16. ᴡʜᴀᴛ ᴅᴏᴇꜱɴ'ᴛ ᴋɪʟʟ ʏᴏᴜ

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"Esta vida parece postrarte de rodillas. Intentas, sangras, entonces finalmente respiras. Ella era el sueño que me tenía despierto toda la noche. No podría enfrentarme al mundo sin sus ojos. Nunca supe hasta que ella desapareció, que mi vida sería un montón de recuerdos."

La vida de la británica se volvió un caos después de Japón. Unos pescadores encontraron su cuerpo cerca de un lago con la ropa desgarrada, brazos atados y moretones en todo el cuerpo. Los recuerdos de aquella noche fueron bloqueados de su mente, pero cada vez que alguien trataba de tocarla lloraba y se llenaba de ira sin razón alguna. A raíz de eso, su padre Beck, decidió internarla en un hospital psiquiátrico en Clifton, después de varios episodios con ataques de pánico y de ira.

Durante el año en el que estuvo internada no se le permitió ver o hablar con algún ser querido, ya que el centro era muy estricto con ese tema. Jotaro nunca se enteró de nada y pensó que la británica lo había hecho a un lado tan rápido, él lo tomó de la peor manera posible, estaba decepcionado de su primer amor. Pasaron unos cuantos meses y la terapia artística la ayudó, al igual que la cocina, fue un tratamiento especializado solo para ella. Dentro del centro de atención mental conoció a muchas personas, y quizás quien más la marcó fue Rivers Cuomo, que para su sorpresa tenía el mismo apellido que la pecosa. Solían hablar cuando tenían tiempo o a escondidas a media noche. Rivers, tenía veintiún años. Sufría de una depresión que fue diagnosticada al estar en Harvard. Tiene una banda que con un solo disco lo lanzó a la fama, al parecer siempre fue introvertido, pero el hecho de someterse a una cirugía e ir con una pierna inservible a la universidad y que las chicas solo lo buscaran por ser Rivers Cuomo lo hizo dudar sobre su vida.

En junio de 1992 dejó la clínica totalmente recuperada, pero a pesar de ello, sentía que le faltaba algo. Al llegar a casa revisó todos los correos, pero ninguno pertenecía a Kujo, su corazón se rompió un poco, así que decidió contactarlo, después de todo él no tenía ni idea de lo que había sucedió. Quería platicarle lo que pasó en su ausencia, pero por más que buscaba formas de comunicarse, era como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Pero la pecosa recordaba algo: Florida. Era aquel hermoso lugar en el que se reencontrarían cuando él empezara su carrera y ella comenzará su maestría, así que habló con su padre sobre lo que deseaba.

Las primeras veces Beck se negó por miedo a que su hija corriera peligro, pero veía las ganas de superarse en sus ojos, así que al mes viajaron a Estados Unidos de América, buscaron departamentos accesibles y comenzaron a formar el plan de vida para los próximos dos años de estancia en el país.

En estas fechas de septiembre el clima es cálido, tanto que podrías ahogarte en él. Pero en la cafetería de la Universidad de Florida se encontraba Isis Cuomo en su primer día en la maestría. Ella tenía claro que todo sería diferente a lo que estaba acostumbrada: habría más investigaciones y menos tiempo libre, pero a pesar de ello, estaba ilusionada con recibir un nuevo título. Se colocó los audífonos y caminó dentro del campus esperando encontrar esos ojos oceánicos. Miraba a la gente que pasaba a su alrededor. Cada rostro, cada cabellera, cada acento era totalmente diferente. Observó su reloj y soltó un suspiro, caminó por las jardineras para dirigirse al edificio designado a su área. Al llegar al aula tomó asiento, y seguido de ella llegó una joven de cabellos ondulados y piel aperlada. Se sentó a su lado y sin perder más tiempo se acercó a Isis.

—Hola, Soy Donia Verneuil.- se presentó. Le mostró una leve sonrisa y tomó la mano de la chica. Donia, pasaba del metros setenta, es delgada y tiene unos pómulos prominentes. Tiene un título en Biología Molecular.

—Isis Cuomo, Un gusto.-

—No soy buena siendo amigos, pero este año me decidí por cambiar... Espera.- levantó una de sus cejas y examinó de pies a cabeza a la pecosa mientras ponía una mano en su barbilla. La británica sudo frío por la forma en que la italiana la miraba. —¿Te conozco de alguna parte?, siento que sí, pero ¿Dónde?-

—Creo que lo recordaría si fuera así.- rió nerviosa.

—Mierda, claro que te conozco, hace más de un año salió una publicación tuya sobre un tratamiento para la psoriasis en NATURE, Dios Mío, mi madre no me creerá cuando le cuente.- Chillo emocionada. Su rostro se relajó al escucharla decir esas palabras, se sintió aliviada sin razón alguna. —Freya se morirá de envidia al saber que te conozco, es que Dios mío, no sabes lo tanto que mi madre y yo hablamos de tu investigación.- Sus mejillas se sonrojaron y sintió alegría que alguien la tomara en serio en el área de investigación.

El tiempo pasó muy rápido para Isis, sus clases terminaron y platicaba con la italiana. Donia no era tan tímida como ella decía, era fiestera y se aventuraba por la vida, era esa clase de amiga que te inspira a salir de tu zona de confort. Vivía en una departamento con 3 chicas más, con las cuales cada sábado por la noche hacían un karaoke. Conocía mucha gente, le platicaba sobre personas que no conocía y varias preguntas llegaron a la cabeza de Isis: ¿Podría conocerlo?¿Y si no es así? ¿Y si él no vino a Florida?

—¿Qué hay de ti, Cuomo? ¿Qué te hizo venir a Florida?- dijo la morena mientras tomaba de su jugo de frutas. Isis se tensó y un extraño nerviosismo se originó en su estómago.

—Supongo que tengo que ponerte en contexto.- dijo un poco avergonzada. — Bueno, desde que recuerdo siempre quise venir a Florida, era mi plan principal, pero me fui a Japón de intercambio y me enamoré de un chico...

—Oh...- murmuró. — No pareces ese tipo de chica...

—Se supone que nos encontraríamos el año pasado, pero por problemas con mi salud no pude venir, y ahora no sé si él está aquí.-

—Quizás lo conozca, ¿Cuál es su nombre?

—Jo..Jotaro Kujo.- la italiana se detuvo en seco mientras caminaban. La sangre se le congeló y soltó un suspiro. —¿Sucede algo?-

—Eh... sí lo conozco.- confesó. Siguió caminando sin despejar el popote de sus labios. — Es amigo de una de las chicas con las que vivo. Él no es muy sociable, a mi parecer es demasiado frío, aunque no le quita que es muy guapo, lástima que no me gusten los hombres.- confesó. —Bueno, si es así, puedes encontrarlo en la playa a eso de las ocho de la mañana, cerca de las escolleras, muy poca gente va a esa parte.-

—Vaya, no sabes lo nerviosa que me siento. - Salto de alegría, pero Donia la tomó del hombro e hizo que la mirara. —¿Qué?- se le quitó la sonrisa que traía.

—He escuchado cosas, solo ten cuidado.-

DirtyHarryy

-Nature es una revista científica muy reconocida mundialmente.

➸Hidden Place •●• Jotaro KujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora