Capítulo 1 🔍

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#1

Autos pasar,lluvia caer y pasos sobre charcos en una profunda noche completaban el posible escenario melodramatico ocurriendo justo en aquel momento,como una película de romance y tragedia cercana a comenzar.

Poca prisa cargaba la única persona presente ahí. Cabizbaja de cabello desordenado cubriendo su rostro,sosteniendo ambas jóvenes manos un paraguas.

Pretendiendo ser fuerte,asunto  infantil no debía repercutir mucho en su cotidianidad, olvidarlo pronto sería mejor. Es triste pero habitual, existen personas que sienten placer al jugar con los sentimientos más puros de otros para después tirarlos igual que basura,siendo una víctima más del problema.

Una y otra luz vehicular pasaba indiferente sobre ella, esa madrugada no deseaba llegar a casa. No tendría problema, nadie le esperaba.

Mordiéndose el labio inferior,repasaba en su mente cualquier mínima acción que justificara su actual desgracia, encontrándose con ninguna.

Nunca es tu culpa cuando alguien juega contigo.

Todo se rompió al pasar un automóvil a un costado suyo, levantando montones de agua acumulados sobre el suelo y cayendo patéticos sobre ella. Ahí fue cuando la primera lágrima salió, después sollozos, jamás dejando de caminar.

Lejos,metros de distancia al frente y distinguió una silueta tambaleando aproximarse. Cambiando su rostro demacrado a uno duro para evitar cuestiones de extraños, limpiando sus lágrimas con el antebrazo y parándose derecha.

Mientras la extraña forma se acercaba, ella imaginó desde un borracho hasta una clase de monstruo nuevo de Beika. Nada de eso,se hacía más pequeña y parecía estar corriendo medio agotada. Por instantes, olvidó su trivial problema.

Más pequeña, más cercana.

<< ¿Un... Niño? >>

A la mitad de la noche, irresponsables en gran medida los ciudadanos de la ciudad. Captando dicha situación, trató de darse una idea y esperaba estar incorrecta. Se sobresalto cuando esta resbaló de pronto y dió cara contra el suelo, quedándose quieta. Incluso alcanzó a percibir el sonido del golpe.

Dejó caer su paraguas, dirigiéndose inquieta a la silueta caída. Teniendola a centímetros, se agachó comprobando la identidad de un niño, niño con ropas grandes para su edad llenas de lodo y con un extraño olor parecido a leña quemada.

—¡Oye! ¡¿Estás bien?! ¿¡Me escuchas?!—preguntaba con preocupación.

Alcanzando su paraguas sobre el suelo, pudo cubrir al chiquillo de la lluvia. Él reaccionó a tal acción.

Agotados ojos medio llorosos fijaron dirección a ella,una repentina sonrisa irónica, después cayó desmayado.

El lugar contiguo alrededor fue su hogar, lo llevo ahí en brazos. Planeaba llevarlo a una estación policíaca después del siguiente amanecer. La lluvia empeoró.

Sintiéndose frío y solitario el lugar, dejó al chico sobre un sofá de la sala y apresuró a preparar comida en su cocina.

Regresando a dicha habitación con una cena rápida miró al chiquillo sentado, observando a través de la ventana más cercana el paisaje dado por el triste aguacero. Suspiró antes de dirigir sus ojos a ella.

—¡Ah! Yo soy... —se presentó adecuadamente con nervios. Con rostro infantil pero extraños y azules ojos fríos. —Te encontré y decidí tráete... Espero no molestarte.

Con una gélida mirada, parecía criticar las acciones de la chica y analizar su entorno.

—Gracias. —murmuró. Aquella palabra sonó casi rendida, como si él no tuviera otro remedio que aceptar.

Depositando los alimentos cerca de él, se sentó a su lado. Él observaba con detenimiento cada movimiento, desconfiado. Parecía no creer su actual situación.

—Te ves muy mal. ¡Traje la cena por ahora! —indicó entregándole un vaso. —¿Qué hacías solo por ahí?¿Estás bien? Si lo deseas mañana puedo llevarte con tus padres o a la policía, seguro te buscan.

—No. —negó frío. —No me buscan. —aseguro, quebrándo enseguida sus falsas reacciones.

—¿Uh? —balbuceo ella, no entendiendo del todo. Pensó un momento la posibilidad de un abandono.

Una gota de lamento imperceptible en un primer vistazo salió de sus ojos.

Entrando en pánico, la chica se apresuró a intentar hacer distracción.

—¡Ah! ¡No me has dicho tu nombre! —agregó con una sonrisa desesperada.

Frotando rápido sus ojos, el chico trato de contestar tranquilo.

—Edo-... —corto de pronto. Extraño para ella, evitando cuestionar. —Shinichi. Kudo Shinichi. —dijo con melancólica anormal de un niño.

Nombre conocido, la joven no recordaba de quién.

—Hmm. Ya veo.

Levantándose con los trastos dados, ella se dirigió a la puerta con una sonrisa adormilada.

—Puedes quedarte aquí. Si necesitas cualquier cosa dime. Descansa. —murmuró intentando calmar el (de alguna manera) triste ambiente.

—Gracias. —volvió a decir. Conservaba esos misteriosos ojos inexpresivos de nuevo.

Saliendo,dicha muchacha recargó su espalda sobre la puerta cerrada de dónde venía. Por última vez, dejó ir una lágrima hacia su pasado sabiendo que el individuo detrás también lo hizo.

Tal vez, solo tal vez, ella soño tiempo antes que pasaría después aquel encuentro.

Bajo la lluvia. ☘️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora