Línea

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- ¿Podrías tranquilizarte? -me preguntó James desde la silla en donde estaba sentado pasándose las manos por la cara.

- ¡¿Tranquilizarme?! ¡¿Cómo quieres que me tranquilice?! -grité mientras dejaba de caminar en círculos.

- Pues tranquilizándote, Bella -dijo levantándose y caminando hacia mí-. Puede que sea un error o que solo nos esté tomando el pelo.

Suspiré y asentí, aunque no muy convencida.

- Deberíamos marcharnos, se está haciendo tarde -recomendó mientras avanzaba hacia la puerta.

Comencé a seguirlo, dispuesta a largarme de esa casa lo antes posible, pero algo hizo que me detuviera. Tenía la sensación de que nos estábamos olvidando de algo.

- Oye, ¿revisaste esta habitación?
- ¿Esta habitación? -preguntó mientras se volteaba- Si, aquí no hay nada.

Lo ignoré y me acerqué a la estantería que había a mi izquierda. Era de una madera oscura con algunos detalles ornamentales y estaba llena de libros cubiertos de polvo, excepto uno. Estiré mi brazo hacia él, rozando la tapa de piel con los dedos y tiré de él cuidadosamente. Me alejé un par de pasos al mismo tiempo que oía el sonido de decenas de engranajes funcionando. En apenas unos segundos, la estantería se había desplazado, dejando ver la entrada a una sala vagamente iluminada.
Avancé unos pasos hasta quedarme en el umbral.

- Una sala oculta. ¿Por qué no me sorprende? -comentó James mientras soltaba un bufido.

Lo ignoré nuevamente y seguí caminando. Cuando entré me encontré con que la estancia estaba totalmente vacía. No había ningún mueble a la vista, tan solo una alfombra roñosa en el suelo. Suspiré pesadamente, nada aquí iba a servirnos.

- Aquí no hay nada, vámonos, estamos perdiendo el tiempo -resoplé mientras volvía sobre mis pasos.

- Espera -me detuvo el azabache agarrándome del brazo-. Recuerdo que de pequeño mi padre siempre me decía que cuando me sintiese perdido solo… solo tenía que encender la luz.

Me soltó y hurgó en sus bolsillos buscando algo. Después sacó un mechero y lo prendió. La pequeña llama iluminó la estancia lo suficiente como para que pudiesemos vernos el uno al otro, pero seguía sin ser suficiente.

- Espera aquí -dije.

Salí de la habitación y unos instantes más tarde volví a entrar con dos candelabros. Los sujeté mientras Potter encendía las velas y luego le entregué el suyo. Recorrí la estancia con la mirada hasta que me fijé en unos dibujos en las paredes.

- James, mira esto.

Me acerqué a la pared, iluminándola aún más. En ella, pequeños retratos junto con algunos letreros trazaban intrincadas figuras y cadenas. Pero todos tenían algo en común: el apellido.

- Es una especie de árbol genealógico. Mira, este hombre es de 1775 y esta mujer del 1803. Eso fue hace muchísimo tiempo. No sabía que la familia Black era tan antigua.

- Si, de hecho es una de las más antiguas. También en lo que a pureza de sangre se refiere; forman parte de los sagrados veintiocho.

- Impresionante...

Seguí observando con curiosidad las pinturas, sorprendiéndome con algunos de los extravagantes nombres que encontraba.

- Bella… tienes que ver esto.

Me acerqué a James y miré lo que estaba señalando.

- Sirius… pero, ¿por qué su foto está...?

- ¿Quemada? -asentí- No tengo ni la menor idea. Pero eh, mira, la madre de Teddy está igual… y su abuela…

- Deben de ser los repudiados de la familia. Aquellos que se negaron a seguir sus ideales.

- ¿Entonces por qué Regulus está intacto?

- Tal vez nunca llegaron a descubrir lo que hizo… me pregunto si Sirius lo supo -James me miró-. Ya sabes, si llegó a saber que su hermano no era como el resto de su familia, que siempre estuvo de su lado- añadí encogiéndome de hombros.

- No lo sé. Supongo que nunca lo sabremos.

Asentí comprendiendo y lo vi fruncir el ceño.

- Vaya… que extraño. Según esto, si tuvo hijos, pero mi padre siempre dijo que su padrino era un alma libre y que nunca había llegado a formar una familia -dijo señalando una parte de la pared.

La línea estaba unida a donde anteriormente había estado el hueco de Sirius y desembocaba en la fotografía de un hombre de cabello oscuro y aspecto frío, a su lado estaba el de una mujer que miraba a la  cámara de forma altiva. Un escalofrío me recorrió la espalda y comencé a marearme. Ambos me resultaban muy familiares

- Bella, la línea continúa- apuntó Potter en voz baja.

- ¿Qué? -pregunté estupefacta.

- Si, mira, justo ahí. Sujeta esto...

James me entregó su candelabro y descolgó un cuadro que había en la pared. Detrás de él pude observar el retrato de otra persona. Le devolví lo que estaba sujetando al azabache y me acerqué para ver la pared más de cerca.
Abrí los ojos como platos y me llevé la mano libre a la boca con sorpresa. James se giró para mirarme con la misma expresión que yo. Di unos pasos hacia atrás, tratando de recordar cómo se respiraba. Mi corazón latía con fuerza y todo me daba vueltas. Solté el candelabro, que cayó al suelo con un sonido sordo y me llevé las manos a la cabeza, tratando de ordenar mis pensamientos. Me pitaban los oídos y tenía la sensación de estar bajo el agua. Tropecé con mis propios pies y caí de espaldas. Poco a poco fui cerrando los ojos a la vez que se me nublaba la vista. La cara de un James muy preocupado fue lo último que vi antes de desmayarme. Eso y el retrato de una muchacha pelirroja y ojos grises al final de la línea.


HOLAAAAAA MI GENTE
¿Cómo están? Espero que bien.
Este ha sido un capítulo muy corto pero a la vez muy necesario.
Como muchos habíais comentado, si, Bella es la nieta perdida de Canuto.
Lo importante es: ¿Qué harán ahora con esta información?
No os olvidéis de votar y dejad vuestros comentarios, me encanta leerlos.
Un beso enormeeeee os amoo
Persea Black

•Riptide• j.s.pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora