13. ɪ ᴡᴀɴᴛ ᴛᴏ ʜᴏʟᴅ ʏᴏᴜʀ ʜᴀɴᴅ

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"Cuando te toco, me siento feliz por dentro

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"Cuando te toco, me siento feliz por dentro. Es un sentimiento tal, que mi amor no puedo ocultarlo"

9:15 am

Se sentaron ambos en la mesa y comieron en silencio. Al terminar Isis relajo su compostura, y puso los codos sobre la mesa. Mientras que la pecosa solo lo miraba, él desviaba la mirada a todos lados para que el color no subiera a sus mejillas.

—Deberías darme tu ropa y tomar un baño, tengo secadora, así que es probable que esté tu ropa dentro de media hora, así que tomate tu tiempo, hay una tina.- le guiño en un intento de parecer coqueta haciendo que el joven se atragantara. —Joder, era broma, tranquilo.- comenzó a reír.

El joven hizo caso a lo que la química le había dicho después de terminar su desayuno. Por su parte, se metió a lavar la ropa del muchacho y se dispuso a limpiar su casa para que estuviera más presentable. Un toque a la puerta llamó su atención y camino con una sonrisa a la puerta para abrirla y encontrarse a la persona que menos se esperaba.

—¿mamá?- el aire se le salió cuando vio a la mujer de cabellos negros crespo en frente de ella. Sus ojos se llenaron de lágrimas y un nudo en su garganta se formó.

—¿Qué manera es esa de recibirme Isis Elizabeth Cuomo? ¿Eso te he enseñado?- se apegó a su madre y no la soltó. —Te extrañe tanto cariño, no sabes cuánto tuve que insistirle a tu padre que me dejara venir.- se alejó de su hija la miró de pies a cabeza. —Bajaste un poco de peso, ¿Estas comiendo bien?

—Si madre, tranquila, dime ¿Cómo te fue en el viaje?-

La señora Cuomo se sentó en el sillón y dejó todo su cuerpo descansar. Tomó el sombrero que se encontraba a su costado y observó cada detalle dorado por último miró a su hija que se encontraba en el cuarto de lavado esperando a que se despejara para comenzar a bombardear de preguntas.

—Mejor de lo que esperaba, pero...- suspiró y dejó la gorra de una lado. —¿Estás durmiendo con alguien, Isis?- las mejillas de la pecosa se tiñeron de rosa al escuchar a su madre decir aquellas palabras. —Isis...-

—No estoy durmiendo con nadie, pero sí estoy conociendo a una persona.- bajo la mirada y sonrió para sí misma. Su madre se paró del sillón y se colocó en frente de su hija mayor.-.

—Diré que te creo, pero tú sabes muy bien que tu padre ni yo te apoyaremos si llegas a tener un...-

—Madre, tranquila, es en serio, no me he acostado con él.- La interrumpió, quizás en el pasado aquella falta de respeto sería sancionada, pero ahora que había cambiado y ya no era una niña lo entendía.

—Está bien, está bien, pero recuerda que los japoneses tienen el pene chico y no quiero que vivas con esa tragedia toda tu vida, cariño, tú sabes que te amo, pero... no me agradan tanto los japoneses.- comenzó a reír la mayor. —¿Cuándo tendré el placer de conocerlo?-

—MADRE, MI PADRE ES JAPONÉS, NO TIENES EL DERECHO DE QUEJARTE.- Grito la chica sonrojada. Una imagen de su padre llegó a su cabeza y se maldijo por dentro. —OH, MADRE, POR ESO TE CASASTE CON PAPÁ.

—Es mitad japonés, además... No podía dejar ir a un japonés con un pene de ese Tama...-

—BASTA, BASTA, no quiero saber más de su vida sexual- interrumpió. — Mierda, mierda, él también es mitad japonés- susurro.

—Entonces... ¿Cuándo lo conoceré?- empujo con la cadera a su viva imagen y aquella río.

—Qué desesperada eres, mujer.- se quejó. —Te lo presentaré en cuanto salga de la ducha, no comas ansias.- su madre formó un círculo con sus labios y juntó sus cejas mirando más a su hija. —Madre, no- la señalo. —No es lo que crees, cuando estemos solas te contaré lo que paso, pero no empieces, no ahora.-

La castaña se separó de su madre y camino a su área de lavado y tomó las prendas secas del muchacho. Se dirigió al baño y tocó la puerta, hasta que la perilla giró. El moreno se asomó e Isis le regaló una sonrisa, le extendió su ropa y besó su mejilla, para después susurrar algo en su oído.

—Mi madre llegó hace unos minutos, te lo digo para que no te tome de sorpresa.-

Camino moviendo sus caderas y volvió a la cocina para recoger todos los platos que le faltaban. No pasó tanto tiempo y Jotaro llegó a la sala llamando la atención de la madre de la chica que tanto le gustaba. Jotaro aparentaba verse calmado, pero su mente iba a mil por hora al saber que todo esto podía malinterpretarse. Al ver a la pequeña mujer se sorprendió del parecido que había, lo único que tenían diferente es que su madre era un poco más morena y tenía el cabello ondulado, mientras que Isis tenía el cabello lacio y piel blanca.

—Tú debes ser el novio de mi hija.- gritó la mujer mientras saltaba arriba del muchacho. Isis al escuchar eso corrió hacia Jotaro y separó a su madre de él. Ahora se sentía avergonzada por la actitud de su madre. — Lo siento, lo siento, sólo quería sacarlo un poco de su casillas. Ahora Isis, no seas maleducada y preséntame a mi yerno.-

—Kawit...- su voz se escuchaba enojada mientras susurraba aquel nombre. La mujer solo se limitó a sonreír. Isis miro a Jotaro pidiendo disculpas y por alguna razón aquel lo entendió. — Jotaro Kujo, te presento a Kawit Pranarat de Cuomo, mi madre.-

—¿No es muy grande para ti?- susurró de una manera en que Jotaro escuchara aquel comentario.—¿Por qué no habla tanto? ¿Está nervioso?- El de cabellos negros comenzaba a irritarse de lo tanto que hablaba aquella mujer. Le recordaba tanto a su madre y abuelo, y si pudiera decirlo, sería una mezcla perfecta de ellos dos.

—Tengo dieciocho años, y no suelo hablar mucho, de hecho, no sé cómo logré tener un lazo de amistad con su hija.-

—¡DIOS MIO! este hombre tiene buenos genes, no parece de su edad.- habló con emoción.

Se quedaron hablando toda la mañana sobre sus vidas. Kawit preguntaba y Jotaro respondía, pero quizás lo que más le agradaba era la manera en que veía a su joven hija. Nunca había visto esa mirada en ninguno de los exnovios, y le sorprendía un poco, ya que a pesar de que Jotaro era muy serio, su mirada expresaba mucho. Se sintió segura al ver esa gran sonrisa de su hija, pues para ella, verla feliz era lo más que pedía en su día a día. Después de un rato la mujer se levantó del sillón para irse a la habitación de su hija, besó la mejilla del muchacho y se llevó su maleta consigo para no dejar un desastre en la sala. Cuando la puerta cerró Isis le mostró una sonrisa y se acercó al moreno.

—Perdón por eso, sé que no te agrada ese tipo de personas, pero...- Jotaro la interrumpió uniendo sus labios con los de ella.

Aquellos besos eran suaves, y húmedos. Jotaro le gustaba la cercanía que tenían y amaba la manera en que ella podía volverlo loco, se sentía afortunado de haberla conocido. Se separaron y se miraron directamente a los ojos, era ese tipo de miradas en cual le dices a la persona lo tanto que lo quieres, después de todo existía una conexión entre ellos dos.

-Dirtyharryy

︎El nombre de la madre de Isis es egipcio, pero el apellido es tailandés.

➸Hidden Place •●• Jotaro KujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora