Galadêl

Prólogo

La decisión en las Estancias de Mandos

Una elfa de cabellos dorados que resplandecían con la luz de las estrellas caminaba entre las grandes galerías llenas de enormes arcos que se abrían al cielo nocturno. No sabía cuánto tiempo había caminado ya por aquellas estancias pues el tiempo para ellos era relativo y diferente. Las almas de los elfos que morían en Arda esperaban allí a su renacimiento o al final de la Tierra, ella, sin embargo, había perdido toda esperanza. En vida, que había sido torturada vilmente por la oscuridad, encontró consuelo en su muerte, un consuelo que poco le duró pues, si bien ya no sentía el dolor de la vida, sí que lo recordaba.

Dos veces, los Valar, le habían preguntado si su deseo no era volver a Valinor donde podría esperar la llegada de su esposo y su hijo, pues veían el dolor de ambos, pero ella no quiso volver. Dos veces le habían dicho si no quería volver a estar con sus seres queridos, pues ellos sí querían volver a verla, pero dijo que no. Pensaba en su esposo y su hijo continuamente pero el miedo de volver a sufrir aquellas heridas era más intenso que su deseo de estar con ellos. Sabía que en Valinor no sufriría pero no estaba segura de si la oscuridad sería totalmente destruída y, si no lo era, llegaría hasta la tierra de los Valar y a ella de nuevo.

Varda veía la soledad y la desesperación de Thranduil, que pedía la vuelta de su esposa en una oración silenciosa que entonaba noche y día. Manwë lo escuchaba lamentarse, castigándose a sí mismo y culpandose por no ser lo suficiente para que los Valar le permitieran volver. Ambos estaban dolidos por los sentimientos tan profundos de uno de los primeros nacidos. Hablaron con otros Valar y llegaron a una conclusión, si no quería volver le permitirían a Thranduil volver a casarse y recuperarse del dolor pero, a cambio, ella ya no podría regresar nunca más.

Ella llegó frente a Mandos, quien la miró con ternura y amabilidad para volver a preguntarle si quería regresar.

— Esta será la tercera vez que te preguntemos. Piénsalo bien, recapacita y danos tu respuesta. En caso de que vuelva a ser negativa, permanecerás aquí para siempre, hasta el fin de Arda. Nunca se te permitirá renacer.

Sorprendida ante aquella declaración comprendió que lo que le decían era que habían decidido darle a Thranduil la oportunidad de continuar su vida con otra compañera. Pidió un tiempo para pensarlo y se lo concedieron. Hasta que, al fin, tomó su decisión.