6. ʟᴏᴠᴇ ᴄᴏʀᴀɪʟ

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"... El rocío seco y sin color me alcanza, el amor siempre me pone mala cara, la estrella platinada se presenta en los rumores que corren en esta isla. Como quiero que esos labios satinados me satisfagan..."

Las hojas de los cerezos caían sobre el parque. Al llegar al lugar varios jóvenes se encontraban en las bancas dándose dulces besos y uno que otro loco con la mano debajo de la falda. Jotaro se sintió incómodo al llevarla a un lugar así, y le pareció extraño ver tantas parejas en esa época del año.

—Pensé que los japoneses eran un poco más... reservados.- comentó la joven. El silencio se presentó y sus mejillas se encontraban ruborizadas.

Podía verla parada con una mirada tímida deseando escapar en aquel momento por tan incómodo lugar. Las manos de su compañera temblaban, estaba más que nerviosa. Pensó una y otra vez si era buena idea tomarla de su mano y tranquilizarla. <<Necesito un respiro>> se acomodó su gorra ocultando su mirada. Estiró su mano tratando de regular su respiración. Roso los dedos de Isis con los de él y después tomó su manos completa.

—Tranquila- aquel murmullo la hizo mirarlo directo a sus ojos oceánicos.

Jotaro le sonrió al contacto y mostró aquella mirada de enamorado. Isis lo sintió más fuerte que nunca, y sus ojos se abrieron de golpe, esto había pasado varias veces. La castaña era muy perceptible a las emociones de los que se encontraban cerca, pero nunca había experimentado algo como cuando Jotaro la miro de esa manera. Todo eso empezó cuando su stand despertó. Pero con Jotaro fue diferente, era una sensación era de felicidad mezclada con adrenalina.

—Jotaro...- colocó sus manos en los bolsillos de su bata y alzó la mirada para observar bien la cara de su acompañante. Retrocedió unos cuantos pasos y miró al suelo. —Yo... suelo percibir las emociones de las personas, y ese alguien me dice que estás enamorado. -

Las mejillas de Jotaro se tornaron rosas. Analizo lo que la joven dijo y algo no cuadraba.

—¿Alguien?- alzó una de sus cejas.

—¿Dije alguien?, perdón, debo estar muy nerviosa.-

—¿A qué te refieres? .- Isis soltó un suspiro y miró al moreno para poder explicarle.

—Ahora no es como decirlo sin parecer una maldita loca.-susurro. Camino al lado contrario mientras posaba una de sus manos en su barbilla. Él la siguió hasta que ella decidió sentarse en una de las bancas vacías cerca del templo. —Cuando tenía seis años pensé tener un amigo imaginario, fue de ahí que mi ansiedad se desencadenó. Ya que percibía mucho las emociones de los que se encontraban a mi alrededor. Mi madre me decía que en unos años ese amigo imaginario desaparecería y estaría sola de nuevo. Viví con ese temor durante mucho tiempo, pero no pasó. Comenzaron a llevarme al psicólogo porque no lograba hacer amigos, ya que yo me negaba porque no podían verla a ella, hasta que conocí a Noriaki.

Isis pasó una de sus manos sobre su mismo brazo y apretó sus labios.

—Fue en Egipto, hace doce años, su madre era muy amiga de mi abuela, y en esa ocasión mi familia decidió ir a verla. Noriaki era muy tímido al igual que yo, hasta que apareció una deidad extraña que logré ver.

Aquella figura humanoide se colocó en frente de ellos. Lucía una piel azul, al igual que toda su vestimenta, era demasiado femenina que podrías enamorarte de ella. Su rostro no se observaba, ya que llevaba sobre la cabeza varias telas con la fórmula de la serotonina. Y por último y lo que llamaba la atención era aquella cadena de ADN sobresaliendo de su cabeza. Jotaro la miro de pies a cabeza, nunca había visto una stand tan precioso como lo era el de la joven química.

—PUEDES VERLO- gritó emocionada. Dio varios saltos y abrazó a su compañero. —Madre mía, eres la segunda persona que conozco que puede verlo, eso maravilloso. Entonces quiere decir que tú también tienes uno.- él no dijo nada y Start Platinum apareció. Isis lo admiro por varios segundos, esto ya lo había visto en un sueños.—Perdón por desviarme tanto de tema, suelo hacer mucho eso, lo siento, bueno. Ella percibe emociones, y puede modificarlas. Es extraño, pero hay otra habilidad, que me gusta demasiado. Pero... ella puede transformarse en tu más profundo deseo o en la persona que necesitas en su momento. Supongo que debe tener más habilidades, pero aún no las descubro.

Toda la tarde Jotaro se perdió en la forma que hablaba. Visitaron cada templo alrededor y el moreno le hablaba sobre la historia de cada uno. Le hablo mucho sobre sus tradiciones y la forma en que vivían para agradecer.

<<A pesar de las pocas semanas de conocernos, me sumergí en ti como nunca lo hice con nadie más. No me tomó mucho tiempo conocerte, y saber que me gustas, ahora ya lo tengo claro. Pero... ¿Esto fluye de ambos lados>>

Isis se detuvo en seco a la mitad de la calle. Jotaro chocó con su pequeño cuerpo y sacudió su cabeza tratando de volver a la normalidad.

—¿Porque me tomaste de la mano hace un rato, Kujo?-

—No me tratas como si fuera un Dios cuando estoy contigo, creo que me gustas, Cuomo- pensó el moreno. La chica de metro cincuenta y nueve esperaba su respuesta, pero aquel se mantuvo callado. Hasta que por fin abrió la boca. —Estabas demasiado nerviosa, y tenía miedo de que te desmayaras en cualquier instante, somos amigos ¿no?-

No era la respuesta que esperaba. Tal vez no era el chico que la vieja Hathor dijo que se encontraría en su camino. Siguió su paso lento y se puso a pensar que era una idiotez tener sentimientos encontrados en tan solo un día de estar juntos por un chico como él. Ni siquiera era el físico lo que le impresionaba, si no su forma tan reservada de ser.

—Claro que somos amigos.-le mostró una cálida sonrisa.

Llegó a su casa y se derrumbó en su cama. Miro el techo blanco y pasó su mano por su pecho y sintió los latidos de su corazón.

—Noriaki, tú sabrías qué decir.- miró la fotografía que se encontraba en su mesa de noche. Extrañaba tanto a su mejor amigo.— Love Corail.-susurro. Aquel ser humanoide tomó forma de aquello que deseaba en aquel momento.

El chico pelirrojo de ojos violetas apareció en frente de ella. La rodeó entre sus brazos y la pecosa comenzó a sollozar. Al igual que sus lágrimas comenzaron a caer, la lluvia también lo hizo. Era la primera tormenta que presenciaba, ya que los rayos caían muy cerca de donde ella vivía.

—Perdón por no estar para ti cuando lo necesitabas, Kakyion.- lo aferro a ella y sentía sus cálidas manos pasar por su cabeza. —Solo dime que hay un poco de esperanza para mí. Ya no quiero estar sola por el resto de mis días en la tierra.-

Se aferró más a él tratando de encontrar consuelo. Algo dentro de ella le decía que Noriaki ya no se encontraba en él mismo plano astral, haciendo que él llanto no dejará de parar.

DirtyHarryy

➸Hidden Place •●• Jotaro KujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora