Treinta y siete

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-Lean...

-Que tardo sólo dos minutos. Te lo prometo.

-¿Qué hay de Hachiko? -bufa el chico de melena oscura.

-Pues... -el castaño chasquea su lengua y se pone su chaqueta. -Ay, que tardo poco. No marees más.

Leandro desapareció por la puerta una vez se puso la chaqueta.
Iba sin móvil. Claro, estaba en casa del albino...

Akira se echó de mi nuevo al sofá.
Había trabajo.
Bastante.
El que no habían hecho por el luto de Adam.
Ya habían pasado varios días del suceso...
Coge los papeles que hay en la pequeña mesa cercana a los sofás y les echa un vistazo.

Robar banco no, está hecho.
Atracar gasolinera... no está mal, pero sin Leandro es un poco tonto. Por otro lado ya se llevó una botella de vodka de gratis en una. Costó su culo, pero menos da una piedra.
Robar una joyería es un buen golpe al capital, pero de nuevo, sólo una persona es muy triste.

Y luego estaban las misiones simples.
Trapicheos, golpes en clubs de noche, romper tratos con clanes que cogían pero no daban, darle algún aviso a alguno de los súbditos de alguno de los clanes...
Lo más típico.
Y no le quedaría otra que coger una de esas.
No le quedaría otra que el trapicheo.

Pero es que...
Es que no quería ver la esencia. O sea,o quiere verla. Quiere chutarse tanto como para estar relajado una semana. Pero...
Que no.
Que no.
No quiere ver esa frasco irisado, lleno de colores y con reflejos adictivos. No quiere sentir ese líquido fluir por sus venas y sentir como en un suspiro sus preocupaciones vuelan.
No quiere convulsionar como Adam.
Traga saliva y cierra sus ojos.

No quiere hacer esa misión sólo.
Bueno, aún es pronto. Tiene hasta las cinco y media.

Leandro sabe donde vive Lotor.
Ahora... otra cosa es que llegue de una pieza.
No, no os echéis las manos a la cabeza. Si está bien.
Pero... pero que la orientación la tiene en la punta del cipote.
No sabe orientarse.
Déjale tirado una calle alejada de su casa y ya le tienes en el otro pueblo dando vueltas.

Lleva la capucha puesta y una mueca en sus labios.
No sabe bien donde está.
Tal vez si gira...
Vale, la suena la calle.
Y si ahora sigue recto...
¿Es ahí? Le suena. Iba muy pedo anoche como para acordarse. Y salió un poco desubicado como para acordarse con claridad de la puerta.
Pero si. Cree que si.
Toca el telefonillo y pregunta por el albino.
Entre murmuros un poco serios y desagradables le indican donde vive.

Toca el timbre.
Con la cabeza agachada teme equivocarse y cagarla.
Se abre la puerta.

-¿Si? -un albino de cabello revuelto abre la puerta. Pestañea varias veces y se echa a reir. -¿Qué? -pregunta entre risas, esperando ese respuesta que conoce.

-Es que me he dejado el mo... -el albino saca del bolsillo de su chándal el móvil del castaño. -Vale, eso. -ríe avergonzado.
El albino bufa y con una sonrisa se da la vuelta. -Es que me he ido esta mañana sin mirar si lo llevaba y...

-Pasa anda, pasa. -dice sonriente. Se le hace tierno ver como se explica sin necesidad. Le hace tanta gracia ver como se sonroja al explicar como su pequeño subconsciente olvida detalles como ese.

Acaba pasando.
Terminan charlando entre risas y cero incomodidades. Es gracioso, se conocen de una noche y se tienen confianza.
Es raro... pero genial.

Terminan tomando algo. No, nada de alcohol que no sea una cerveza. Un refresco, algo por el estilo.

Y el albino termina yendo hacia el cubano después de varias indirectas vergonzosas.
No, él no piensa dejar que le enciendan y luego le dejen ahí, derritiendose.
Ah no, si te lanzas te lanzas y de cabeza.
Termina delante de él, con el cubano sentado en uno de los taburetes, levantando su mentón. Leandro sólo puede sonreír de manera estúpidamente provocativa.
El albino acerca su rostro y pega sus labios en los ajenos.

NEON TRAFFIC // Leakira!AU // Alternative Voltron FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora