Buscando el amor

Desenfreno

Alex

Han pasado 30 días desde que Piper aceptó ser mi novia. Un mes de amor, de comprensión, de pequeñas peleas que siempre se arreglan en la cama, de entrega, de pasión, de deseo, de diálogo, y, sobretodo, de sexo, mucho sexo con amor.

Mi rubia, la mujer que me ha cambiado la vida, la que me devolvió la ilusión, la que volvió a enamorarme, se ha entregado a mí en cuerpo y alma, y yo he hecho lo mismo, porque no hay otra persona en el mundo con la que quiera estar. Ella es mi todo, mi alegría, la razón por la que me despierto cada mañana con ganas de comerme al mundo. Mi Pipes es mi ángel, mi adoración, mi princesa...

Después de que su papá tomara descanso por los problemas de salud que presentaba, mi rubia quedó al mando de la empresa, verla en esa faceta de empoderada me llena de orgullo.
Pese a todo el trabajo que tiene, Piper siempre saca tiempo para pasar conmigo, no hay un día en que no estemos juntas, de hecho, su departamento se ha convertido en mi hogar, ella es mi hogar.

Tampoco han faltado las arreglos florales que todos los días encuentro en mi escritorio y que son enviados por la mujer que un día lastimé pensando que lo que pasaba con ella solo era sexo cuando en realidad era amor, amor del bueno. Nadie me había hecho sentir como ella.  Nunca antes me habían dado tanto importancia.

Estaba en mi oficina perdida en mis pensamientos y contemplando las flores que hoy había recibido de Piper cuando mi celular empezó a sonar...

Llamada...

Alex: Amor...

Piper: Amor!... ¿Cómo está la novia más hermosa del mundo?

Alex: Extrañándote y... -Pensé si decirlo o no-.

Piper: ¿Y qué?

Alex: ... Y con ganas de hacerte el amor... -La escuché suspirar y estoy segura que su hermoso rostro se sonrojó-

Piper: Wow! No me esperaba eso...

Alex: Deseo que llegue la noche para verte y  comerte esa boca a besos, arrancarte el precioso vestido que estoy segura llevas puesto, lanzarte a mi cama y hacerte gritar de placer... -Sé que era atrevido lo que le decía, pero también sé que le encanta que le diga cosas calientes-

Piper: Alex!

Alex: Sí, también quiero que digas mi nombre mientras te corres... -Intenté contener la risa porque sé que la estaba llevando al límite-

Piper: No es justo lo que haces...

Alex: ¿Y qué es lo que hago, señorita Chapman?

Piper: Que intentes calentarme cuando sabes que estás lejos y no puedo tocarte...

Alex: Podemos hacer un sexting...

Piper: Alex! Basta... te amo - Volvió a sonreír y dejé las cosas por lo sano, porque yo también me estaba calentando y no es tan fácil enfriarme cuando se trata de ella... -

Alex: ¿A qué debo el honor de su llamada, hermosa dama?

Piper: ¿Acaso no puedo llamar a mi princesa?

Alex: Tú puedes hacer lo que quieras, mi amor...

Piper: Hoy tenemos la cena con mis padres y quería saber a qué hora paso por ti. -Mierda! Lo había olvidado, hoy Piper me presentaría ante sus padres, tragué grueso y empecé a sudar, pues una cosa es tener a Bill como socio y otra muy diferente como suegro- ¿Alex?

Alex: Sí, amor, aquí estoy...

Piper: ¿Te arrepentiste? -Noté un poco de desilusión en su voz, no quería hacerla sentir mal, por supuesto que iría, aunque eso implicaría llevar un chaleco antibalas, uno nunca sabe lo que dirá Bill cuando se entere que soy yo quien se acuesta con su princesita. Los padres de Piper sabían de nuestra relación, lo supieron días después de que Bill saliera del hospital, pero no ha habido presentación oficial, mi novia ha insistido en eso y yo, que nunca le digo que no a nada, he aceptado, aunque los nervios me están matando. Yo también he pensado en presentarla con mi madre, Diane sabe de su existencia, de lo bien que me ha hecho y muere por conocerla.Quizás la visitemos pronto-.