Capítulo 8.

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Nuevamente empezaba a trabajar, los primeros quince días de esta segunda parte del desafío en el crucero. Recién hoy los pasajeros terminaban de abordar y de ahí cada dos días estaríamos en una costa nueva conociendo maravilloso que puede ser este lado del mundo, está mañana me había levantado con otra predisposición, nada de dudas o algo parecido, sonreía y manejaba un buen humor esperaba que esto siga así porque en un rato debía entrar a esa inmensa cocina a trabajar junto a él.

Definitivamente no le diré nada.

En el trabajo no es momento de enfrentarlo más sabiendo que hay demasiados curiosos que quieren saber todo y moldear la información a su antojo, sabía que cuando termine estos primeros quince días teníamos una pequeñas vacaciones antes de volver a subirnos nuevamente a nuestro labor y quería aprovechar para hablar con Sebastian de una buena vez, como lo veía tan lejano a ese momento no estaba nerviosa pero cuando se esté acercando la fecha no se cómo estaré.

- ¡Em! - exclama Boris al verme.

- ¡Bo! - digo riendo ante su efusivo abrazo.

- Mala amiga, uno llorando por los rincones pensando que me habías abandonada y estás aquí maldita - me recrimina dramáticamente.

- Tonto - acoto riéndome.

Nos acomodamos en el sector de empleados para desayunar, Boris trae todo lo que nos gusta y empezamos a comer tranquilamente hablando de que sería nuestra rutina de cada mañana porque es la única forma que podríamos coincidir un rato antes que los horarios de nuestros turnos nos separen.
Estaba riendo con mi amigo cuando observo pasar a dos personas, mis ojos lo ven a Sebastian hablando amenamente con Laura Falcón, la encargada de la merienda, ambos se reían con complicidad y dentro mío me molestaba ver eso.

- No seas obvia, Emily - me codea mi mejor amigo.

- Ella no es más grande que él - comento centrando mi atención en mí te que ya se encontraba frío.

- Supongo - acota Boris encogiendo sus hombros.

- ¿Acaso no está prohibido estar en un relación con alguien del mismo equipo? - inquiero indignada.

Mi mejor amigo suelta una risa. - ¿Celosa Em? - comenta con una gran sonrisa.

- ¿Yo? - bufo. - Claro que no pero así como nos ponen prohibiciones a nosotros los jefes también deberían tenerlo - agrego con seguridad.

- Huelen a celos - susurra Boris divertido.

- Idiota - murmuro molesta.

Me parecía súper injusto que a todos los empleados se le prohíba establecer alguna relación con otro compañero, es un motivo de despido si encuentran un caso de estos por eso también deberían hacer que nuestros superiores también las cumplan, claramente no pensaba estás cosas por celos o algo parecido solo que todo debe ser justo para ambos lados.

- Bennet - dice sorprendido al verme cuando pasa por nuestra mesa.

- Chefs - saludamos cordialmente.

- Buenos días - saluda Laura sonríendo.

- No te mandé el e-mail pensando que habías renunciado - habla sorprendido.

- Cambie de parecer - contesto a la defensiva.

- Bueno en breve te mando el itinerario de esta quincena, nos reunimos tres en punto en la cocina - agrega Sebastian.

- Como ordene - respondo indiferente.

Ambos se retiran dejándome nuevamente a solas con Boris, mi mejor amigo me observa con una sonrisa ladeado la cual decido ignorar no quería escuchar que supuestamente estaba celosa cuando era todo lo contrario.
Después de desayunar decido ir hacer un poco ejercicio para tratar de bajar mis decibeles pero es en vano porque en ese mismo lugar también estaba él, todo sudoroso, llevaba una shorts cortos y una musculosa blanca que dejaba ver sus brazos mientras levantaba esas pesas pero mi vista cambia de rumbo cuando Laura aparece a su lado para ejercitarse definitivamente estos dos estaban juntos y lo peor de todo que hace menos de dos días me había besado olvidando que estaba de novio, obviamente eso me molestaba a grandes medidas.

Agridulce (12° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora