Capítulo 4

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Ya le habían dado la noticia y se sentía muy emocionada por empezar al día siguiente aquellas clases que tanto habían amargado a Legolas. Tan sólo quería saber y aprender más y más.

Entró en la biblioteca, encontrándola vacía, se dirigió hacia uno de los estantes para tomar un libro con el que entretenerse mientras llegaba su profesor. Estaba ya enfrascada en aquella lectura cuando escuchó las puertas abrirse, levantó su vista del libro y vio al rey, su reacción fue automática, nerviosa, se levantó de la silla e hizo la inclinación de rigor. Le era extraño encontrarlo sin su corona de ramas y hojas, esta mañana llevaba una sencilla diadema trenzada en plata.

— Hîr nín. (Mi señor). Saludó Arari. No esperaba verlo aquí.

— Mae govannen, Arari. (Bien hallada, Arari). respondió Thranduil. Lo se, sueles tener clase a esta hora.

— Sí, hoy tenía entendido que empezaría una clase nueva.

— Y lo harás. Toma asiento, yo seré tu profesor en esta área.

— Pero, majestad, usted es el rey y yo soy tan sólo...

— Eres una elfa de noble linaje, debes aprender adecuadamente todo lo concerniente a un reino élfico y su pueblo, quién mejor que un rey para enseñarte.

Arari no pudo más que admitir que él tenía razón, nadie mejor que el rey para conocer y transmitir ese tipo de conocimientos. Así que asintió y volvió a su asiento. Thranduil se sentó en la silla anexa, tomó uno de los libros que había encima de la mesa y lo abrió, poniéndolo delante de ella, un árbol genealógico cubría ambas páginas.

— Primero déjame saber, ¿tu profesor te ha hablado de Ilúvatar, los Ainur y su música?

— Sí, mi señor.

— ¿Y de los Valar, los Maiar y el principio de los días?

— Sí, mi señor.

Algo en la mente de Thranduil se crispaba cada vez que lo llamaba "mi señor". Era cierto que él no le había pedido en ningún momento que lo llamase por otro nombre pero ya se estaba cansando de aquel apelativo.

— Arari, puedes llamarme Thranduil. Ella lo miró sorprendida. No es correcto que en público me llames por mi nombre pero, en situaciones como esta puedes hacerlo, además ni siquiera llevo corona, ahora mismo, soy tu profesor, no tu rey. Explicó de forma amable, intentando dejar de lado ese tono autoritario que solía usar.

— De acuerdo, mi s... Se interrumpió, mordiéndose el labio inferior, al ver la mirada que le dirigía el elfo. De acuerdo, Thranduil. Al decir su nombre sintió vergüenza y agachó la cabeza por lo que no pudo ver la tenue sonrisa que aparecía en los labios del rey.

— Sigamos. ¿Puedes leer lo que pone arriba?

La joven se fijó en el título de aquel árbol y comenzó a leer en voz alta, intentando mantener la calma ante la situación.

— "De la división de los elfos, subdivisiones y nombres."

— Sí que aprendes rápido. Dijo Thranduil al comprobar que era cierto, Arari había aprendido a leer en poco tiempo. Hoy te hablaré de ello.

Y así, entre divisiones, subdivisiones, lenguas, idiomas y otros nombres pasaron la mañana en aquella biblioteca. La mente de Arari bullía de información, al poco rato, perdida ya la timidez, comenzó a hacer preguntas sedienta de saber más, entusiasmada, preguntas que Thranduil intentaba responder con toda la claridad posible.

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