Capitulo 3 🔎

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Díaz después, conociéndose más, dichos personajes decidieron salir a cenar juntos, con miedo pero seguros de no ser encontrados.

Sentados como hermanos, ambos revisaban un menú gracias al trabajo de la chica, quién tenía pequeños ahorros para darse  lujos menores.

Mala idea.

De forma extraña, el chico se comenzó a poner nervioso. Fácil deducir que fue debido a la entrada de una joven. Cabello castaño, diadema y ojos azules con atuendo juvenil, sola, de aparecía simple.

¿Acaso tenía que ver con su pasado?

¿Aquella chica era quién mencionó cómo su mejor amiga?

¿Cuánto miedo tenía de afrontar la realidad?

—Vuelvo en un momento. No te preocupes por mí. —aseguró dirigiéndose a los baños del establecimiento.

La joven castaña terminó sentándose en un lugar lejano y con poca visibilidad a ellos.

Regresando él, con cautela y ella evitando preguntar, bajó la guardia un rato mientras cenaban. Mientras se dedicaba a comer, sin previo aviso, por casualidad la chica protagonista vió a sus costados.

Rápido, amenazante y con horrible expresión en su rostro. Pronto, un vaso que salpicó toda su mesa y fue vertido sobre Shinichi.

—¡¿Cómo tienes el descaro de estar por aquí?!¡Maldito! ¡No sabes lo mal que la pasa Ran por tu culpa! —exclamó para apresurarte a irse.

El joven observaba el suelo con culpa, una profunda tristeza invadía sus ojos.

Ante tal descaro, su acompañante se levanto. Sin dudar, tiró una bofetada llena de furia a esa otra chica.

—¡¿Cómo te...?! ¡Él es un mentiroso! ¡No hay por qué defenderlo! —exclamó para salir corriendo enseguida.

Sentándose conmocionada, una camarera del lugar se acercó a ella con una toalla que cedió al detective.

—¡Que valiente eres! —la felicito entusiasmada.

—Solo lo hice por impulso. Yo no... —fue interrumpida.

—¡Pero es la niña de los Suzuki! ¡Nadie se atreve a tocarla!

—¿Qué? —ahora entendía. Ciertamente su apariencia le resultó conocida, los dueños de la famosa tienda departamental dónde trabaja eran la corporación Suzuki. —¡Estoy perdida!

Después de un rato, ambos salieron del lugar, dirigiéndose caminando a su hogar. Una llamada de una compañera de trabajo, antes de contestar, ella sabía el propósito de dicha llamada.

—¿Cuando firmó mi despedida y recojo mis pertenencias? —dijo apenas respondió.

—Mañana. Lo siento. —dijo la voz detrás.

—Okey, gracias. —colgó.

No debía derrumbarse. Buscar un rápida solución debía ser su nuevo propósito.

—Lo siento. —murmuró ahora la voz a su lado. —Lo siento de verdad...

—¡Oh! ¡Vamos! Ya encontraré otro trabajo mejor. —aseguró animada.

Un frío inmenso se apoderó del ambiente, el chico se posicionó a su frente, haciendo un reverencia exagerada.

—¡Lo siento!¡Lo siento!¡Lo siento! —no dejaba de repetir.

Ella se apresuró a detenerlo.

—No te preocupes por eso. No es tu culpa. —lo miró a los ojos mientras mantenía con esfuerzo una leve sonrisa.

Bajo la lluvia. ☘️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora