Pastelería: Dulzura inmortal | parte 1

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El sábado por la noche Miguel había llegado a dar con uno de los famosos lugares de los «caza recompensas» [1]; si bien anteriormente había publicado allí un anuncio sobre la búsqueda de una sorceri llamada «Sarahí»; tiempo después -y recientemente- publicó sobre la aceptación de cualquier demonio que lo pueda llevar hasta Phandemonium; en consecuencia, y el motivo por lo que había vuelto a ese lugar muy concurrido por inmortales, era que efectivamente un demonio de la ira lo llevaría hasta allí.

Miguel tenía una muy buena razón por la cual quería ir específicamente al reino principal de los demonios; había llegado a sus oídos que hace unos meses «Sky Hall» había dejado de permanecer sobre las nubes para mudarse a uno de los tantos lugares dentro de Phandemonium.

La «Reina de la persuasión», quien por casualidad era una hechicera, se había coronado como reina de los vrekener junto al heredero de tales demonios alados; y toda la enemistad que ambos bandos habían tenido por siglos, ahora prácticamente era nulo; por cuanto, en el actual reino los vrekener y varios hechiceros convivían conjuntamente.

El antiguo sorceri ya no necesitaba buscar ambos reinos cuando podía ir solo a uno, añadiendo además, que una porción de hechiceros que no estaban presentes en los lugares ya visitados por Miguel, yacían en el actual reino de los vrekener.

Una vez el demonio de la ira lo dejó en la entrada de ese inmenso mundo, el más bajo le pagó una gran cantidad de oro; y el demonio -al cumplir con el trato- se fue.

El sorceri empezó a analizar el lugar casi desértico, e iba a recorrerlo hasta detectar alguna presencia de magia; no obstante su vista se vio rápidamente interrumpida por una mujer alta, pelinegra, con una corta y reveladora armadura que cubría escasamente su piel, y una mirada que te invitaba a la muerte. La esencia de magia se impregnó con intensidad en el lugar. Miguel se había encontrado con la hechicera más poderosa en todos los tiempos, la reina de los sorceri, con «Morgana» [2] a quien por cierto quería evitar, sin embargo, no dudaría en aprovechar cualquier oportunidad para encontrar a quién por siglos había buscado.

— Por fin nos encontramos, Miguel «Rey de la protección y de la memoria». —deslizó con desdén cada palabra entre sus labios, mientras se cruzaba de brazos en su lugar— No sabes cuánto esperé este momento, sobre todo por el hecho de que has estado atacando constantemente a mis súbditos.

—Morgana, no quiero pelear innecesariamente. —soltó con su recurrente frialdad y monotonía— Solo si sabes donde se encuentra «Sarahí», ahí te tomaré atención.

Con el evidente enojo por parte de Morgana, procedió a utilizar el poder que le correspondía como reina de los sorceri; poder que ningún hechicero podría igualar así como tampoco superar.

Con el evidente enojo por parte de Morgana, procedió a utilizar el poder que le correspondía como reina de los sorceri; poder que ningún hechicero podría igualar así como tampoco superar

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— Normalmente jamás regañaría o castigaría a mis súbditos por robar unos cuantos poderes de sus iguales. —empezó Morgana después de decir expresamente «quédate quieto y sin utilizar poder alguno»— Todos los sorceris saben que si no pueden cuidar adecuadamente sus poderes, entonces éstos merecen ser arrebatados.

Egoísmo [AU] | EcuPerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora