Inicio de sus Pesadillas | Parte 1

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Cierto escalofrío recorrió el cuerpo agotado y abatido en el suelo. Los ojos que duraron cerrados toda una noche, por fin se abrieron lentamente, visualizando el techo y cuarto con una tenue luz, la cual indicaba que el amanecer se había superpuesto en el nuevo día.

Su respiración era lenta y calmada, aún no se despertaba con totalidad. Miguel en verdad que estuvo durmiendo en consideración de lo mucho que no lo hizo. Fue más de un día y una noche que no pudo dormir.

Él no pudo dormir, pero ¿Por qué no pudo dormir hasta ahora?

Los recuerdos de los días anteriores llegaron a su mente como un rayo, recuerdos que hicieron que sus ojos se abrieran al tope, y se levantara del suelo, prácticamente apresurándose hacia las puertas que lo mantenían encerrado.

— ¿Hay alguien ahí? —preguntó empujando las puertas, sin embargo, éstas no se abrían por más que intentaba— Por favor, por favor, déjenme salir.

Sabía que si las puertas no se abrían era porque los guardias del palacio las mantenían así, todavía seguían acatando la orden inicial de Francisco. Miguel no podría salir de allí, ese era su castigo.

La respiración anteriormente calmada, al paso de cada segundo, se aceleraba con la preocupación que rondaba su mente.

Miguel miró para todos lados, su corazón martilleaba contra su pecho. Pensó en rogar a los guardias para que se apiaden de él y lo dejen ir, pero recordó que eso no funcionó los días anteriores, y menos funcionarían ahora.

Su respiración seguía agitándose, si eso seguía así, quizás volvería a hiperventilar.

"Cade es solo un niño" "No merece el castigo que le impusieron"

"Cade..."

Cuando sus ojos vieron la ventana, su mente se sincronizó con los recuerdos del joven Cadeon escalando para hacerle compañía, y una idea llegó a él en consecuencia.

A pasos apresurados se subió a la ventana, observando la altura que distaba del suelo. El castillo de por sí era muy alto, cada nivel contenía muchos pies de altura, y el sorceri se encontraba en el cuarto nivel. La caída sería dura, los hechiceros eran los peores del Lore en habilidades físicas y resistencia; no obstante, Miguel no dudó ni un segundo en saltar. Podría ser que por su habilidad de protección podría no hacerse daño o curarse después de la caída, pero el dolor siempre quedaba, así que ese sería el precio de su temeridad.

Al caer, efectivamente se lastimó y se quebró el tobillo. Sin embargo, no importándole su dolor, activó su poder, y así se recuperó en segundos.

Viendo el color del cielo, supo que no podía perder tiempo, tenía que salvar al niño, es lo mínimo que podía hacer por él después de todo.

Miguel corrió descalzo rumbo al patio de la Casa Livádi, sabiendo que muy probablemente allí se llevaría a cabo la tortura de Cadeon. Corrió lo más rápido que podía, agradeciéndole a los cielos por no llevar puesto consigo el collar de anulación, así como también por sus poderes de hechicero. Miguel estaba casi seguro de que le servirían de gran ayuda para rescatar al joven humano.

Siguió corriendo casi sonriente porque se animaba a sí mismo con que lo lograría, casi podía apostar con que así sería, pero aquella sonrisa menguó en cuanto observó a los lejos el humo negro proveniente del lugar al cual se dirigía.

Ante la vista, sus pasos se ralentizaron, su cuerpo se enfrió, así como su respiración dejó de agitarse, al punto de dejar de respirar con esos segundos de angustia.

Cuando salió de su shock inicial, volvió a correr en esa dirección, con un único pensamiento en mente, y ese fue, el que esperaba no llegar demasiado tarde.

Al momento que se acercaba y ya podía ver la silueta de una persona atada a un palo grueso de madera, siendo quemada con fuego ardiente desde los pies; también empezó a escuchar gritos de dolor y agonía que acompañaban al castigado.

Fue solo entonces cuando sus miradas se encontraron. Francisco estaba de pie, observando indiferente la realización de la calcinación, solo desviando su mirada a Miguel cuando sintió su presencia, mandando a su vez a los guardias a su lado para que lo detuvieran a la fuerza.

Si bien Miguel también supo que Francisco estaba allí, no se atrevió a mirarlo; en cambio sus orbes dorados fueron hasta los angustiados ojos ahumados, los cuales casi estaban cubiertos por lágrimas.

Nuevamente los latidos del sorceri se aceleraron, su respiración volvió a agitarse, y su mano se elevó queriendo alcanzarlo, más no podía, Miguel no podía alcanzarlo porque los guardias lo retenían.

Su vista, que era mejor que la de un humano, al final leyó las últimas palabras de su pequeño Cadeon.

"Por favor, no veas."

Caedeon... él incluso en esas circunstancias pedía por él, incluso cuando Miguel no podía protegerlo, él quería protegerlo a él.

El joven humano cerró los ojos, cayendo inconsciente por haber inhalado el humo de su incineración. Y solo cuando Miguel vio sus ojos cerrados, gritó, gritó tan fuerte que casi hizo sangrar los oídos de los presentes.

El hechicero, en negación acerca del destino de Cadeon, se lastimó, forcejeó con los guardias y tiró patadas para que lo dejen libre. Sin embargo, con sus nulas fuerzas solo pudo llegar hasta Francisco, a quien rogó de rodillas y llorando que pare, que libere al niño, que no haga más, que haría de todo para que esto termine, pero la única respuesta que obtuvo de él fue la desviación de mirada y la orden a sus guardias de llevarlo a su habitación y no volver a dejarlo escapar.

Miguel observó como se marchaba no atendiendo a sus súplicas, luego observó como el fuego ahora consumía la mitad del cuerpo de Cadeon. Cualquiera que haya visto la escena, sabría que el joven humano ya no se encontraba en el mundo de los vivos, pero el sorceri se negaba a aceptarlo, si el pudiera llegar hasta él, podría curarlo. Miguel quería convencerse de que así sería.

Lloró, gritó, golpeó con todas sus fuerzas a los guardias para que lo dejen libre. Sus súplicas ahora eran dirigidas a los dioses del cielo y a los propios guardias, Miguel imploraba piedad, una piedad que no le fue concedida. Y solo cuando todo el cuerpo entero de Cadeon fue consumido por las llamas, Miguel dejó de gritar, quedándose mudo, el aire agotándose para él, llegando al punto de hiperventilar y volver a desmayarse en presencia de los guardias.

Fue así como por primera vez perdió a un ser querido, dejándole un trauma profundo en su corazón.

Fue así como por primera vez perdió a un ser querido, dejándole un trauma profundo en su corazón

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:D

Holaaa, ¡Feliz Año Nuevo! Ajajsshshhaaha

Sé que es tarde, pero no quería arruinarles su inicio de año con este capítulo, así que por eso ahora lo tienen, un 02 de enero 🤭 Qué buena persona soy.

Por cierto, se vienen capítulos de este calibre, así que a soportar 🤭 ansbsbsbss ¿Meper donan? 🥺👉👈

Egoísmo [AU] | EcuPerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora