Selección y venganza

2.4K 192 51
                                    

Blake y yo estuvimos una media hora esperando en ese pasillo, hasta que el profesor Longbottom vino a buscarnos.
     
- Bien, chicas. Primero va a entrar Blake - dijo mirandonos a las dos de manera interrogante. Ella entendió que él no sabía quién era quién y levantó la mano. El profesor sonrió y continuó -, ya que es la más joven de vosotras dos. Cuando haya sido elegida será tu turno, Bella. ¿Entendido? - nosotras asentimos - perfecto, entonces en unos minutos comenzará vuestra selección.

Miré a Blake y entendió a la perfección que era el momento. Sacó un pintalabios oscuro y se lo puso mientras yo deshacía mi trenza. Sacó de sus bolsillos unas chapas y nos las colocamos en la chaqueta, la remangamos hasta el codo y soltamos los botones. Desabroché un botón de mi camisa para que se viera mejor el collar y nos atamos las corbatas a la muñeca como si fueran bandanas. Cuando el profesor de herbología se giró para indicarnos que era la hora, se quedó estupefacto. Pestañeó un par de veces, confundido.
     
- ¿Cuándo habéis...? Bueno, da igual. Es la hora.

Mi hermana me miró y vi que estaba algo nerviosa. Le mostré mis pulgares en señal de apoyo, ella rió, suspiró y entró en la sala con la mirada al frente y paso decidido. A veces me sorprende la cantidad de confianza que tiene esta chica.
Apenas había pasado un minuto cuando escuché una tromba de aplausos y supe que era mi turno. Longbottom me dio una sonrisa tranquilizadora y le devolví el gesto. La verdad es que estaba algo nerviosa. Carraspeé, me acomodé la falda, cerré los ojos y suspiré, tenía que ser valiente. Noté calor en mi cuello y cuando miré la piedra de mi collar estaba brillando emanando una luz rojo intenso. De cierta manera esto me reconfortó, y supe que todo iría bien.

La puerta se abrió delante de mí y avancé con paso decidido pero despreocupado atravesando todo el pasillo hasta el taburete. En el camino saludé a la gente que conocía y le lancé un beso a mis amigas, que no hacían más que gritar cosas como "¡Esa es mi amiga!", "¡Ahí va un ángel!" o "¡Ahora dudo de mi heterosexualidad!". Llegué al taburete entre risas y me senté cruzando mis piernas, esperando a que me pusieran el sombrero. Antes de que este me tapase la vista, vi a Blake sentada junto a Albus en la mesa de Slytherin.

Me alegré por ella, encajaba a la perfección en esa casa.
       
- Bueno, veamos... ¿Qué tenemos aquí? Otra Evans, ¿eh? Bueno, Evans... o no. No eres para nada parecida a tu hermana, no. Tu eres más dulce y elegante, pero no frágil. Eres fuerte e inteligente. Harías lo que fuera para ayudar a la gente que quieres, lo darías todo por ellos. Veo que eres una bromista... Me recuerdas mucho a tu abuelo, aunque tu no llegaras a conocerlo. Hay un gran poder en ti... si... demasiado grande como para ocultarlo durante mucho más tiempo. Llegado el momento deberás tomar una decisión, y confío en que lo harás con sabiduría. Veamos... ¿en qué casa voy a ponerte? Fuerte, valiente, considerada, inteligente, creativa... serás una muy buena incorporación para... ¡GRYFFINDOR! - terminó el sombrero gritando mi nueva casa.

La casa escarlata comenzó a gritar y aplaudir. Me bajé algo aturdida del taburete y caminé hacia el hueco que me habían reservado las chicas con una sonrisa, a pesar de que tenía un millón de preguntas. ¿A qué decisión se refería? ¿Gran poder? ¿Acaso insinuó que no soy una Evans? La cabeza me dolía y todo me daba vueltas. Me senté y noté como ellas me abrazaban y la gente me daba palmaditas en la espalda. Miré a la mesa esmeralda y Blake alzó sus pulgares en mi dirección. Ya estábamos acostumbradas a ir en distintas casas, así que no iba a ser ningún problema.

La directora McGonagall empezó a hablar dándonos la bienvenida y también dio una serie de avisos, algo sobre mantener el orden en los pasillos y no ir nunca al Bosque Prohibido. Cuando terminó su discurso alzó sus brazos y las mesas se llenaron de montañas de deliciosa comida. Me serví un poco de puré de patata y pollo asado, guisantes y zanahorias. Mientras comíamos hablé con las chicas sobre lo alucinante que iba a ser la broma que habíamos planeado en el tren. Los Merodeadores 2.0 siempre hacen la primera broma del año a la mañana siguiente de empezar el curso, por eso nosotras nos adelantaríamos.
Cuando habíamos acabado de comer y esperábamos a que sirviesen el postre fue cuando decidimos ponernos en marcha. Le hice una señal a Blake, ella se levantó y caminó hasta Fred. Puso una mano en su hombro y aprovechando ell momento en el que él se giraba y los demás aún no habían reparado en su presencia lanzó una pastilla al refresco del pelirrojo. Cuando el Weasley se giró hizo un ruidito de asombro, lo que llamó la atención de sus amigos, los cuales dejaron lo que estaban haciendo para mirar concentrados la escena. Mientras Blake y Fred hablaban, nosotras aprovechamos que el resto de los merodeadores estaban distraídos e hicimos lo mismo que mi hermana le hizo al vaso de Fred y volvimos a nuestro sitio. La morena siguió con la conversación, pero fue interrumpida.
         
- ¿Qué diablos quieres, serpiente? ¿Ya te has aburrido de la gente de tu mierda de casa y vienes buscando algo de diversión? - le dijo Potter con una sonrisa sugerente y le guiñó el ojo.

Soy la hermana mayor, así que de ninguna manera iba a dejar que trataran así a Blake. Me acerqué rápidamente y me metí en medio de la discusión.
      
- ¿Quién diablos te crees que eres para hablarle así a mi hermana, eh? - escupí.

No era mi intención, pero lo dije demasiado alto. Y si el comentario de James ya había atraído miradas, mi grito había acabado la tarea: ahora éramos el centro de atención.
      
- Hola, pelirroja. Tranquila, no te pongas celosa - dijo mirándome de arriba a abajo otra vez, odio cuando hace eso - Hay James de sobra para todas - terminó guiñandome un ojo.

Digamos que no se me suele conocer por tener paciencia. Me puse roja de furia e hice lo primero que se me ocurrió. Agarré un vaso de zumo de calabaza que estaba bebiendo un chico a mi izquierda y se lo tiré a la cara a Potter. Él me miró sorprendido, ofendido y muy cabreado. Antes de que pudiera decirme algo añadí:
       
- No te acerques a mi hermana nunca más. Y no me llames pelirroja, Potter. Vas a saber lo que es bueno...
       
- ¿Lo que es bueno?- rió con ganas - Cariño, no sabes con quién estás hablando...
       
- No, tú - lo señalé - no sabes con quién estás hablando. Que os aproveche la cena, espero que no os atraganteis- terminé diciendo con desdén.

Cada uno volvió a su sitio. Ahora solo quedaba esperar. Sirvieron el postre y comimos lo más rápido que pudimos, impacientes por ver el espectáculo. Cabe decir que durante el resto de la cena desde el incidente, tuve la mirada de Potter sobre mi casi todo el tiempo.

Diez minutos después, el plan dio sus frutos. Uno de los gemelos rubios fue hacia la mesa de Gryffindor desde la de Ravenclaw y los Merodeadores dieron su habitual brindis para empezar bien la "temporada de bromas"  (también conocida como año escolar) y bebieron todo lo que había en sus copas de un trago y a la vez. Cuando las volvieron a apoyar en la mesa empezó el caos. Primero comenzó a crecerles el pelo exageradamente rápido hasta que lo arrastraban por el suelo, luego se les puso de colores (verde, morado, fucsia, amarillo pollo y azul eléctrico). Por último, sus dientes delanteros comenzaron a crecer de manera descontrolada hasta que les llegaron a la barbilla.
Todo esto sucedió tan rápido que apenas tuvieron tiempo de intentar cubrirse. Todo el gran comedor comenzó a reír, nosotras incluídas. Luego nos levantamos con una sonrisa de suficiencia y fuimos hasta ellos.
       
- Vaya, Potter. ¿Nuevo look? - me burlé mientras las demás se reían.
       
- Tú...- intentó hablar, pero apenas se le entendía por los dientes.
       
- Te dije que no sabías con quién estabas hablando - lo corté con una sonrisa - Mira, yo
no quería problemas, pero esto va por lo del tren y por mi hermana. ¿Queréis batalla? Tranquilos, Merodeadores. Nosotras - continué señalándonos - os daremos guerra.

Dicho esto, salimos del gran comedor con elegancia y la cabeza bien alta, mientras el resto de alumnos nos aplaudían. Dom, Rox y Lilu se veían radiantes de alegría, y tanto Blake como yo compartimos esa emoción.

Que empiece el juego.

•Riptide• j.s.pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora