Cuarenta y cinco

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Es otro de esos días horribles por los que el sol se cuela por la ventana.
Las cortinas no hacen nada. Bueno, si es que a esos trozos de tela se les puede llamar cortinas.
A diferencia de otras veces, la luz chica con brutalidad contra los ojos de Leandro. Tiene frío. No lleva camiseta y mucho menos calzoncillos. En algún lado están. Le sorprende no tener una resaca encima de no poder levantarse de la cama. Estira sus brazos y bosteza.

Akira se da cuenta que está despierto. Él lleva ya diez minutos despierto. Esos diez minutos los ha invertido en pensar, mirando las calles apagadas y llena a de humedad, entre el humo del cigarro que se está fumando. A lo lejos ve más y más edificios. También consigue ver donde comienzan esas colinas que acaban en barrancos. Ahí tiran mucha mierda las empresas. Las mismas que te venden una sociedad ecológica y verde. Tiran mierda y los sentimientos de las personas.
Ha estado pensando en el por que se su corazón nombrando sangre tan fuerte y rápido. No acaba de entenderlo. Bueno, miente. No quiere entenderlo. Prefiere ahorrarse malas noticias.
Tira el humo por la rendija que abre la ventana. Se escapa. Como si fueran presos huyendo de la cárcel. El se siente un preso después de todo. La cárcel es la ciudad. O la cama en la que está sentado.

-Buenos días. -susurra el castaño a sus espaldas.

-Buenos días... -repite Akira, sin mucho reparo. -el moreno sonríe al ver su espalda. Está desnuda. Sus piernas no.
Se acomoda y se tapa hasta la cintura. Estira su brazo a su espalda.
Ahora va recordando un poco todo.
Follaron, si. Y además follaron de una forma que a su parecer... bueno, da igual. No se. Está ocupado mirando su espalda y el humo salir por delante de su melena negra.

-¿Me das uno?

-Era el último de la caja.

-Ah. Entonces nada. -murmura. Estira una vez más su mano a su espalda.
Sus dedos resbalan lentamente por su columna vertebral. -Oye Aki... lo de anoche...

-Que. -siente sus dedos subir y bajar por sus vértebras lentamente. Le pone la piel de gallina su tacto desde detrás.

-Que... no significa nada. ¿No?

-No.

-Vale. -murmura algo más aliviado. Su subconsciente comenzaba a hacer estragos con él. -Y no digas nada por fa. Es que... -el moreno sonríe y bufa. -Da igual. -acaricia por última vez su espalda y le pega un suave golpe. -Voy a hacer café. ¿Quieres?

-Si. -murmura.

-Aprende a decir cosas fuera de lo monosílabico. -dice riendo el castaño. Dándole la espalda y el culo tambien, se viste. Sale del cuarto una vez encuentra un cigarro. Sale tarareando alguna canción en español. Alguna de su CD.
Akira sigue mirando por la ventana. El humo del cuarto va saliendo poco a poco. Sabía que le diría eso.
Y sabía que le sentaría igual de mal oírlo incluso siendo avisado.
Pero claro, que va a significar un puto polvo de mierda.
El móvil vibra desde la mesita.
Lo coge. Anónimo.

-¿Si?

-A la misma hora. Trae el cambio o habrán consecuencias. Sin líos, Kogane. -abre la boca, pero cuelgan. Es la voz de la última llamada. ¿Por qué saben quien es? ¿Qué coño buscan? Sólo sabe que tiene que ir al local.
Se levanta y va al salón.
Leandro está escuchando esa canción que estaba tarareando. Si tuviese que darle una imagen, probablemente sería un girasol. No sabe por que, pero le cuadra un girasol como portavoz de la canción.

-Tu café. -murmura sonriendo el castaño.

-¿Puedes bajarte de mi encimera? Tienes sillas.

-Es que el humo sale directo por aquí. -señala con el pulgar la ventana.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2020 ⏰

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