o n c e

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— ¡Fiesta! ¡Si! — bramó Hoseok agitando la botella de champaña. Chillé con gracia cuando el tapón de la botella salió disparatado para quien sabe donde, y el líquido salía disparado, salpicando a todos. Llegó un poco a mi boca, y lo comencé a saborear gustosa, el sabor amargo se quedó instalado en mi lengua.

Yoongi nuevamente había hecho una fiesta, y me había invitado para que vaya junto a mis amigos. La casa parecía mucho más llena que la última vez, todo era un completo descontrol, las personas estaban bajo los efectos de las sustancias que bebían; y yo no me quedaba atrás, pues luego de beber unos shots de soju había comenzado a ver borroso, todo lo que ocurría me causaba gracia y a veces perdía el control de mis zapatos con taco.

Sentí unas tibias manos detrás de mi cintura, por lo que me giré rápidamente. El suave tacto me había erizado la piel.

Mis ojos se encontraron con los labios rosados de Yoongi, y ese maldito piercing que me sacaba de los estribos. Tenía el pelo alborotado, una camisa, manga corta y blanca, unas tallas más grandes de lo normal, y un pantalón roto. A pesar de que estaba vestido algo casual, estaba completamente atractivo, y no olvidemos el hecho de que podía observar como las venas se marcaban en sus antebrazos.

— Creo que te lo he dicho unas mil veces antes, pero te ves hermosa.

Me paso una vaso con alguna bebida que yo en ese momento desconocía. No obstante, no me opuse a tomarla. El sabor dulzón y fuerte de la bebida era sumamente adictiva, era deliciosa.

— Sabes... sigo un poco confundido y sorprendido por tus increíbles habilidades para correr. — Tomó de mi mano, arrastrándome con él hacia un sillón. Sus manos ejercieron la suficiente presión para que termine sentada en sus muslos. Mis mejillas se tornaron rosadas a la velocidad de la luz, pero no fue capaz de verlas gracias al ambiente oscuro. — ¿Por qué dejaste de hacerlo?

La música estaba realmente alta, y me resultaba demasiado incómodo hablar casi a los gritos en su oreja. 

— Pues... pasaron muchas cosas que lograron que comience a alejarme. Algunas cosas fueron tristes, bueno... en realidad fue una tragedia, pero realmente me arrepiento de corazón haberme alejado así de las carreras. — sonreí apenas.

El chico me quedo mirando unos segundos, algo embobado, y luego dice: — Vaya, cuanto amor le pusieron tus padres a su calentón para que salgas tú. — carcajeé ante su comentario realmente estúpido.

— ¿Como puedes decir eso? — golpeé juguetona su hombro con la palma de mi mano. Aunque quise pegarle despacio, creo que por los reflejos tan idiotas lo golpeé un poco fuerte. Sin embargo ni se inmutó.

— Fácil. Tengo estos labios y esta lengua que mi madre me dió, y que están rogando por un beso tuyo, princesa. — relamió su labio inferior.

Sus labios rosados se veían tan apetecibles a simple vista que me fue tan imposible quitar la vista de encima de ellos a pesar de que este un poco mareada. Note su sonrisita y le imité, pues se vió jodidamente adorable cuando sus mejillas se elevaron y sus ojos se achinaron por completo.

No obstante, mi corazón comenzó a funcionar incorrectamente cuando note que su rostro se fue acercando al mío, hasta el punto de sentir si fresco aliento a menta y alcohol. Que en cierto punto que resultó agradable.

Nuestros labios se rozaron con levemente. Sentí como sonrió sobre mis labios, lo cual me abrumó al instante.

Sin embargo, el sonido de personas gritando groserías y el ruido de algunas cosas de vidrios romperse causó que nos separemos de golpe.

— Mierda... — masculló entre dientes mientras apoyaba su frente en mi hombro.

— ¿Que está ocurriendo allí? — cuestioné algo preocupada. Quise estirar un poco mi cuello para observar cual era el motivo de tal alboroto, pero no conseguí ver nada.

Clandestino𒊹︎ᴊᴊᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora