v e i n t e

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Ya es el capítulo veinte, quE?!











Estaba parada justo delante de la puerta de roble blanco, a punto de ingresar a la casa de Yoongi.

Nuevamente, estaba buscando excusas para poder distraerme del desastre mental y sensaciones deplorables que otra vez sufría a causa de estos terremotos emocionales que me daban. Esta mierda era la culpable del terrible dolor de cabeza que a veces me provocaba, últimamente pensaba demasiado, quizás me preocupaba mucho por las cosas y me estresaba. Y eso, probablemente, me genere más jaqueca que la que suelo tener normalmente.

Quizás habían transcurrido apenas dos días de aquel cruel acontecimiento en la casa de Jungkook, pero para mí habían pasado eternas semanas en las que no supe nada más de él. Y, por alguna razón, necesitaba saber cómo se encontraba. Estaba muy preocupada por él.

Me había contactado con Jimin para saber que era de Jungkook; simplemente me contestó que estaba en su casa, aparentaba estar bien, pero fumaba demasiado de a veces se notaba algo apagado. La ansiedad lo estaba consumiendo.

Me preguntaba si aquello fue ocasionado por las impertinencias de su padre o por mí.

Él estaba ahogándose en la furia y decepción dentro de ese oscuro cuarto, junto a mi inútil presencia. Pero, luego de prometerle que nunca me alejaría de él de nuevo, simplemente, algo extraño ocurrió. Pensé que las cosas volverían a la normalidad después de aquello; pobre ilusa... simplemente, se alejó de mí sin decir ni una sola palabra.

Silencioso, destrozado, confundido, otra vez perdido.

Lo más probable que se me venía a la cabeza era que aquello fue demasiado exabrupto e imprevisto para él. El no esperaba una acotación así de mi parte. Lo único que hizo después de aquel comentario de mi parte, fue mirar a través de la ventana y comenzar a fumar, nuevamente. Como si se estuviese muriendo lentamente por el estrés.

Me preocupaba muchísimo.

Hablé con los chicos sobre esto, en especial con Jin, quien le había prometido hablar sobre esto; y parecieron comprender a la perfección la forma en la que me estaba desilusionando. Y, por más que no me rompa en llanto frente a ellos hablando de este horrible suceso, sabían que estaba muy afectada por todo lo sucedido. Demasiado.

Aquello había tocado una parte débil de mi corazón.

Cosas extrañas estaban pasando últimamente, y sentía que, probablemente, unas muy malas se avecinaban, y en cualquier momento nos estaría jodiendo la vida. Y me daba miedo pensar siquiera en las jodidas consecuencias que esto podría llegar a tener.

Suspiré abatida, y me acomodé el cabello, posteriormente toqué el timbre del hogar de Yoongi.

Demonios, luzco tan cansada y apagada, necesito dormir al menos un día completo. ¿Por qué vengo aquí sabiendo que no estoy en mis mejores condiciones? ¡Despierta, Miyeon! Por lo menos muestra una sonrisa, por más falsa que sea...

El muchacho abrió la puerta, sonrió mientras barría con su mirada mi cuerpo, con notorio descaro.

— Buenas noches, preciosa. — canturreó coqueto, abriéndome la puerta de par en par para ingresar a su hogar. — Es agradable tener su dulce compañía esta noche.

Sonreí con timidez y pasé adentro con paso lento.

Observé a mis alrededores. La casa resultaba irreconocible ahora que la veía iluminada y arreglada, solo la conocía a oscuras y con luces neones al ritmo de la música fuerte. Obviamente, cuando venía a las fiestas de Yoongi no me ponía a observar el lugar, pero ahora que puedo apreciarlo con minuciosidad, contemplo que es un lugar bastante varonil y amplio. Es cómodo y acogedor, muy Yoongi.

Clandestino𒊹︎ᴊᴊᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora