14. ʙᴀʙʏ ʙᴇ ᴍɪɴᴇ

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"No necesito sueños cuando estoy a tu lado, cada momento me lleva al paraíso, cariño, déjame abrazarte, déjame calentarte en mis brazos y derretir tus miedos, déjame mostrarte toda la magia que un amor perfecto puede hacer"

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"No necesito sueños cuando estoy a tu lado, cada momento me lleva al paraíso, cariño, déjame abrazarte, déjame calentarte en mis brazos y derretir tus miedos, déjame mostrarte toda la magia que un amor perfecto puede hacer"


Mayo, 1989.

Una cita se convirtió en dos, dos en tres y así sucesivamente, pero hoy era un día especial para Jotaro. Había planeado este día por semanas, y no podía ser un desastre. Vio por última vez su cabello y salió de su habitación con una notable sonrisa. Sus citas eran parecidas a sus salidas normales que anteriormente tenían, con la gran diferencia que había unos cuantos besos. Pasaría por ella dentro de media hora para así poder irse juntos al acuario. Salió al jardín para cortar un par de flores para su preciada chica. Revisó que su madre no estuviera cerca y cortó las más lindas según su gusto. Las acercó a su nariz y las olió imaginando aquella sonrisa que tanto le gustaba.

—Jojo- abrió los ojos con sorpresa encontrándose a Holly en frente de él. La mayor sabía lo que pasaba con su hijo y él porque estaba saliendo tanto de casa últimamente. Confiaba mucho en Jotaro, pero después de todo no quería un nieto tan pronto. Saco de su mandil un par de condones y tomó la mano de su hijo para asegurarse que él las tomara. El moreno se sorprendió por la actitud de su madre y ocultó su mirada debajo de su gorra. —Cuídate.- beso su mejilla y desapareció de su vista.

Más tarde se encontraba en frente de la puerta roja. Sus manos sudaban y a pesar de ello decidió dar pequeños toques. Al tenerla frente a él se quedó sin palabras, lucía hermosa de pies a cabeza con aquel corto vestido. Jotaro por más que quería poner atención a los ojos cafés de la chica no podía evitar ver aquel escote que dejaba observar un poco de lo que ella tenía. Él estaba tan acostumbrado a verla con aquella bata de laboratorio que cubría la figura de la chica. Isis no era singularmente delgada, se podría decir que tenía algunos kilos de más que estaban bien proporcionados a su cuerpo. Isis tocó un poco para llamar la atención de Jotaro y las mejillas de aquel chico se coloraron de la vergüenza de haber sido pillado.

—¿Nos vamos?-

No pasó tanto tiempo y pasaron aquella tarde comiendo en algún restaurante en el gran Tokio, bromeaban y hablaban de su día a día. Le gustaba pasar tiempo con Jotaro, pero temía acostumbrarse tanto a él, después de todo ella no se quedaría tanto tiempo en Japón como le gustaría. Por otro lado, el moreno tenía su cabeza recargada en una mano mientras admiraba aquel perfil, no podía creer que alguien como ella existiera en aquella dimensión.

3:45 pm

Al llegar al acuario se le ofrecieron folletos y algunos recuerdos del lugar, caminaron sin decir nada, simplemente disfrutaban esos momentos en el cual el silencio inundaba ante ellos.

—MIRA, HAY MEDUSAS POR ALLÁ- gritó emocionada. Tomó la mano de su acompañante e hizo que la siguiera casi corriendo.

Pego sus manos a la exhibición y admiro cada medusa que había nadando. Una sonrisa involuntaria salió de los labios del moreno al ver tal escena, fue cuando todo dio un clic dentro de él. No quería decir que se estaba enamorando, pero cada pequeña cosa que Isis hacia lo tenía encantando, no quería decir que estaba enamorado pero cada vez que ella lo besaba se sentía bien de nuevo consigo mismo, cuando estaba con ella olvidaba cada cosa que sufrió en Egipto, ella era una cosa que únicamente te pasa solo en sueños.

—Isis...-

— ¿Sí?- giró su cabeza y observó a su acompañante.

—Si te dijera todo lo que siento, aún así, ¿Seguirías conmigo?- dio media vuelta y caminó a donde él se encontraba.

—...

—Me temo que me estoy enamorando de ti...- cubrió sus ojos con el sombrero esperando su respuesta. Definitivamente le decía la verdad, ella lo hacía sentir fuerte y débil al mismo tiempo, derretía cada ser de su interior y lo hacía ser la persona que era antes, con ella no temía, con ella se sentía seguro. Isis era la correcta.

—Jotaro...- dijo su nombre llamando la atención del moreno. Sonrió suavemente y miró a sus ojos esperando una respuesta desesperadamente, hasta que aquel brillo en sus ojos sobresalió.

El corazón de Isis comenzó a latir más rápido mientras lo miraba sorprendida. ¿Lo había escuchado bien? Lo miro tontamente, hasta que el moreno soltó un pequeño gruñido y río a lo bajo.

—Deja de enloquecer por dentro.- mostró una de esas raras sonrisas y siguió mirando las medusas, ahora se sentía avergonzado.

La pecosa río y bajo la mirada. Jotaro se giró en su dirección y aquella mano viajó por el brazo de la pecosa, luego por el hombro, hasta llegar a su mejilla. Presionó sus labios contra los de ella, en un dulce beso. Isis se derritió casi de inmediato, sus manos buscaron su rostro, agarrándolo para hacer ese beso más profundo. Permanecieron así por varios instantes, besándose. Se alejó lentamente, levantando su sombrero y poniendo su frente contra la de él.

—Jotaro Kujo, también me he enamorado de ti.-

Fue encantador para ella ver su cara normalmente estoica suavizarse a la luz azul del acuario. Jotaro tocó el costado de su mano con el de la castaña y observaron felizmente las medusas mientras flotaban en su exhibición. Llegando a casa prendió la radio y colocó una de las mezclas que tanto le gustaban. La melodiosa voz de David Bowie sonó al instante, haciendo que la joven moviera las caderas en un intento de baile. Jotaro reía mientras la observaba hacer tonterías. La castaña estiró su mano hacia el moreno y aquel se negó a bailar, pero la chica no se dejó vencer y se apegó a su cuerpo. El de cabello ondulado la rodeó con sus brazos y se movieron así al ritmo de la música.

Más tarde Isis se dejó caer en su cama mientras que Jotaro veía aquellas estrellas brillando en la fría noche. No lo pensó dos veces y se acostó a su lado. Olió aquel perfume floral que emanaba sus cabellos sin temor alguno.

—¿Qué haces?- dijo con una risita al último.

— solo quiero recostarme a tu lado por un momento.- susurro en el oído de la contraria. Colocó una de sus manos en su cintura y la apegó a él. Disfruto ese momento como ninguno otro, era perfecto a su parecer para decir cosas que no diría normalmente. — te ves tan hermosa esta noche...- suspiro.—Tienes unos ojos tan encantadores, y tus labios son tan suaves.-las mejillas de la contraria se sonrojaron, podía decir que estaba por perder el aire al presenciar tal escena. Este no era el Jotaro problemático del cual todo mundo le hablaba, este chico era distinto a lo que decían, era un encanto en un lugar escondido. —Sabes, mucha gente no logra entenderme, pero es porque no me conocen en lo absoluto, solo quiero tocarte y sostenerte, te necesito, Dios mío, en serio te necesito, te quiero tanto, Isis...

DirtyHarryy

➸Hidden Place •●• Jotaro KujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora