Capitulo 5 🔎

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Después de numerosos interrogatorios y pocos chequeos, terminó saliendo del hospital la tarde siguiente con una venda en cabeza.

Shinichi le esperaba en la sala de espera, sonriendo.

—¿Todo ha salido bien?

—Sí...

Caminando fuera del lugar, la chica seguía con extremo cansancio pensando en el suceso de la pasada noche.

—Oye.—llamó Shinichi nervioso.

—¿Qué pasa? —preguntó extrañada.

—Debo decirte algo... —dijo con un raro aire triste.

—¿Eh?¿Qué? —preguntó curiosa.

Shinichi dudo, no seguía alegre. Y ella tenía una mala corazonada.

—La organización... Ellos... Incendiaron tu hogar.

La chica detuvo su paso en seco.

Con triste rostro, Shinichi parecía arrepentirse de hablar con tal franqueza.

—¿Qué has dicho?

Shinichi lo repitió con más seriedad, siendo casi gélido. Así acostumbraba, a ser indiferente en los casos.

—¿Qué piensas hacer? —lanzó cruel cuestión.

Ella había trabajado mucho en sus pertenencias, demasiado. Y ahora, no tenía nada.

El cielo dejó escapar relámpagos y pronto comenzaron a caer frías gotas.

Shinichi sonrió de lado, rendido o comprensivo.

—Creo que ahora puedo regresar a mi hogar. —dijo. —¿Quieres venir conmigo?

Ella lo miró sin esperanza. En su cabeza pasaban mil cosas.

—¿Qué...?

—No puedo remediar tu casa, ni mucho menos. Y tú has hecho demasiado por mí, déjame compensarlo ahora que puedo.

Decir aquello sería enfrentar su reciente y triste situación, él en verdad no quería, pero no es cómo si dejara de pensar en ello todo su tiempo. Debía afrontarlo para superar los recuerdos en su corazón.

—Hattori me lo sugirió. No puedo dejar que el tiempo pase, debo arreglar todo mientras pueda. Perdí muchas cosas importantes por esperar. —miró al cielo con dolor. —Lo digo en serio. Quiero que tú seas quién me acompañe. —diciendolo con tanta seguridad que por poco la hacía estremecerse. Al notar ninguna respuesta, pareció confundido y triste. —¿No... Puedes?

—Yo... —susurró intranquila, atónita.

—Acordamos vivir juntos ¿No es así? —recordó burlándose.

Dirigiéndose a ella invasivo, tomó su mano.

—No te rindas. Siempre puedes superarlo. —decía dulces palabras viéndose ojos a ojos.

—Shinichi...

—Quédate a mi lado. Te ayudaré, como lo hiciste tú conmigo.

Unas pocas lágrimas recorrieron el rostro de la chica, calmando de pronto.

—Gracias. —habló tranquila. Aferrándose a su mano.

Él acarició su rostro con suavidad, viéndola con lastima.

—¡Vamos! —corrió de pronto sin soltarla.

Recorrieron largas calles por un tiempo, hasta llegar a una repleta de grandes casas. Entre la lluvia, había una mansión que parecía abandonada, casi como una casa del terror.

Bajo la lluvia. ☘️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora