llevaban poco tiempo aquí, pero lo suficiente para que nos volviéramos amigos.

Noté que él iba a decir algo pero en ese momento entró Kirito. 

-- [ T/N ], la mujer de la otra habitación dijo que iría por un poco de pan, que quería ayudarte un poco.

-- ¿Eh? -- Dijimos al unísono el rubio y yo.

-- P-pero, ¿porque no me esperó? Puede que la vea algún caballero o la reconozca alguien. -- Dije alarmandome enseguida, al parecer el rubio lo notó pronto y se paró frente a mi, tomando con seguridad mi mano.

-- Iré a buscarla, no te preocupes.

-- Pensé en ir yo mismo, pero si nos ven a nosotros también daríamos problemas. -- Dijo el pelinegro, a lo que Eugeo se mostró un poco frustrado.

-- Kirito tiene razón, iré a buscarla yo misma. Por favor, no salgan a ningún lado ni dejen salir a el otro hospedado. -- Dicho esto salí enseguida, no me tomó mucho encontrarla, puesto que ella parecía ir con precaución. 

-- Por favor tenemos que volver. Le agradezco que quiera ayudarme pero esto nos puede  dar problemas. -- Susurré. 

Antes de que ella me contestara, una anciana chocó con nosotras, parecía que nos reclamaría pero se quedó mirando fijamente a la mujer que estaba conmigo. Luego abrió demasiado sus ojos, cómo si hubiera visto un fantasma.  No esperé para taparme la cara con la mano, si me veían el rostro entonces podrían acusarnos con la Iglesia Axioma. Era obvio que de algún lado la anciana reconoció a mi acompañante, así que la tomé de la mano y me la llevé de vuelta a casa.

Cuando llegamos ella me ofreció sus disculpas, su marido no se veía nada contento. Cuando ellos entraron a su habitación me desplomé en mi cama, deje la puerta abierta en caso de que alguien llegará por ayuda o en el peor de los casos, llegará un caballero por nosotros. Estaba cerrando mis ojos cuando escuché una dulce voz.

-- ¿Puedo pasar?

Sonreí y me senté en la cama, palmeando a mi lado para que el rubio se sentara. Ambos suspiramos, cuando estás salvando a la gente así, arriesgándote en el intento, sueles querer llorar por sentirte tan impotente ante toda una ley. En ese momento la calidez de la mera presencia del rubio me ayudó a querer desahogarme así que comencé a sollozar. 

Eugeo me abrazó y esto me hizo llorar aún más. Todo el tiempo tenía miedo, pero al mismo tiempo me sentía orgullosa de ayudar a quienes lo necesitaban. Duré así algunos minutos hasta que el besó suavemente mi cabeza, por lo que me separé una corta distancia para mirarlo a los ojos, él me sonrió y tomó mi mentón entre su mano.  

-- Todo va a estar bien, te voy a salvar cómo tu nos salvaste a nosotros.

Dicho esto, él acortó nuestra distancia aún más y me besó, fue un beso lento, inexperto y corto. Pero toda la tristeza y miedo me dejaron con ese simple gesto. Esa noche, Eugeo durmió conmigo.

Al siguiente día temprano, pase mi mano por el colchón buscando al rubio, pero no estaba. Me levanté pensando que ya estaría afuera, en el pequeño jardín, con Kirito. Pero entonces escuche toda la multitud. Salí de la casa, vi que algunos metros alejados de mi hogar había un dragón y un caballero, entonces vi a Eugeo y a Kirito frente a él. 

Corrí lo más rápido que pude hacia ellos, pero la multitud no me dejó moverme, cuando mis ojos y los de ambos chicos se encontraron ya era tarde, iban encadenados al dragón. Algunas lagrimas comenzaron  a salir de mis ojos, pero entonces los de Eugeo me mandaron un mensaje secreto, algo que sólo sus bellos ojos podrían decir en situaciones así.

"Todo va a estar bien"

El dragón se alejó al igual que la multitud.

"te voy a salvar"

Entendí lo que hicieron. Aligeraron mi carga, se entregaron para poder centrarme en la pareja hospedada. En salvarlos a ellos y a mi.

" cómo tu nos salvaste a nosotros."



Habrá segunda parte uwu. Ayúdenme a compartir mi historia y crecer más en esto, no había actualizado porque realmente sentía que era mejor abandonarlo. Pero se me ocurrió este y pues aquí estoy xd , dejen su voto y si gustan pueden dejar pedidos.

Oɴᴇ sʜᴏᴛs - Sᴡᴏʀᴅ ᴀʀᴛ ᴏɴʟɪɴᴇ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora