Un mal presentimiento

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Llevábamos tres horas en la biblioteca pero aún no habíamos encontrado nada. A estas alturas Lily estaba jugando con su pelo, Blake estaba dormida sobre su libro y Dom y Rox estaban en proceso.
Suspiré cerrando el libro con fuerza, haciendo que se sobresaltaran.

- ¡Esto es imposible! ¡Jamás voy a acabar este maldito ensayo! -me quejé.

Tenía que hacer un trabajo para la clase de DCAO de un metro de pergamino y todavía me faltaban unos veinte centímetros.

- Ojalá pudiera ayudarte -dijo Nique-, pero ya sabes que voy a entregar el trabajo que hizo mi hermana en su momento. Es decir, no tengo ni la menor idea de qué va.

La pelirroja tenía suerte de tener una hermana mayor (y Ravenclaw) que se había graduado hace mucho. El actual profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras no le había dado clase, por lo que Dom podía "reciclar" los trabajos de su hermana.

El profesor Clearwater era un hombre de mediana edad, bajito y regordete, semicalvo y muy molesto. Era asquerosa la forma en la que miraba a las alumnas. Todas lo odiábamos.

- Chicas, ya es la hora de la cena -apuntó mi amiga de rizos.

Todas se levantaron y recogieron sus cosas, pero yo me quedé sentada. Me miraron de forma interrogante y yo bufé.

- Tengo que entregar esta mierda mañana a primera hora, me parece que me voy a quedar un rato más -expliqué.

Ellas asintieron.

- Te llevaremos algo luego a la habitación -aseguró la pelirroja menor.

- Gracias, Lils.

Se fueron dejándome sola entre montañas de libros. Suspiré y volví a coger la pluma, lista para seguir trabajando. Una hora más tarde por fin había terminado. Guardé los libros en su sitio y enrollé el pergamino, procurando no arrugarlo. Salí de la biblioteca y emprendí mi camino hacia la sala común. Pero algo llamó mi atención.
Pude observar como una sombra doblaba la esquina y se metía en un pasillo muy oscuro. Saqué mi varita y decidí seguirla. Después de un rato la vi atravesar una puerta del séptimo piso que se encontraba frente el tapiz de Barnabás el Chiflado. Qué extraño, no recuerdo que ahí hubiese ninguna puerta.
Aproveché que la había dejado entreabierta y entré a investigar. Lo que vi al entrar me sorprendió: era sin duda la habitación más grande que había visto nunca, podía tener fácilmente el tamaño de once salas del tamaño del gran comedor o incluso más, y estaba lleno de multitud de objetos y muebles variados, formando torres hasta el techo.

- Lumos -susurré.

Seguí caminando, buscando la sombra. Me movía despacio y cautelosamente mientras miraba en todas direcciones. Vi la figura extraña meterse entre dos columnas y la seguí. Cuando llegué allí me encontré con que era un callejón sin salida. Frente a mí se encontraba un escritorio con algunos papeles esparcidos sobre él y una especie de diario. Me acerqué y los inspeccioné iluminándolos con la luz de mi varita. Algunos eran titulares de periódicos, como "Se desmantela una reunión de mortífagos clandestina. Se han detenido a una docena de puristas y dos personas han muerto" que había publicado El Profeta o "Gran misión del departamento de aurores que hace temblar la confianza de los mortífagos", del Daily Witch.
Sin embargo hubo uno que me llamó más la atención.
Cogí la página arrancada de El Quisquilloso y leí: "Los Black, acusados de empujar a su hija al suicidio". Curiosamente todos los artículos tenían la misma fecha. Seguí leyendo el artículo.

"Todo el mundo habla del éxito de la operación llevada a cabo por los aurores al irrumpir en una reunión mortífaga clandestina en la que se pretendía traer de vuelta al señor tenebroso, pero nadie habla de la verdadera tragedia que aconteció ese día. Según nos han informado nuestras fuentes, entre ellas el mismísimo Harry Potter, jefe del departamento de aurores, durante el ataque se encontraron con que había una niña en muy malas condiciones y asustada (la cual luego supieron que era la hija de los Black) que salió corriendo en cuanto tuvo la ocasión. Observaron también que su huída preocupaba más a los mortífagos que los propios aurores, y que mientras que algunos se quedaban a luchar otros fueron en busca de la muchacha. Harry Potter y Ronald Weasley fueron algunos de los aurores que salieron en busca de la niña, encontrándola al borde de un acantilado rodeada de mortífagos. A pesar de que entraron en acción con rapidez, no pudieron evitar el triste desenlace: la pequeña se arrojó directa al mar, desde unos 30 metros de altura. Todavía no se ha encontrado su cuerpo. "

Dejé el papel encima de la mesa de nuevo y me llevé la mano a la frente, de repente había comenzado a dolerme la cabeza.
Había fotos de gente vestida de negro con la marca tenebrosa tatuada. Mortifagos, pensé. Pero había alguien que me llamaba la atención: Una mujer alta, de pelo negro, con unas facciones muy parecidas a las mías. Una oleada de odio me invadió, asustándome. Decidí largarme de aquel sitio, pero antes cogí el diario con tapas de cuero y me lo llevé. Sentí que era importante.

Cuando llegué a mi cuarto las chicas ya estaban durmiendo, así que procuré hacer el menor ruido posible. No comí la comida que había encima de mi escritorio, la verdad es que se me había cortado el hambre. Simplemente guardé el diario bajo el colchón y me fui directamente a la cama.

Sentí como me perseguían y corrí lo más rápido que pude. Pronto llegué a un alto y escarpado acantilado. No había escapatoria, era el fin. Intenté tomar otro camino, dar la vuelta y volver al bosque, pero ellos ya estaban allí. Barajé las dos opciones que tenía: de un modo u otro, acabaría muerta independientemente de mi elección. Di un paso atrás, acercándome al borde.

- ¿De verdad piensas saltar? No seas estúpida, hija, morirías. Ven con tus padres. Nosotros cuidaremos de ti, tendrás una vida larga y llena de lujos, como mereces.- dijo un hombre estirando una mano hacia mi- no vale la pena derramar una sangre tan pura como la tuya... en vano.

- Una vida como la vuestra no es una vida- dije fría, mirándolos directamente a los ojos.

Vi como a lo lejos llegaban corriendo las personas que habían irrumpido en la mansión y como el hombre empezaba a avanzar hacia mi. No me dio tiempo a pensar en lo que estaba haciendo, tampoco en si era la decisión correcta. Simplemente di dos pasos hacia atrás, y cuando me quise dar cuenta ya estaba cayendo. Escuché unos gritos, pero ya me parecían lejanos. Miré abajo y vi como cada vez estaba más cerca del agua, así que cerré los ojos.  Me encontraba cayendo al vacío, hacia una muerte segura.
Sentí como mi cuerpo impactaba contra el agua, con un ruído sordo. Sentí frío, y como el agua me envolvía y la espuma me acariciaba las mejillas. El camisón se enredaba con las olas y mi pelo volaba en todas direcciones. No sentí dolor, nada en absoluto. Fue como si el mar me abrazara, como si volara. Abrí los ojos y vi los rayos del sol colándose a través de la superficie. Era una vista totalmente hipnotizadora, hermosa y mágica. Cerré los ojos con una sonrisa y me hundí en las profundidades, mientras dejaba salir todo el aire que tenía en los pulmones.

Me desperté con una exhalación, otra vez el maldito sueño. Miré a las demás y vi que seguían durmiendo, al menos no las había despertado. Estaba sudando y tiritando. Miré la hora en el móvil, las tres y media de la madrugada. Suspiré, no creo qeu sea capaz de volver a dormirme. Me levanté sin hacer ruido, me puse un suéter y unas zapatillas y salí de la habitación. Caminé e inconscientemente me dirigí a la torre de astronomía.

Subí las escaleras en silencio y escuché una voz en el último piso. Cautelosamente llegué al final de las escaleras y abrí la puerta con cuidado. Allí estaba James con una guitarra tocando una leve melodía y cantando en voz baja. Stand by me resonaba dulcemente por toda la estancia creando un ambiente mágico. Mis músculos se relajaron y la pesadilla abandonó mi mente. Me senté en el escalón y me quedé allí, escuchando la melodía con los ojos cerrados.

Sin nisiquiera saberlo, me quedé dormida de nuevo, con una sonrisa.

•Riptide• j.s.pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora