Xiao Zhan, un chico que es el director de una de las mejores empresas de la ciudad.
Que sufrió el dolor del rechazo de su padre.
❱ Xiao Zhan perdió su casa, todo el dinero que ganaba se lo mandaba a su madre por lo tanto, no tuvo din...
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Salí de aquella de casa, Yibo me ayudó a subir al auto y comenzó a manejar. No hablamos en todo el camino, el recorrido fue largo, su nueva casa era aun más hermosa que la anterior. Yibo y yo entramos, Wang Yibo se sentó en el sofa, era muy hermosa por dentro...
—Waow... Es muy hermosa tu casa—sonreí.
—Mn.. Me alegra que te guste.. —
Lo mire, su cara tenía golpes leves y moretones pequeños. Me acerque a él
—¿Tienes lo necesario para tus heridas?—cuestione.
—Mn.. Estan en el armario de la cocina, el que está en la esquina—
Sonreí y fui hasta ese lugar, ahí estaban gasas, curitas, alcohol, algodón y otras cosas. Las tome con ayuda de una canasta y fui con Yibo otra vez, se había quitado el saco, mostrando su chaleco de vestir sin mangas y su corbata. Mi corazón latió al verlo así, me acerque con las cosas. Coloque las cosas a su lado, hice que Yibo sostuviera el algodón y yo eche agua oxigenada. Comencé a limpiar las heridas de Yibo.
—Puedo hacerlo solo.. Tu estas herido—dijo Yibo.
—Me siento responsable... Zhou Cheng es como mi hermano, es normal que tome cargo de lo que te hizo—comente.
—¿Iras a la oficina?—cuestionó.
—No, le diré a Yi Fei que no iré en dos semanas.. No podré hacer mucho—
Termine de limpiar las heridas de Yibo y coloque gasas y curitas en sus heridas. Era obvio que él no podía ir así a la empresa, estaba fatal y Zhou Cheng también. Me levante y fui a la cocina, llamé a Yi Fei y le explique el porqué de que no iría durante dos semanas, ella lo entendio y me despedí. Volví a la sala y Yibo estaba ahí, pero ahora sin su chaleco, solo tenía su camisa y su corbata desordenada.
—Si quieres desvestirte hazlo en tu habitación—comente.
—Estoy en mi casa... Puedo hacerlo donde quiera.. —me respondió.
—Wang Yibo... En tu empresa eres un ejemplo a seguir pero ahora que te veo... Ahh—suspiré.
—Cuando nos casemos me verás así todos los días—me mira.
Me sonroje y mi corazón latió, decidí olvidar mis pensamientos y camine hasta Yibo, me senté a un lado de él. Y le cuestione:—¿Hay algún otro lugar que te duela?—
—Mn... —toma mi mano y la coloca en su pecho—Aquí... Duele.. Y mucho.. —
Lo mire, su mirada parecía triste.. ¿Qué secretos estaba escondiendo? Estos golpes tienen que ver con el pasado, por eso pelearon. Aleje mi mano de su pecho y tome su cara con mi mano.
—Puede doler pero... —sonreí. —Siempre puedes llorar aquí en mi hombro, aquí estoy para ti.. Y si quieres hablar aquí estoy para escucharte—
