Miguel «El Rey de ...»

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Miguel se había arrinconado a una esquina del sofá, allí por el resto de la madrugada lloró en silencio mientras abrazaba sus piernas, y su rostro estaba enterrado en ellas.

Cuando amaneció, las lágrimas habían dejado de salir de sus tristes orbes, pero su rostro estaba impregnado de aquellas lágrimas secas.

Poco a poco sus ojos se acostumbraron a la luz del amanecer, pero su corazón aun rugía con pesar.

Miguel tenía alrededor de 3000 años de existencia, muchos de aquellos años él soñó infinidades de pesadillas, sobre todo los dos primeros siglos.

Después de aquel largo infierno en reclusión, las pesadillas habían mermado. Si bien nunca obtuvo un buen sueño, lo más cercano a eso era soñar con absolutamente nada. La oscuridad lo consumía, y en un abrir y cerrar de ojos, volvía a despertar.

Pasó más de un milenio sin conciliar el sueño, después de todo los inmortales no tenían aquella necesidad fisiológica, si lo hacían era por mero placer, no por más. Y cuando en estos últimos siglos pasaba entre no soñar nada o simplemente no dormir, de nuevo volvían a él aquellas pesadillas tormentosas.

Francisco fue el detonante.

«¿Por qué?» «¿Por qué él? ¿Por qué está aquí de nuevo?» Pensaba Miguel con melancolía.

Su mirada apagada todavía recordaba cómo se veía el Francisco de hace 3000 años. Eran prácticamente iguales, sus características físicas eran las mismas. El alma era el mismo.

Su compañero había vuelto a él. Ambos eran destinados, siempre lo fueron, incluso ahora. Miguel podía sentir como la fuerza del destino los enlazaba en alma y espíritu. Gracias a esa unión, Miguel sentía con mayor arraigo el dolor en su memoria.

Después de todo se lo merecía. Él había cometido el pecado más imperdonable en aquel mundo regido por el destino.

Él había asesinado a su compañero, él había acabado con la vida de Francisco.

Él había asesinado a su compañero, él había acabado con la vida de Francisco

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Los humanos lo conocían como Miguel Prado «Un simple hechicero educador». Los jóvenes inmortales lo conocían como Miguel «El sorceri misterioso y solitario». Los inmortales más longevos y poderosos lo conocían como Miguel Prado «El más odiado sorceri entre los de su misma clase». Pero solo una inmortal, para ser más exactos, una valkiria primordial[1] lo conocía como Miguel de la casa Livádi «El rey de la protección y de la memoria, hacedor de los poderes de opresión, fuego, tierra, aire, trazo y destrucción». Era llamada «Phoenix, la que todo lo sabe», ella es la más poderosa valkiria en todos los tiempos, la más exacta oráculo en el mundo inmortal, ella era la única que conocía todo el pasado de Miguel.

Ellos nunca se habían encontrado, Miguel jamás la había enfrentado, pero lo que todo el mundo sabía era que aquella pequeña valkiria sabía todo de todos sin necesidad de un encuentro fortuito. A Miguel no le interesaba encontrarsela en su camino, sí, la necesitaba, pero el rumor de su locura era mucho más grande que su sapiencia en el destino.

Egoísmo [AU] | EcuPerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora