Mudarse no siempre resulta negativo, pero en mi caso es horrible. El nuevo complejo al que mamá me lleva tiene demasiada seguridad. Portarse mal será dificilísimo... ir y venir a mi antojo, con tantos controles. ¡Ni lo sueño! Sin embargo, pronto des...
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Sasuke llegó cerca de las doce de la noche. Estabamos en el living, tomando café y comiendo chocolates que él me habia traído, de fondo escuchabamos un compilado de Aerosmith. Sentí el coche de Tsunade y luego la vi entrar.
Su cara era indescriptible. Sasuke se puso de pie y me ayudo a levantarme.
—Mamá, bienvenida. Él es Sasuke Uchiha, nuestro vecino.— los ojos de mamá iban y venían entre Sasuke y yo.
—¡Pero mira que tienes suerte!—me dijo riendo. Entendi su indirecta bastante directa y me rei tambien. Sasuke creyó que mi madre se referia ironicamente a mi muy infortunado esguince, pero la zorra lo decia por él. Eso estaba claro, al menos para mi.
Se sentó con nosotros y bebimos todo el café que quedaba en la cafetera.
En media hora le habia preguntado a Sasuke mas cosas que yo en dos semanas. Y mira si es chico el mundo, fue ella la que salvo la vida del padre de Sasuke hace unos años cuándo sufrió un infarto en plena ruta.
—Bueno.... creo que es suficiente interrogatorio mamá. ¿No te parece? — le dije con la esperanza de que se diera cuenta que queria quedarme sola con él.
—Bueno, creo que estoy siendo mal tercio— dijo riendo—Sasuke, fue un placer. Espero verte seguido— Me dio un beso y se perdió escaleras arriba.
Sasuke se quedo, sólo una hora más, riendo conmigo en el sillón. Y se marcho, asegurandome que me extrañaría mucho esa noche. Y yo sabia que era cierto. Puesto que me sentia exactamente igual que él.
Las semanas pasaban muy de prisa. Mi pie estaba curado, había retomado las clases y las actividades diarias, me hacia tiempo de ver a Sasuke y con la escusa de quedarme a dormir con Hinata habia podido estar con él todos los fines de semana, pero mamá no era ninguna estúpida. Y empezaba a notar mi cercanía con el sexy vecino. Además de que cada vez que ella lo llamaba asi yo no podia disimular el fastidio.
Estabamos entrenando. Ella en la caminadora haciendo ejercicio y yo en la barra estirando. Se acercaba mi recital de danza y tenía que practicar mucho.
—¿Salen hoy?—Pregunto mi madre.
—¿Con las chicas?—dije sin querer.
—Supongo... a menos que salgas con alguien mas— Sonrió picara, me tenia donde queria.
— Tal vez— Era ahora o nunca y tenía que aprovechar que estaba de buen humor.
Ella rio y me dijo—desde que nos mudamos estas más tranquila, no se bien a que se debe. Tengo mis sospechas. Sólo quiero que sepas que me gusta verte feliz, sea la razón que sea la que te tiene asi.
—Tal vez invite al vecino a mi gala de danza—murmure avergonzada.