Un grupo de niños de alrededor de 8 y 10 años, yacían atentos, sentados en sus lugares de su respectiva aula.
Una pequeña de hermosas trenzas, con los orbes chocolate llenos de ilusión, escuchaba con entusiasmo la aparente historia de amor que su maestra le estaba contando.
Y a su vez, un pequeño castaño de mirada ahumada, trataba de apuntar todo lo escuchado en su libreta.
Esa era la leyenda del «Noble emperador Fey y el resentido sirviente destinado»
— Como seguía diciendo... — La joven y esbelta maestra, cuya enseñanza se dedicaba a mortales e inmortales, les volvió a contar aquella leyenda que toda persona, sin excepción, debería saber.
Aquella historia de amor y de venganza que los había llevado a ese mundo de paz y armonía en el que se encontraban.
Érase una vez, un pequeño noble Fey, que en su travesía por el bosque, se encontró con su destino. Un pequeño ser inmortal al igual que él.
Ambos eran del mismo sexo, se hicieron amigos, y con el tiempo, se enamoraron.
Ellos eran muy felices al lado del otro, nunca hubo tan siquiera un solo llanto. Ese era el poder del destino. No había otro ser en el mundo que los haría más felices que ellos.
Pero no todo fue como se esperaba. Mucho menos en una época y reino llenos de convencionalismos, tradiciones, y muy poca tolerancia.
El joven noble Fey, tuvo que asumir el liderazgo de su reino por responsabilidad, y a su vez, desposar a una joven noble fae, quien sería su emperatriz y la madre de sus hijos.
Es de conocimiento, que esto no fue del agrado del joven sirviente. Había sido rechazado aun cuando el destino estaba de su lado. O tal vez no.
Consumido por la ira, despecho, y celos, aquel sirviente del reino Fey, asesinó a la emperatriz, a la real familia Fey, incluso a los hijos del Emperador. Y cuando no tuvo otra opción, también asesinó a su pareja destinada.
Esa fue la primera y única vez que alguien despreció tanto a su destinado, hasta llegar a matarlo. Fue la primera vez que el destino se equivocó.
Nunca encontraron a aquel sirviente, incluso algunos creen que al no soportar el dolor de asesinar a su pareja destinada, se suicidó.
— Maestra... — La pequeña de orbes marrones levantó su mano con un ligero temblor. — Esa historia es muy triste y me asusta mucho. — Dijo haciendo un mohín.
La aparente joven maestra dejó su recuerdo a un lado mientras ahora le dedicaba una sonrisa cálida a su alumna.
— Descuida pequeña, las leyendas se quedan en leyendas. Ahora ya no es así.
— Pero mis padres me contaron que tiene mucha verdad en eso. — Intervino el pequeño de ojos ahumados.
La maestra guardó el silencio por unos pocos segundos mientras miraba entre el pequeño y la pequeña.
— Descuiden lindos Lara y Cade, ustedes son afortunados por los deseos de nuestros antepasados. — Esta vez se dirigió a todo el alumnado. — Es ahora que gracias a ese error, que hoy en día hemos aprendido a vivir en armonía. Tanto inmortales como humanos.
Sin embargo, en la mente del pequeño Cade, aun yacía la duda de cómo es que los humanos ahora podían convivir en paz con los inmortales debido a esa historia. Si bien había escuchado, todo se trataba de la raza inmortal «Fey» pero no sé mencionó a ningún humano allí.
La maestra al saber lo que el pequeño Cade estaba pensando, con una amable sonrisa le dijo:
— El emperador de esa época tenía esos ideales. De vivir en un mundo pacífico junto a humanos y otros inmortales. En memoria a su grato gobierno y cruel defunción, sus ideas quedaron en los recuerdos de todos. Es así que poco a poco, todas las razas dieron cabida a esa armonía. Es así que, esta experimentada joven valkiria, puede enseñarles a ustedes, pequeños retoños.
No obstante, en la mente turbada de aquella valkiria oráculo, se seguía repitiendo la misma palabra «mal, mal, mal»
Buenas tardes, casi noche, ésta es una nueva historia que pretendo hacer. Siempre quise hacer una de éstas, que tiene que ver con el pasado y presente, y muchos miles de años de intervalo. Así como también que incluya a algunos inmortales. Para una mejor explicación, les dejaré una pequeña información de los inmortales que se han nombrado en esta especie de prólogo.
Inmortales Fey: tienen un gran parecido físico con los humanos, el único rasgo de diferencia sería que tienen las orejas punteagudas. Sus poderes sobrenaturales como bien se menciona es su gran rapidez, una mayor fuerza que los humanos y un gran conocimiento en los diferentes tipos de venenos.
Inmortales Fae: también tienen una gran similitud física con los humanos, solo que así como los fey, tienen orejas punteagudas, y sus ojos normalmente son de un color azul muy muy claro, demasiado frívolo. En cuanto a sus poderes sobrenaturales, serían en que cada fae tiene un poder en especial muy único y diferente, como hacer sentir dolor con solo una palabra, o absorver poderes de otros.
Inmortales Valkirias: todas son mujeres, y son de la mitología nórdica(en otro capítulo les pondré el screen de su historia). Tienen similar parecido con los humanos, con la diferencia de que sus orejas son puntiagudas y tienen unos muy pequeños colmillos en su boca, son casi imperceptibles. Son guerreras por naturaleza y aman las joyas, es una de sus debilidades.
Inmortales sorceri: también llamados hechiceros, su aspecto es igual que un humano. No hay diferencias físicas. En cuanto a su poder sobrenatural, es obvio que poseen magia al igual que las brujas. Con la diferencia(en cuanto a las brujas) es que va da hechicero tiene un poder que los distingue de los demás. Por ejemplo, uno puede ser el rey de la persuasión(significa que todo lo que mande, por magia debe cumplirse sí o sí), otra puede ser la reina de los espejismos(su poder obviamente consistiría en crear ilusiones que parezcan reales a cualquiera).
En sí, los que acabo de mencionar son los más importantes en esta historia. Y como ya dije, solo nos basta con conocer a estos pocos inmortales ya que la historia no se va a centrar tanto en estos, sino que, nos centraremos en la trama romántica.
Espero le den una oportunidad. Y muchas gracias por leer hasta aquí. Dentro de un rato seguiré con los capítulos.
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Egoísmo [AU] | EcuPer
Fantasy''Solo quiero una cosa. La muerte.'' "Y yo, enmendar mis pecados.'' Después de tantos siglos de lucha, al fin, las razas inmortales y los humanos pueden convivir en paz y armonía. Ambos se rigen por las leyes del destino; esto es, su pareja destinad...