Mestizo [Klance Galtean AU]

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Su hermana se reía de él, su padre lo miraba con una expresión suplicante y su madre lo miraba con una sonrisa tranquilizadora.

La família del Imperio lo miraban con curiosidad, sobre todo la reina, Lance sentía que se le saldría el corazón por la vergüenza y nervios que sentía.

-¿Cómo dice?- preguntó una vez salió de su pequeño trance.

-Nos gustaría escucharte tocar el violín.- volvió a mencionar la reina.

Miró a su padre en cuál tenía una mirada suplicante. No hay vuelta atrás, pensó. No quería decepcionar a su padre.

-Claro me encantaría.- mencionó mientras sus comisuras jalaban de sus labios en una sonrisa.

-Maravilloso.- respondió Honerva.

-Pedire a Coran que preparé todo.- mencionó el rey alteano.

Lance suspiró aún sentía unos ojos encima de él, por lo que levantó la mirada, y vio cómo Keith desviaba sus ojos a otro lugar.

-Ya lo tienes rendido hermanito.- susurró Allura a su lado. El le dio un codazo cómo respuesta.

Continuaron con su comida tranquilos, pero Lance pensaba y pensaba en cuál era la canción que debería tocar. Había muchas obsiones, ya se le ocurriría algo.

Cuándo fueron retirados los platós con los restos de postres a la cocina hubo un extraño silencio. Lance no quería que llegará ese momento, pero no era nadie para detener el tiempo.

Coran entró en el comedor, hizo una reverencia ante las dos familias, y se aproximó al rey Alfor.

-Está todo listo su Alteza.- mencionó el hombre con bigote.

-Gracias Coran.- Lance se encogió en su lugar.

-I-iré a prepararme.- tartamudeo levantándose de su asineto. Allura le susurró un "tu puedes" antes de que se fuera.

Corría por los pasillos cómo un caballo fuera de control, no sabía que hacer. Quería morir ahí mismo, sus piernas le llevaron hasta su habitación, entró y cerro con seguro.

-Voy a morir.- se dijo así mismo.

Se dejó caer a su enorme cama y se hizo bolita en ella. Tiene vergüenza, miedo, nervios, y mareos. No había tocado frente a personas en mucho tiempo.

-Calmate.- trató de tranquilizarse.

Se levantó de su cama para irse al baño. Mojo su cara para despejarse un poco.

-Sólo es una canción no serán diez.- se burló. Se miró al espejo. Sus marcas brillaban levemente.

Maldición.

Tres toques a la puerta lo hicieron salir de su mini-crisis existencial.

-¿Quién es?

-Príncipe, lo están esperando abajo.- la voz de Coran sono detrás de la puerta.

-No pienso bajar. Diles que eh muerto.- se le acababan las ideas.

-Por favor Alteza, su padre quiere que todo salga perfecto.- suplicó el alteano mayor.

-¿Perfecto?- y una luz se iluminó sobre su cabeza. Corrió a la puerta, quito el seguro para abrirla y se encontró a Coran frente al él.

-¿Príncipe?- preguntó el mayor al ver el rostro del joven.

-Coran. Nesecito un favor.

[···]

Todos esperaban al príncipe en la sala de música. Llevaban mucho tiempo ahí.