"Si un autobús de dos pisos se choca con nosotros, morir a tu lado sería una manera tan celestial. Si un camión de diez toneladas nos mata a los dos, morir a tu lado, el privilegio va a ser mío."
Condujeron novecientas millas hasta que llegaron a Indianápolis, Indiana. Dejaron todo atrás para empezar una nueva vida juntos. Isis conducía mientras Jotaro veía aquel perfil que tanto amaba. La radio se encontraba encendida y pasaban varias canción de diferentes artistas, desde Prince hasta Madonna, pero la atención de ambos fue captada por el presentador al decir la siguientes palabras: "Esto es Only in Dreams de Weezer, escrita por el cantante Rivers Cuomo. Hace semanas hablo sobre esto y al parecer fue escrita para una chica que conoció en el centro de rehabilitación." La canción comenzó a reproducirse haciendo que el ambiente se tornara incómodo para ambos.
"No puedes resistirte a ella. Está en tus huesos, en tu médula y de regreso a casa no puedes evitarlo. Ella está en el aire entre las moléculas de bióxido de carbono."
—Se llama igual que tu Stand, ¿Él sabe algo sobre eso?- la sangre de la pecosa se congeló. Comenzó a respirar lento tratando de tranquilizarse y darle una buena explicación al moreno que se encontraba molesto.
—Yo... creo que solo es una coincidencia. Él hablaba con muchas chicas y...-
—No trates de mentirme, Isis.- interrumpió Jotaro. Isis suspiro fastidiada y se giró para poder ver el rostro al moreno.
—Estoy escapando de mi realidad contigo, ¿Eso no es suficiente para ti, para darte cuenta de lo tanto que te amo?- volvió a mirar la carretera y abrió los ojos al ver lo que venía de frente.
Freno del golpe haciendo que su pareja se golpeara con el techo de su propio automóvil. Un grito ahogado salió de su garganta y su vista se nublo hasta que dejó de ver. El auto chocó contra el camión de pasajeros dejando a esos dos jóvenes entre los escombros.
En la mañana del cuatro de octubre los teléfonos de ambas familias recibieron la noticia de que sus hijos se encontraban hospitalizados en el hospital general de Indiana. Jotaro Kujo fue el primero en reaccionar, después de semanas, su cuerpo no se encontraba del todo bien, pero por lo menos había despertado, pero Isis Cuomo no corría la misma suerte. Cuando la vio sobre la camilla conectada a varios cables, su corazón se detuvo por un instante. No podía creer lo que había pasado y como todo había acabado. La sensación de querer morirse le llegó a su mente. ¿Cómo su pequeña Isis se encontraba de esa manera? ¿Por qué no fue al revés? La culpa lo invadía, si tan solo no hubiera comenzado esa tonta discusión, ella estaría a su lado. Él no sabía si a esto llamarlo karma o destinó.
"Recuerdo cuando viniste tú... me enseñaste como cantar, ahora... eso parece tan lejano. Sé que estás esperando por mí en el otro lado"
2 de Julio de 1998.
La fría lluvia caía sobre su piel mientras caminaba por las húmedas calles de Washington, DC. Aquel hombre mostraba ese rostro estoico de siempre, parecía que nada podía dañarlo, pero nadie se imaginaría, que el miedo a dormir lo aterrorizaba, porque cada vez que cerraba sus ojos los recuerdos de Egipto y del accidente automovilismo lo invadía.
"¿Cómo despiertas a alguien desde el interior de un sueño?" pensaba en todo momento. Quería que de alguna manera la chica que se encontraba sobre la camilla despertara. Cuánto extrañaba escuchar su dulce voz...
—¿Por qué venimos hasta acá, papi?- preguntó la pequeña que lo acompañaba con una sombrilla en manos. Jotaro bajó un poco su sombrero y miró a la pequeña que estaba a su lado.
—Quiero que conozcas a una vieja amiga- contestó a su única hija.
Ambos llegaron a la sede de la fundación Speedwagon. Y fueron atendidos de inmediato. Jotaro Kujo y el caso de Isis Cuomo eran importantes para la fundación y de ninguna manera podían fallarle. Dejaron sus prendas húmedas y sus sombrillas en una canasta y caminaron varios pisos arriba hasta llegar a la habitación veintisiete del lugar.
—Señor Kujo, buenas tardes.- hablo la mujer que se acercaba a ellos.
—¿Ha dado alguna señal?- pregunto evitándose rodeos.
—Se le ha encontrado derramando lágrimas, fuera de eso, no hay nada más. Hemos estado dándole un tratamiento para evitar que cualquier organismo quiera atacar su cuerpo, y a pesar de los años, lo toma muy bien.-
—¿Puede dejarme un momento con ella?-
El médico salió de la habitación. Jotaro tomo asiento cerca de la camilla y tomo la manos de su amada. Jolyne miraba a la mujer viendo el parecido impresionante que tenía sobre la chica que salía en las fotos que su padre tenía en su cartera.
—Debe tener mucho sueño como para no despertarse a pesar de que hacemos mucho ruido.- hablo la pequeña Kujo. Un nudo en la garganta se hizo presente en Jotaro. Mordió su labio inferior tratando de aguantar el llanto y no mostrarse débil en frente de su hija. —Voy a pintarle las uñas, quizá cuando las vea se sienta tan feliz, ¿Qué color le gusta, papá?-
—Su color favorito es el Azul, yo creo que le encantaría verlas de ese color.-
La pequeña emocionada comenzó a sacar los barnices de la mochila rosa que su madre le había puesto antes de salir de casa. Se sentó en la camilla y comenzó a pintarse las uñas saliéndose del contorno. Varias dudas comenzaron a invadir y su padre era el único que podía responder.
—¿Cómo se llama? ¿Cómo se conocieron?¿Mamá y ella eran amigas? ¿Por qué está en este lugar?-
—Jolyne, dame un respiro, cariño.-
—Eres un aburrido.- se quejó la menor.
Vio a su hija molesta y se quitó la gorra que tenía puesta. Volvió a tomar una de sus manos y vio ese rostro.
—Su nombre es Isis Cuomo, hoy cumple veintinueve años. Es una chica muy inteligente. La conocí cuando yo tenía dieciocho y ella veinte años. Se llevaba muy bien con tu abuela Holly. Tu bisabuelo Joseph la adoraba, de hecho, él la llevó a casa para presentármela, pero yo ya la conocía. Me enseñaba química, y por ella me anime a viajar a Florida para estudiar lo que yo quería. Fue ahí donde conocí a tu madre.- Suspiro. —de hecho, ella fue la primera chica con la cual me lleve bien, no me molestaba y se preocupaba tanto por mi futuro. - Las lágrimas del moreno comenzaron a derramarse sin creer que ella a pesar de los años seguía sin responder. Jolyne dejo el barniz a un lado y se acercó para poder abrazar a su padre. La pequeña comenzó a llorar por verlo en aquel estado. ¿Por qué el hombre que más admiraba se encontraba de esa manera? —No puedo creer que todo lo que pasamos se tuvo que resumir en esto, Cariño.-
Fin.
DirtyHarryy
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➸Hidden Place •●• Jotaro Kujo
Fanfic"... Él es el más bello, el más frágil y aun así fuerte. Un aura oscura y divina. El inventa un encanto que lo vuelve invisible. Se esconde en su cabello, ¿Podre ocultarme ahí también?, buscare consuelo en ese lugar escondido..." ••Los personajes le...