Jennie's POV
Eran casi las once de la mañana en Nowon gu, Seúl. Daba gracias al cielo por encontrar una casa esta semana mientras limpiaba el suelo con el cepillo empapado de jabón, las cosas se ponían cada vez más difíciles y tenía que ahorrar para mandar a Nana a la escuela elemental.
–No olvides limpiar el suelo del garage.–La voz masculina del dueño de la casa interrumpió mis pensamientos.
–Lo he limpiado ya, señor.–Levanté la vista con el cepillo en mi mano.
–Maximus entró con las patas sucias, limpialo de nuevo.
–Sí, señor.–Pasé el cepillo haciendo círculos mientras veía a aquel hombre alejarse. Mis manos ardían debido a los productos de limpieza y lo único que deseaba era llegar a casa con Nana, quien ahora debía estar ayudando a vender frutas y verduras en el local de la señora Ji-Hu. Le había dicho miles de veces a mi hija que no tenía que trabajar pero ella insistía en apoyar a la anciana con las cuentas; si algo tenía mi hija era un gran corazón que no sabía cómo entraba en tan pequeña estatura.
Cuando terminé de limpiar la casa recogí el dinero por aquel trabajo, al menos me alcanzaría para comer dos días sin contar el pago de la luz eléctrica y también el alquiler, en el cual llevaba cuatro meses de retraso.
Mis pies estaban cansados y pesados, no quise tomar un taxi hacia la Villa, preferí ahorrarme ese dinero. Metí mi paga del día en mi zapato izquierdo. El camino hacia casa era demasiado peligroso, las personas por el barrio eran muy necesitados económicamente y desgraciadamente recurrían a otras formas de conseguir dinero.
Al llegar a aquel barrio me hice camino primero al local de la señora Ji-Hu para pasar por Nana, la anciana era muy amable con nosotras desde que llegué con mi hija en brazos hace seis años.
Entré al local asomándome y sonreí al ver a mi pequeña sacando cuentas. Era muy lista para las matemáticas con tan sólo seis años, podía hacer cuentas en cuestión de segundos. Cuando le entregó el sobrante al cliente me acerqué a ella.
–¡Mami!–Nana se acercó y la levanté para abrazarla. Cada vez que la veía me sentía completa.
–Hey, ¿terminaste?–La mini castaña asintió.–¿Y la señora Ji-Hu?
Señaló la silla donde la anciana se encontraba durmiendo plácidamente.
–Le dije que me iría cuando vinieras así que, ¿podemos ir a casa? Tengo hambre.–Pellizqué sus mejillas y tomé su mano para salir del local.
–¿Qué quieres comer, Nana?–Llevó su mano a su cabello castaño colocándolo en su hombro.
–¿Hamburguesa?–Hice una mueca disimulada. La carne para hamburguesa era muy cara en esta zona y aún más en la ciudad.
Me arrodillé frente a ella para estar a su altura.–¿Qué te parece si hago sopa y algo de arroz guisado?
–Pero eso comimos ayer...
–Lo sé, mi amor.–Pensé por unos segundos, si compraba los ingredientes para la sopa y el arroz podría comer yo también. Pero no quería dejar triste a mi hija.–Pero quiero llevarte al Mc Donals para tu cumpleaños y no puedes comer tanta hamburguesa en la semana.–La cara de la pequeña se iluminó y asintió.
No sabía cómo pero tendría que llevarla al Mc Donals, aunque eso significara que no comería en todo el día.
Al llegar a casa noté la silueta de un hombre con una gorra.–Mierda.–Susurré para mí misma. Era el cobrador de la renta. No tenía el dinero completo y el era una persona poco comprensiva. Por suerte mañana iría a limpiar unas de las grandes casas en la ciudad pero ya había puesto esa excusa muchas veces.
–Nana...necesito que juguemos a algo.–Mi hija me miró confusa.–Sí...mira, ¿qué tal si jugamos a las escondidas?
Aún sin entender nada ella accedió. Vigilé a mi hija a pesar de prometerle que no vería cuando ella se escondiera. Cuando por fin encontró un lugar esperé a que el cobrador de renta se fuera. Pasaron algunos minutos cuando por fin subió a su moto y se fue dejando un sobre en la puerta.
Caminé hacia donde sabía que estaba Nana y la abracé por detrás.
–Nooooooo.–Decía mientras le repartía besos por toda la cara.
–Atrapada.–La bajé para entrar a la casa y tomé el sobre disimuladamente.
Sabía de qué se trababa pero decidí no leerlo hasta hacer el almuerzo para ambas.
La tarde transcurrió y prendí la pequeña televisión que había encontrado en el basurero hace dos semanas. Era muy obsoleta pero servía. Vimos algunos dibujos animados hasta que ella se durmió acurrucada a mi. Las lágrimas empezaron a escurrirse por mis mejillas. Quería darle el mundo entero y no podía.
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angel [Jenlisa]
Hayran KurguJennie sería capaz de cualquier cosa para sacar adelante a su hija, Nana. Pero todo se vuelve más complicado cada día. ¿La vida le mandará a ese ángel que tanto necesita?