Buscando el amor

¿Qué pasó?

Piper

Despierto adolorida, con un peso en mi abdomen que no sé de qué es, abro los ojos lentamente mientras me acostumbro a los rayos del sol que entran por el enorme ventanal de la habitación, mi cerebro va reaccionando poco a poco y es allí donde caigo en cuenta que estoy en casa de mis padres y que la persona que tiene la mitad de su peso sobre mi cuerpo es Alex, mi Alex.

Veo el reloj y son las once de la mañana, hoy es sábado y ninguna de las dos tiene que ir a trabajar, intento despertarla, pero se la ve tan hermosa dormida que prefiero admirarla un poco, su cuerpo desnudo es una invitación a pecar, he perdido la cuenta de las veces que he naufragado en ese cuerpo escultural, y aún así cada día lo deseo más.

Anoche hicimos un completo desastre en esta cama, tuvimos una jornada sexual bastante larga y solo decidimos parar cuando ninguna de las dos pudo más. Y como nunca me canso de ella, ya lo dije antes, en vez de despertarla con palabras decido salir poco a poco de su agarre, aprovecho que está boca abajo y subo sobre su espalda, empiezo a besar su cuello, acariciar sus muslos, Alex sonríe aún con los ojos cerrados, hago un camino de besos hasta su hermoso trasero, intenta levantarse, pero la detengo, subo para encontrarme con sus labios y perderme en esa boca deliciosa que tiene...

Alex: ¿Te he dicho que me encanta despertar así?

Piper: Sí, pero estoy dispuesta a escucharlo siempre... -Levanto un poco sus caderas y mis manos buscan su intimidad, la recorro poco a poco y cuando llego al lugar donde quería percibo que está completamente mojada, como me gusta. Ella cierra sus ojos y clava su frente en la cama, mientras una de sus manos sostiene mi cuello-

Alex: Eres insaciable... -Logra decir con su respiración agitada-

Piper: ¿Qué de malo tiene que le quiera hacer el amor a mi novia? -Le susurro bajito y ella se eriza por completo, mientras le hablo incremento mis movimientos con mis manos-  Además, el día es totalmente nuestro y no quiero salir de aquí...

Alex: Pipes... -Estaba tan excitada, me moví sobre su cuerpo, rozando mi pelvis con sus caderas, ella también empezó a danzar al mismo ritmo y a estas alturas las dos gemíamos-  Dios! Pipes... sigue así... no pares... me vuelves loca... Pipes, Piper, Pipes... -Ella se entregó a un delicioso orgasmo que la hizo gritar. Me quedé sobre ella y esperé a que se calmara-

Alex: Espero que en realidad nuestros gritos no se hayan escuchado hasta la casa de tus padres porque sino moriré de vergüenza... -Me tumbé a su lado y ella me abrazó haciendo que mi cabeza quedara sobre su pecho- La noche ha sido increíble, gracias por compartirla conmigo.

Piper: Tú has sido increíble y gracias también por estar conmigo. -Me abrazó más a su cuerpo y me besó- Tengo ganas de una ducha y luego de degustar la rica comida que, estoy segura, Red nos preparó-

Alex: ¿Estoy invitada a tomar el baño?

Piper: Oh, claro que sí. Puedo prestarte unas bragas nuevas y una ropa, sé que no has traído nada. -La tomo de la mano y la llevo hasta el baño de la misma habitación, nos metemos a la ducha y empezamos a lavar nuestros cuerpos con delicadeza.

Alex: ¿Por qué esta habitación es especial para ti? Eso dijo tu mamá anoche. ¿Alguien más ha venido a este lugar y ha estado contigo íntimamente? -Ok, la última pregunta no me lo esperaba-

Piper: ¿Alex Vause está celosa e insinúa que he metido a alguien más acá? -Le digo en tono pícaro-

Alex: ¿Por qué es especial? -Insistió-

Piper: Cuando estábamos pequeños mi papá construyó una casa en un árbol, esa casa estaba justo donde tú y yo nos encontramos ahora, con mis hermanos siempre veníamos a jugar y a escondernos. Fuimos creciendo y, lógicamente, la casa quedó pequeña, yo era la más acostumbrada a ella y por eso mi padre decidió construir a un costado del árbol esta habitación,  que solo es usada por mí para momentos especiales como el que estoy pasando contigo. -Mi novia sonrió y me abrazó- Acá solamente han entrado mis padres, mis hermanos, Red y tú, nadie más ha merecido compartir este espacio que lo uso mucho para alejarme de las cosas malas, para olvidarme del mundo exterior y para leer y meditar.