Capitulo 1 ♥

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Amanecí feliz, el día era por demás hermoso, suspiré mientras observaba por la ventana como estaba lloviendo a mares

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Amanecí feliz, el día era por demás hermoso, suspiré mientras observaba por la ventana como estaba lloviendo a mares. Amo la lluvia y en este departamento dónde vivimos, hay un pequeño lavadero con techo de policarbonato transparente, no eran chapas que sonarán melancólicamente bien, pero ver las gotas caer y estrellarse sobre aquel techo me encanta.

Luego sentí el ruido del camión de mudanza, los trabajadores conversando, mientras movían muebles y los cargaban en el trailer, por último el incesante golpeteo en la puerta de la habitación.

Toc toc toc... ¡¡TOC TOC TOC!!

¡Me cagó!

—¡SAKUUUU! ¡¡¡LLEGÓ EL CAMIÓN, VAMOS!!!— Entonces mire alrededor, me encontré rodeada de cajas, con la cama desmantelada, sentada semi-dormida sobre un colchón, que reposaba en el suelo. Y envuelta en el tibio edredón de arcoiris.
Mi humor alegre se esfumo, como por arte de magia.
Me saque el pijama y lo guarde en una mochila que estaba junto a la improvisada cama.
En el armario, ya vacío, una única percha con mi uniforme escolar.
Procedí a vestirme y abrí la puerta con mi mejor cara de "vete al infierno". Mamá me miraba seria.

—¡Quince minutos llevo acá parada golpeando la puerta!—Dijo en tono de reclamo, y es que Tsunade no era la mujer más paciente del mundo, no era paciente, no era organizada, no era cariñosa. No era mi madre. Era lo que tenia. Y con lo que tenia que lidiar.

—Estaba dormida... ¡soñando que este día nunca llegaba!— Respondí irónicamente.
Supongo que Tsunade pensó qué no podía reclamar nada ante esta actitud, si esos gestos los veía en ella misma. Kamisama sabia bien que no era su hija de sangre pero ¿tan parecidas podíamos llegar a ser?

Ella sabia que yo de delicada no tenia nada. No... Era fuerte, era una guerrera y ella me había criado así, el poco tiempo que me dedicaba al menos.

Pase junto a ella que se mantenía en el umbral de la puerta de la que pronto dejaría de ser mi habitación y me encerré en el baño.
La ira se incrementaba, pero me había prometido no enloquecer.
Entonces, otra vez los golpes en la puerta.

¡¡¡¡TOC TOC TOC!!!!

¡Me cagó de nuevo, maldita sea! Gruñí.

—¡¡¡SERÁ MEJOR QUE NO HAGAS IDIOTECES DESDE TEMPRANO!!! ¡¡¡Y DATE PRISA!!!.— Creo que podría comparar aquella orden con un palo en mi trasero.

Cómo le gusta a esa mujer picarme. Luego se enoja cuándo tengo explosiones de ira. Resoplo y continúo cepillando mis dientes. Mi madre me estaba sacando se quicio.

A pesar de que la relación no siempre fue muy buena, y es que a Tsunade le había caído como una bomba cuándo supo que su mejor amiga y prima había tenido un horrible accidente. Dejando a su única hija a su cargo. Ella que no tenía hijos, ni una relación estable como para planearlos siquiera. Cuándo mi abuela muriera debía encargarse de mi.
Y recientes sucesos habían vuelto nuestras vidas un completo caos. Para completarla la discordia generada por la mudanza, no ayudaba en nada.

Ninguna de las dos tenia carácter sumiso, lo cual convertía la casa en un campo de batallas diarias, por cuanta cosa nos disgustaba.

Ya en la cocina empezó con su incesante acoso alimenticio.

—¿No pensás desayunar?— El tono que usaba, sólo conseguía ponerme de peor humor.

—No tengo hambre.—respondí de forma cortante.

—¡Pero no podes ir a cursar con el estómago vació! Vas a empezar a perder la concentración, y estamos empezando el año. No quisiera que tu rendimiento baje.—uso su tono de reclamo maternal.

—Uff... — tome una manzana, la mordí y regrese  de nuevo a la fuente—¿Feliz?— cuestione arrogante.

Tsunade estaba roja de furia, por mi  total falta de respeto, pero más que nada porque odiaba perder frente a mí. Esa declaración de guerra tenía que tener un vencedor y no podía ser yo, no... Se supone que ella era el adulto responsable. Y tenía que imponerse. Sea lo que fuera, tenia que dejar en claro que ella mandaba.
Eso debía ser madre, ¿no?. Lo cierto es que no lo sabia. Estaba improvisando. Y cada vez le salia peor. Cada vez conectaba menos conmigo lo que era muy frustrante.

—Sino comés, te voy a meter en la clínica, llenar tus brazos de agujas y te voy a alimentar por suero... ¿¡feliz!?—(¡jaque mate!) si eso era digno de una buena madre. Obligarme a comer bajo amenazas.

Realmente odiaba las agujas.
Algo muy inusual ya que no tenia problemas con la sangre, ni con los bisturí que le robaba de vez en cuando del consultorio.

Salimos serias del departamento dejando a los de la mudanza trabajar tranquilos.

—Te busco a la salida de tu clase de baile.— Dijo sin opción a replica.
Bajo la ventanilla de su Mercedes y saludo a Hinata que esperaba en la entrada del Instituto.
Hice un movimiento de cabeza, y murmure "ok, te veo luego" y baje del coche apurada.
Corri a los brazos de mi bella amiga.
Y ahí estaba ella, pelo negro azulado, ojos grices como dos gemas, los senos mas grandes y redondos que había visto.

—¿Mañana difícil de nuevo? —Preguntó en cuanto estuvimos envueltas en un afectuoso abrazo.

Ella era hija de la familia Hyuga. Una muy poderosa. Su padre era juez y su madre Senadora. Poseían una fortuna, pero Hinata y su gemela Hanabi eran muy agradables, no ostentaban lujos ni presumían nada, se llevaban muy bien conmigo, nos parecíamos mucho, salvo que ellas tenían a sus padres vivos. Brindándoles amor a diario, yo tenía a Tsunade, haciendo su mejor esfuerzo y bonitas pesadillas llenas de sangre, frio y muerte. Por la estrecha relación de mi madre con sus padres me conocían desde que había llegado de Rusia. Eran las únicas amigas que tenía.

—Ni lo digas... desde que lo supo, no me deja en paz—dije con fastidio.

—Lo siento—Murmuró con sentimiento de culpa.

—Esta bien Hina, hiciste lo que debías ¿y Hana?—ignore su cara de pena y cambie de tema. 

— En cama, se fue el fin de semana a casa de Konohamaru, y pesco un resfrió. Así que no vino a clase.

—Oh... suertuda, nosotras deberíamos apurarnos ya es tarde—
Mientras íbamos de camino al salón  de clase, seguimos poniéndonos al tanto de las actividades del fin de semana.

—¿Cuándo te mudas?— Preguntó Hina con curiosidad.

—Esta tarde, luego de las clases de baile iremos a conocer la casa nueva.
¿Sabés?, Tsunade sólo vio las imágenes que le envió la agente inmobiliaria. Sólo espero que la casa valga la pena.— masculle aún molesta con toda la situación.

 "La chica de al lado" - Libro 1- Sasusaku 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora