angel [Jenlisa]

Capítulo 19

Jisoo's POV

Mi corazón golpeó mi pecho haciendo que despertara de golpe. Odiaba esa sensación de susto cuando me despertaba, lograba ponerme de un humor terrible. Cuando comencé a despabilar me di cuenta de dos cosas: uno, me había quedado dormida anoche después de bañarme y dos Rosé no estaba.

–¿Rosé?–Llamé a la rubia buscando indicios de ella pero no estaba. Miré mi reloj y eran apenas las siete de la mañana. No tenía guardia hoy pero debía ir al hospital y ya iba algo retrasada.

Las mañanas no se me daban mal pero esta en particular me había dejado una sensación diferente. No sabía si estaba así por el golpe de pecho o por no encontrar a Rosé al despertarme. Entendía la situación que estaba pasando y tal vez el hecho de que durmiera conmigo la había hecho sentir incómoda.

–Dalgom, ven, mi amor.–Llamé al pequeño cachorrito quien entró corriendo al dormitorio.–Vamos a desayunar.–Tomé mi teléfono y busqué algún mensaje de Rosé pero no había ninguno en la bandeja.

Busqué su número y marqué pero no contestó por lo que le dejé un mensaje preguntándole si había llegado bien a casa, sabía que hoy tenía cita por lo que no le di más vueltas al asunto y seguí buscando qué desayunar antes de salir.

Sólo habían dos huevos y unas salchichas así que los saqué y me apunté mentalmente ir al supermercado a comprar más cosas para no morir de hambre, pero para ello debía terminar mis consultas del día.

*                            *                        *

–Si, doctora. Yo entiendo pero mi esposo no quiere que me opere, quiere tener más hijos.–Escuchaba a la mujer afligida quien se estaba recuperando del parto que había tenido hace unas semanas.

–Sé lo difícil que puede parecerle pero su primer hijo tuvo muchos riesgos para nacer, su preeclampsia podría complicarle las cosas en un futuro.–Respondí.

–No quiero más hijos, doctora pero mi esposo es algo exigente.–Solía escuchar este tipo de cosas en la consulta, no era la primera vez que una paciente me contaba sobre los problemas que tendría con su esposo si se realizaba un procedimiento para no tener más hijos.

–Le propongo métodos anticonceptivos en ese caso.–Miré a la señora que tenía una cara enorme de preocupación. Traté de empatizar con ella y darle más soluciones y terminó por acceder debido a los factores de riesgo que podía poner su vida en peligro si se embarazaba de nuevo, la mujer terminó accediendo y seguí pasando las consultas.

En lo que restó del día no paré de mirar el reloj en mi muñeca esperando que dieran las siete para ver a Rosé, estaba preocupada y no me contestaba los mensajes.

–Permiso, doctora.–Nayeon entró al consultorio sin previo aviso haciendo que diera un pequeño salto.

–Jesús, Nayeon, no entres así.–Me llevé la mano al pecho.

–¿Qué traes en esa cabecita?–Me miró pícaramente.–¿No será por la rubia de la otra vez?, ¿Rocío?

–Rosé.–Corregí.–No sé qué me pasa, me siento extraña cuando estoy con ella.

–Porque te gusta.–La miré sin decir una palabra porque tenía razón.

–Si pero, no creo que sea algo con lo que pueda cargar ahora. Sólo quiero estar con ella.–Dije.

–Supongo que a veces las cosas no pueden tomar el rumbo que quieres, o al menos no por ahora.–Ella me sonrió.–Pero eso no quiere decir que nunca vaya a pasar, ¿no?