Mudarse no siempre resulta negativo, pero en mi caso es horrible. El nuevo complejo al que mamá me lleva tiene demasiada seguridad. Portarse mal será dificilísimo... ir y venir a mi antojo, con tantos controles. ¡Ni lo sueño! Sin embargo, pronto des...
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Estabamos sentados en su cama, sus labios aún temblaban. Y las lágrimas caían por su mejilla.
—Sakura... no me ire. No puedo. No me importan las razones. No necesito que me digas los motivos. No voy a irme. Ni siquiera aunque me echaras—Dije seguro de mis palabras. Es mas nunca había estado mas convencido de algo en mi vida. Haría lo que fuera por ella. No iba a dejar que se hunda sola en lo que fuera que la atormentaba.
Se abrazó a mí con fuerza, sus brazos me rodeaban la cintura y su cabeza reposaba en mí pecho. Le correspondí. Me hacia falta ese contacto. La había extrañado. La necesitaba y quería que ella lo supiera, pero también necesitaba explicarle porque había reaccionado tan mal antes.
—Tengo una hermana— Empece diciendo... sus cristalinos ojos verdes me miraban con curiosidad. —Ella es muy parecida a mi, tiene dos años más que yo. Esta, en un Hogar para enfermos mentales.— Sakura jadeo y me miró con sorpresa y confusión.
>> Se llama Sumire. Cuando era joven, se enamoro de un idiota, que le vendía drogas, él la llevo por un camino, donde ni Itachi ni yo podiamos seguirla. — trague el nudo que se formo en mi garganta, siempre me pasaba cuando hablaba de ella. — Mí hermana empezó a beber, a salir, descuidar sus notas en la escuela, peliaba a diario con mis padres y cuándo discutía con aquel sujeto, caía en una depresión tremenda. Se encerraba por días, sin querer comer y... se cortaba...— note como su columna se ponía rigida. — También se quemaba, con las colillas de los cigarrillos. Cualquier cosa que le provocara mas dolor, como si fuese su propio castigo. Intente ayudarla, pero yo era muy joven, entonces hice lo único que pensé que podría ayudarla. Les conte a mis padres lo que ella hacia. Sumire se enojó mucho conmigo. Tanto que se marchó, vivió en casa de algunas amigas, luego en la calle y finalmente se mudo con ese tipo hasta que empezó a...— mi voz temblaba y se iba quebrando. Sakura miraba con los ojos llorosos. Creo que ahora entendía porque me habia molestado tanto con toda esta situación. Su mano tomo la mía en un apoyo silencioso.—Ella empezó a vender su cuerpo. Ese imbecíl la ofrecía a sus amigos, a cambio de dinero. Una denuncia de vecinos alertó a la policia, que hizo un allanamiento. La metieron presa por prostituirse y por tenencia de drogas. Mi padre intervino. Pagó mucho dinero para que saliera y tratamos de que volviera a ser la misma, pero había entrado en otro mundo. La heroina... cuándo la trajeron a casa después de ser liberada, estaba delgada, parecía muerta en vida, mi madre no podia verla así. Ninguno de nosotros podíamos. No nos hablaba. Estaba enojada. Más que nada conmigo...
Hice una pausa y respire hondo...
>>Primero, se tomo todas las pastillas que había en la casa. Itachi la encontró inconciente en su habitación. La salvaron, pero un mes después se tiró del balcón de la pieza de mis padres. Estabamos cenando, ella como de costumbre encerrada en su habitación. La vimos caer, el ruido... aún hoy me despiero a veces, escuchandolo. Tuvo fracturas y traumatismos multiples. La salvaron nuevamente, pero desde ese momento, esta postrada, en una silla de ruedas. Internada, en un manicomio, no quiere recibirnos. Ni recibir tratamiento, la orden del juez de que ella es un peligro para si misma y para los que la rodean es la unica razón por la que esta ahí. El otro día, cuándo vi los cortes fue como revivir todo eso. Y yo... no puede. Lo siento. No pude...—admití y finalmente me quebre.
