24.- Visita de kwamis

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1244.


24.- Visita de kwamis

—¿Plagg, sabes dónde vive la portadora de Ladybug?

El kwami detuvo su ingesta de queso para analizar a su portador, se avecinaba una mala idea, su detector de malas ideas se había disparado.

—No voy a decirte dónde vive.

—Lo sé, no es eso.

—Entonces ¿qué es?

Adrien tomó un teléfono móvil rojo del cajón de arriba de su mesilla de noche y se lo entregó a Plagg junto con un sobre negro, pareció tan decepcionado como sorprendido por ambos objetos.

—Esto no puedo comérmelo.

—No seas idiota, Plagg —murmuró Adrien sonriéndole—. Es para que se lo lleves a Ladybug, bueno, a su portadora.

—¿Por qué?

—No es nada sospechoso —explicó atrapando a Plagg en la palma de su mano—. Quiero tener una manera de contactar con ella si no estamos transformados, por si surge alguna pista de ya sabes qué.

—Quiero que conste mi total oposición a esta idea, pero lo haré para ver a Azucarillo fruncir el ceño.

Plagg salió por la ventana que Adrien le abrió y voló tan alto como pudo para evitar ser visto por nadie, evitando desviarse del camino, minimizando las posibilidades de ser descubierto. Bajó en picado hasta la claraboya del cuarto de Marinette, dio un par de golpecitos y esperó paciente a que la guardiana se asomase para abrirle.

—¿Plagg? —murmuró sorprendida.

—El mismo.

—¿Qué haces aquí? ¿Le ha pasado algo a Chat Noir?

—Su estupidez habitual.

Marinette sonrió e hizo un ademán indicándole que podía entrar. Tikki frunció el ceño al verlo, Plagg adoraba verla con aquel gesto, porque le recordaba que, aunque era dulce, tenía carácter.

—Mi portador ha tenido una de esas ideas suyas —explicó tendiéndole a Marinette el sobre y el teléfono móvil—. Quiere que tengas esto y que leas eso.

—No puedo aceptar esto, Plagg —musitó ella tratando de devolvérselo.

—No hagas eso o A... —Las burbujas verdes escapando de su boca le impidieron acabar de pronunciar el nombre de su portador, aunque Marinette fuese la nueva guardiana no cambiaba nada—. Si me lo llevo Chat Noir creerá que no te lo he traído y me quedaré sin camembert.

Marinette le sonrió.

—Chat Noir no te haría eso.

—Lee esa carta y dale una respuesta, tengo que volver a casa antes de que se meta en algún lío, sin mí estaría perdido.

—Gracias, Plagg.

Cuando el kwami hubo abandonado su cuarto Marinette suspiró y se dejó caer en su diván. Enviarle un teléfono móvil, menuda ocurrencia.

—Léela, Marinette —la animó Tikki.

—Está bien.

Abrió el sobre negro y desplegó el papel que se ocultaba en su interior, estaba escrito a ordenador. Leyó:

Ladybug, sé que te vas a enfadar por esto, pero me ha parecido una buena idea. Sólo podemos comunicarnos cuando estamos transformados y, si queremos derrotar a Hawk Moth, deberíamos poder compartir información en tiempo real. También he pensado que si en algún momento necesitas hablar con alguien que comparta tu secreto, estaría bien que tuvieras un método de contacto. Ser la guardiana debe de ser muy duro.
Este móvil sólo tiene un número guardado es el mío, no el que uso en mi vida civil, claro, así que no hay peligro de que podamos descubrir nuestras identidades de ese modo. Por favor, no se lo devuelvas a Plagg, piénsatelo y dame una respuesta.
Chat Noir.

Adrinette en abrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora