Uniformes y ¿hermanos?

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Seguimos hablando un rato más con Roxy mientras nos enseñaba la tienda.
Nos contó que su hermano, su primo y algunos de sus amigos tenían una especie de grupo que se dedica a hacer bromas por todo Hogwarts (especialmente a la casa Slytherin) y que se creen la gran cosa. Todas las chicas babean por ellos y todo el mundo los respeta. Nos contó que cuando ella y sus primas les preguntaron si podían unirse a ellos prácticamente se rieron de ellas en sus caras, por eso querían que alguien se les uniese para hacer mejores bromas y bajarles los humos, pero todas las chicas de Hogwarts o no estaban interesadas en las bromas o estaban demasiado interesadas en los Merodeadores 2.0 (que así es como se hacían llamar).

- ¿Sabes? Al principio me dieron ganas de conocerlos, pero la verdad es que, por lo que nos has contado, parecen unos idiotas. - confesé.

- Si, Bella tiene razón. ¿Como se atreven a haceros eso? - cuestionó Blake.

- Si, la verdad es que son bastante idiotas. Digamos que la "fama" los ha hecho aún más
estúpidos de lo que ya eran. - respondió Roxy con cara de mal humor.

- Bueno, ahora no debes preocuparte de eso Rizos, porque nosotras estamos aquí. - dije para alentarla.

- Si, - me apoyó mi hermana - van a saber lo que son buenas bromas.

Roxy nos sonrió agradecida, nos cogió de los brazos y fuimos a pagar entre risas y charlas amenas. La verdad es que Blake y yo habíamos cogido tantas cosas que nos iba a costar un ojo de la cara, pero estábamos preparadas.

Mi hermana y yo habíamos estado trabajando durante todo el verano para ganar dinero para los productos de sortilegios Weasley. Yo había cortado el césped de todas las casas de mi barrio, había trabajado en una cafetería de Central Park a media jornada y había dado tutorías a los hijos de mis vecinos. Mientras tanto, Blake había pintado vallas y cobertizos, sacaba a los perros de todo el barrio (dos chihuahuas, cuatro pomerania, dos mini-pincher, un bulldog, dos pastores alemanes y un gran danés) a pasear todas las mañanas y había sido la chica de los recados de los ancianos de mi calle. Habiendo dicho todo esto, os podéis imaginar cuanto queríamos estos productos.

Cuando llegamos a la caja para pagar, nos estábamos muriendo de la risa con una anécdota que nos había contado nuestra nueva amiga. Dejamos todo encima del mostrador, pero no había nadie. De repente un chico pelirrojo salio de debajo del mueble con una máscara extraña y dando un grito. El pobre iluso pensaba que nos iba a asustar, que mono.

- Vaya, Rox, no sabía que aquí el Halloween se celebraba antes. - le dije intercalando la mirada entre ella y el chico de la caja.

Blake se estaba riendo por lo bajo, mientras Roxanne le decía al chico que dejase de hacer el idiota. Él se quitó la máscara y pude verlo mejor. Era muy alto, debía medir 1,80 como mínimo. Tenía el pelo pelirrojo, la piel muy pálida adornada con pecas y unos ojos azules que brillaban con una chispa de diversión. Se notaba que hacía deporte, Quidditch tal vez, porque la camiseta le quedaba apretada en algunas partes, como los brazos o el pecho. Era bastante guapo a decir verdad.
Al igual que nosotras lo inspeccionamos, él también nos analizó en profundidad. Primero a mi y luego a Blake, a la cual miró de arriba abajo sin ningún tipo de disimulo. Luego apoyó sus brazos en el mostrador, se pasó la mano por el pelo y nos dijo:

- Bienvenidas al país de las maravillas, preciosas.

Oimos a Roxanne resoplar y luego decir.

- Chicas, os presento a mi hermano mayor Fred.

- Espera un momento - dijo Blake algo confundida - ¿hermanos?

- Si, preciosa, hermanos. Lo sé, yo soy mucho más guapo- respondió Fred con suficiencia-, pero eso no importa ahora. La verdadera pregunta es, ¿quiénes sois vosotras? Nunca os he visto por aquí ni en Hogwarts.

•Riptide• j.s.pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora