d i e c i n u e v e

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Narrador omnisciente:

Jungkook no podía entender en qué momento había perdido la cabeza y terminar convirtiéndose lo que era ahora mismo: una basura. Una completa y auténtica mierda de la que sus padres se avergonzaban y culpaban, porque no pudieron evitar que su hijo tome otros rumbos más dignos.

La tristeza en él no era palpable a simple vista, pero la mirada dura e inconmovible era la preocupación de Miyeon en esos momentos. No obstante, tenía miedo de intervenir, porque Jungkook parecía estar totalmente cabreado por tan tenaz discusión, y no quería salir afligida por alguna conducta impredecible de su parte por culpa de su ira.

— Miyeon, ¿cómo has estado? He oído que recientemente has recibido tus títulos de medicina.

Jeon no podía entender como es que su padre cambió drásticamente su estado a uno amable y atento; como si de veras su hijo ya no le importase una mierda.

— ¿A-ah? — la chica estaba por completo intimidada por la imagen que había mostrado el señor contra su hijo. Se mostraba bastante débil ante la mirada del viejo, se veía pequeña y vulnerable ante los ojos negros de Jungkook, y por alguna razón, le irritaba. — Si, si es así señor Jeon. — contestó titubeante.

El señor sonrió como si estuviese enorgullecido, haciendo rodar los ojos al chico con escepticismo. El mismo suspiró.

— Me alegra poder oírte decir eso, pequeña; felicitaciones doctora. — ovacionó el viejo con una gran sonrisa.

Pero ella sentía que no tenía el valor necesario para poder siquiera contestarle, estaba tan inquieta; así que solamente le brindó una pronunciada reverencia hacia el viejo en signo de agradecimiento.

Jungkook realmente no le cabía en la cabeza que ella se esté reverenciando frente al señor que lo llamó desgracia frente a todos sus compañeros. Estaba muy consternado, quería irse inmediatamente de allí y meditar muy bien las cosas, quería lograr obtener aunque sea un poco de paz mental.

De repente, el señor Jeon ladeó su cabeza, en signo de confusión, y tomó aire para volver a hablar, haciéndole temblar a Miyeon.

— ¿Acaso tu... — pausó para dominar con su mirada penetrante a su hijo. — has ido a ese lugar con él? Porque lamentaría mucho que este desgraciado te esté introduciendo en estas cosas de nuevo. — por más que tenía una pequeña sonrisa adornando sus labios, su voz había salido ronca y oscura, seguía defenestrando nuevamente a su hijo.

El muchacho, por más que por fuera parecía tener un caparazón de hierro, por más que pretenda ser un tipo despreocupado e insensible; muy en su interior, su alma se iba destruyendo paulatinamente.

Y es que, obviamente, la lengua del señor Jeon no tenía huesos, pero era lo suficientemente fuerte y franca para romperle el corazón a su propio hijo.

El muchacho no aguantó ni un segundo más frente a esa ellos, y de un gran gruñido ronco se escapó de la sala de estar, huyendo hacia su habitación. Ya estaba decidido, se iba a ir de esa casa, porque lo único que hacía era atormentarlo con su ambiente saturado de toxicidad.

Subió las escaleras con rapidez, desapareciendo de la vista de todos.

La chica no iba a dejar que Jungkook se quede solo, temía por el, quería ayudarlo, y ¡si, estaba desesperada por hacerlo! Pero aún no tenía ni la más mínima idea de como poder hacerlo, sin terminar siendo víctima de su ferocidad y testarudez.

— L-lo siento señor, Jeon. Me gustaría hablar con usted ahora, pero... — el hombre se quedó extrañado al ver como ella seguía torpemente el rastro de su hijo por las escaleras. Lucia exasperada, y eso era lo que dejaba perplejo al hombre. — ... creo que no es el momento justo. Si, eso es, esto... lo siento.

Clandestino𒊹︎ᴊᴊᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora