Yo la quería a ella

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Piper

Los días sin Alex han sido difíciles de llevar. La extraño, la amo, la necesito, pero tampoco puedo declinar ante ella. Aún recuerdo su mala actitud la noche que salimos con nuestras amigas, aún recuerdo que me golpeó y sigo pensando que todo su malhumor fue por Zelda, maldita Zelda.

Después de haberme retirado de aquel bar llegué a mi departamento decepcionada y con rabia a la vez, había llorado suficiente en el taxi, tenía que sacar toda la frustración que cargaba encima. Lo que pensé que sería una noche agradable terminó siendo una mala experiencia. Siento que cada día pierdo terreno en la vida de Alex y me duele, me duele porque con ella siempre he querido todo. Y cuando digo todo me refiero a una familia.

He rogado muchas veces para que mi relación con Alex no termine, pero por alguna razón extraña presiento que eso pronto sucederá.
Me pregunto qué de malo he hecho en la vida para sufrir tanto, yo solo quiero amar y que me amen, que me respeten, que me tomen en serio.

Me lanzo a la cama tratando de conciliar el sueño y lo logro. Cuando despierto llegan a mi mente todos los recuerdos de la noche anterior y entonces decido vestirme con algo deportivo y salir a correr. Necesito dejar atrás todo eso, necesito olvidar. Odio a Alex, pero también la amo. Maldita sea! Ya no puedo con esto.

Apago el celular y me dirijo a una colina donde normalmente me ejercito, corro y corro hasta que mis piernas ya no pueden más. Por alguna extraña razón el sudor que rueda por mi cuerpo me hacen sentir mejor, liberada, necesitaba esto.

Cuando estoy llegando a mi casa me topo con ella, con Alex, está sin maquillaje, se la nota angustiada. Allí pienso que quizás me ha estado llamando, pero nunca iba a responder porque mi teléfono estaba apagado.

La conversación que tuvimos se puso tensa y terminé pidiéndole que me diera tiempo. Necesito pensar y saber sin en realidad la quiero conmigo y si ella quiere seguir con esta relación.

Alex ha respetado mi espacio, no nos hemos visto desde aquel día en mi edificio. Las llamadas y los mensajes no han faltado, todos estos días se ha portado atenta y los "te amo" se han vuelto más constantes.

Durante la semana me enteré que Alex buscó a Karen el día después de la pelea en el bar para pedirle que abriera mi departamento y saber si estaba allí. Me molesté con mi amiga, pero luego entendí que ella no era culpable de nada, pues no sabía lo que había ocurrido en aquel lugar. Aún así le hice prometer que nunca más tenía que hacerlo, porque puede que ame a Alex, pero no voy a permitir que invada mi privacidad cada que ella cometa alguna estupidez.

La semana laboral fue estresante, ahora estoy metida de lleno en la empresa de mi padre y soy prácticamente la que maneja todos los proyectos de construcción de hoteles.

Alex ha insistido en salir a cenar hoy viernes. Después de tanto pensarlo le dije que sí, quería verla, no voy a mentir, pero también quería preguntarle el porqué de su comportamiento. Quiero que me diga en la cara si ha sido capaz de olvidar a su exnovia o si sigue teniendo esperanzas con ella. Si me dice lo último juro que me haré a un lado por más que mi corazón se rompa en mil pedazos.

Habíamos quedado en que ella venía a recogerme a mi oficina; sin embargo, lo pienso mejor y prefiero ir a verla a su empresa. Quería darle una sorpresa y mirar esos ojos verdes que tanta falta me hacían.

Llego a su edificio, saludo en recepción donde muchos saben que tengo una relación con la dueña de todo esto, el ascensor me lleva a su piso y me topo con Nicky, que cuando me ve se pone pálida e inquieta.

Piper: Hey! Nicky, qué gusto verte. -La abrazo y ella me devuelve el gesto-

Nicky: Rubia, qué tal.

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