angel [Jenlisa]

Capítulo 3

Lisa's POV

Cuando vi a Jennie por primera vez sentí que mi estómago se revolvía, era jodidamente preciosa, me sentía como una adolescente de quince años cuando hablaba con ella. Tenía aquella ternura extraña cada vez que hablaba al igual que Nana.

–¿A dónde vamos?–Preguntó mientras le abrochaba el cinturón en la parte trasera del coche. Me aseguré de que estuviera sujeto, de otra forma Jennie me mataría.

–Vamos a casa de una amiga, hice una pintura para ella y se la dejaremos, ¿lista?

Nana asintió. Me subí al lugar de copiloto y arranqué.

–Tu carro es bonito.–Dijo mientras miraba por todos lados.

–Puedes subir cuando quieras.–Dije y ella abrió los ojos contenta. Cada vez que la veía era como mirar a Jennie, los ojos en forma de almendras, el cabello castaño, el color de los ojos, claramente era su hija.–¿Dónde viven? Tal vez pueda llevarlas a casa luego.

–En Nowon-gu.–Dijo. No había escuchado de ese lugar pero seguro no quedaba tan lejos.–Pero mi casa no es tan grande como la tuya.

–Es lo de menos mientras tengas a mamá contigo.–Ella asintió.

–Y a Ji-Hu y también Lee.

–¿Quién es Ji-Hu?–Pregunté mientras doblaba por las avenidas.

–Ella me cuida cuando mamá sale y me enseña a contar números de muchas cifras.

–¿Lee es tu padre?–Ella negó.

–Mamá dice que la tengo a ella y que estamos bien juntas.–Entendí lo que quería decir con ello. No quise preguntar sobre el asunto, menos sin el consentimiento de Jennie por lo que pasamos a otros temas.

–¿Cuántos años tienes, Nana?–Pregunté y levantó sus manos, la miré por el retrovisor viendo cómo levantaba cinco.

–Cumpliré seis en...uno, dos, tres...tres días.–Era buena contando, como me había dicho.–¿Cuántos años tienes tú?

–Cumpliré 23 en unos meses.

–Mamá tiene esa edad también.–Dijo. Era realmente joven, al igual que yo.

–Ah, ¿si?–Asintió.–Vaya, así que irás a la escuela pronto.

–Si, mamá dice que necesitamos dinero para que vaya, por eso trabaja mucho.–No conocía la historia de Jennie, pero con lo que había escuchado durante el viaje podía sacar algunas conclusiones, una de ellas era que la tenía difícil algunos días.

–Tu mamá te quiere mucho, ¿sabes?

–Yo también, ¿tú tienes mamá?

–Si.–Dije.–Los veo a veces, en vacaciones.–Estacioné el auto frente a la casa, habíamos llegado para entregar el cuadro.–Aquí es, ahorita bajo por ti, ¿vale?

Saqué la pintura envuelta en papel para evitar ralladuras y luego fui a desabrochar el cinturón de Nana. Extendí mi mano para que ella la tomara y con la otra tomé el cuadro.

–Vamos.–La más pequeña la tomó y caminamos a la puerta donde toqué el timbre.

–¿Qué es eso?–La niña señaló un juguete extraño con forma larga.

–¡Jesús!–Era un consolador.–Es un coso para...es para batir la comida.

Ella me miró confusa.

–Eh, mira ya vienen.–La puerta se abrió dejando ver a mi amiga quien me miró pero bajó la mirada hacia Nana.

–¿Quién es?–Preguntó.