Xiao Zhan, un chico que es el director de una de las mejores empresas de la ciudad.
Que sufrió el dolor del rechazo de su padre.
❱ Xiao Zhan perdió su casa, todo el dinero que ganaba se lo mandaba a su madre por lo tanto, no tuvo din...
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Terriblemente estaba el ahí, aquel traje negro con una corbata morada y su cuerpo tan bien formado lo hacía ver en muchos aspectos físicos muy guapo, sin embargo, su rostro gruñón era totalmente desagradable.
—¿Fue desalojado de su departamento?—
Lo mire sorprendido, era obvio que se diera cuenta, tenía una maleta a mi lado así que respondí: —Me.. Me estoy mudando, rente otro departamento—
—No le creo—me mira sombrío. —Sea sincero, tal vez pueda ayudarlo.—
«¿Ayudarme? ¡¿Él?!» Me reí internamente, ¿qué de bueno le habría pasado para ser ayudado por él?. Sin embargo, valía la pena intentarlo, si de verdad piensa ayudarme entonces aceptaré la ayuda.
—No pague renta—
Respondí, me sentía un poco avergonzado pero él solo agacho la cabeza y la volvió a levantar, camino hacia a mi y tomó mi maleta, me sorprendió pero vi como sacó las llaves de su bolsillo y abrió la caguela, puso mi maleta dentro de la caguela. Camino hasta el lado del conductor, abrió la puerta y antes de entrar me miro.
—Entra—
«¡¿Entra?!» No me esperaba eso, el chico entró al auto y encendio el auto, reaccione e ingrese al auto, estaba en el asiento del copiloto, se sentía extraño, me puse el cinturón de seguridad y el joven Wang siguió manejando, ¿a donde me llevaría?.
—Tiene suerte de encontrarse conmigo—hablo la persona a mi lado.
—¿Disculpe?—lo mire confundido.
—Si se hubiera encontrado a Wang Yibo estoy seguro que él lo hubiera dejado ahí—
¡Waow! ¡Esta hablando del otro presidente Wang! ¿Habrá odio de este Wang al otro?; respondí: —¿En serio?—reí incómodo. —Gracias por recogerme entonces—
No respondió, seguía mirando al frente, sin embargo, ahora que veía su perfil... Es muy guapo, pero no puedo enamorarme de él, nunca me voy a enamorar de un Wang.
—Por cierto—hable en el silencio. —¿A dónde me lleva?—
—A mi casa—
«¡¿Su casa?!, ¡¿se enamoro de mi?!» Aquel pensamiento invadió mi mente, ¿por qué me tendría que llevar a su hogar si apenas me conoce, esta persona da miedo?
—No quiero que pienses que soy una manga cortada, claro que no lo soy. —respondió a mis pensamientos. —Solo que no puedo finjir y pasar de largo como si no te conociera—
—Oh.. Entiendo, muchas gracias. —agradecí. —Pero.. ¿Por qué a estas horas va de regreso a su casa?—
—Me quedé trabajando—respondió.
—Ya veo... Debe estar cansado—
—¿Por qué no pagó la renta?—cuestionó, me gire para verlo, el me miró de reojo. —Lo siento, eso fue muy entrometido de mi parte—
