Inicio de sus Pesadillas | Parte 4

30 11 2
                                    

Ante la salida del sol en el alba, con la vista borrosa y el cansancio sumado en cada extremidad de su cuerpo, al ver que ahora se encontraba en territorio humano, por fin pudo sonreír un poco, aún cuando esta sonrisa estaba llena de tristeza, de igual modo se sentía liberado, por lo que al encontrar una cueva en ese inmenso bosque, se adentró en ella sentándose en el suelo, apoyando su espalda en la pared rocosa y echando su cabeza hacia atrás, cerrando sus ojos por primera vez.

Aunque por ser inmortal nada podía dañarle al punto de dejar heridas, todo el trayecto lo dejó exhausto. Recordó que al salir de la casa Livádi sus ojos se nublaron con lágrimas y su pecho se estrujó al pensar en todo lo que tuvo que soportar el joven Cadeon.

Cadeon. De solo pensar y recordarlo, su corazón se encoje, sus lágrimas regresan y su calma amenaza con romperse por las fuertes respiraciones que lo hacen hiperventilar.

"Si tan solo no me hubiera conocido..."

Los pensamientos que pasaron por su mente fueron demasiados, lo absorbían por completo, lo arrastraban de nuevo al abismo. No obstante, recordó la promesa que hizo con Lara. Ella se atrevió a liberarlo aún a costa de un venidero castigo. Por ella tenía que salir y alejarse del horrible lugar que una vez llamó hogar.

Minutos después de haberse sentado, Miguel se levantó usando el poder de protección, renovando así sus fuerzas para así correr tan rápido, sin dirección alguna con el único propósito de irse a dónde nadie lo encuentre.

No supo cuántos días pasaron hasta llegar a su primera aldea, aunque tenía el miedo latente que sea una de las facciones aliadas a los Fey, pudo respirar con tranquilidad al ver que solo eran humanos por sus características físicas, lo cual pudo a...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No supo cuántos días pasaron hasta llegar a su primera aldea, aunque tenía el miedo latente que sea una de las facciones aliadas a los Fey, pudo respirar con tranquilidad al ver que solo eran humanos por sus características físicas, lo cual pudo aprovechar debido a su similitud con ellos; sin embargo, de todos modos tomó prestado una capa negra que lo ayudaría a esconderse cuando vaya más lejos, cuando ya no sean solo humanos con quienes se encuentre.

En su camino de días, de hecho el sorceri apostaría porque fueron semanas, se topó con un pueblo de variedad de inmortales, pero éstos parecían del bajo mundo, entre ninfas, vampiros sin su característico color rojo de ojos, y también, y para su sorpresa, se encontró con un grupo de hechiceros.

Miguel se asombró tanto que no podía creerlo, de hecho los observó de lejos escondido en su capa oscura.

¿En verdad todavía quedaban hechiceros no aprisionados por los Fey? ¿Cómo sobrevivieron? ¿Dónde se escondían? ¿Y por qué estaban tan cerca del reino que esclavizó a los suyos?

Los observó durante más de un día, que comían, como se divertían y como dormían, o para ser más exactos como en su mayoría no lo hacían. Fue ahí que recordó como Francisco hace mucho describió a su raza como libertinos, descarados y malvados; ahora que el sorceri los veía podía decir que estaba en lo correcto, así que al ver un poco más de ellos no quiso saber más. Fue así que dio marcha a seguir huyendo lo más lejos que podía con su escasa velocidad.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 07 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Egoísmo [AU] | EcuPerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora