Bueno hasta aquí ésta historia, les recuerdo que es una adaptación sin fines de lucro, que comparto con ustedes y el nombre de la historia es "Ojos de Zafiro" y la autora es Rosemary Rogers, espero que les haya gustado y pronto tendrán la próxima adaptación, lo que aún no tengo claro es ¿qué género prefieren? ¿de época o actual?
Epílogo
Sentada al borde de la cama, Katniss releía la carta que le había enviado su tía Effie desde Londres. Había también otra carta que debía remitir a Rue en cuanto supiera dónde se habían instalado Henry y ella en el Oeste.
Armand había muerto. Su amado Armand. Y, dado que Katniss era ahora más rica que él, como esposa del millonario americano Peeta Mellark, había dejado sus plantaciones a su hijo varón.
—Lo siento mucho —dijo Peeta, levantándose de la silla de su escritorio, en un rincón de su alcoba—. ¿Puedo hacer algo por ti?
Ella negó con la cabeza y se enjugó las lágrimas.
—No, pero gracias. Sabíamos que esto iba a pasar. Por eso nos mandó a Londres, ¿sabes? Pero me entristece no haber tenido oportunidad de verlo una última vez. Dobló la carta y la dejó sobre el escritorio.
Peeta la estrechó en sus brazos y besó su coronilla. Katniss tenía ya el pelo largo, y le caía sobre la espalda, como a él le gustaba.
—No me gusta verte triste.
Ella levantó la mirada y sonrió.
—Sigo teniendo mis recuerdos y sigo llevando a Armand aquí —posó la mano sobre su corazón.
—¿Aquí? —preguntó él, y se inclinó para besarle el pecho a través de la fina tela del camisón.
—Sí —rió ella, metiendo los dedos entre su pelo.
—¿Y aquí también? —Peeta besó su otro pecho y ella se echó a reír y le levantó la cabeza.
—Sí, milord Wessex. ¿O debería decir señor Mellark? —bromeó.
—Pues no lo sé. ¿Quién eres tú esta noche? —él la enlazó por la cintura y se inclinó hacia ella—. ¿Eres lady Wessex, la condesa, la esposa del conde de Wessex?
—Mmm —ella suspiró y se tocó la barbilla, fingiendo que se lo pensaba.
—¿O eres Katniss Mellark, la esposa del señor Peeta Mellark, magnate naviero?
—No lo sé —contestó ella, y se desasió de sus brazos—. Puede que sea Molly la doncella —recogió un montón de toallas limpias que había en una silla junto a la puerta. Myra era ahora su doncella y siempre se aseguraba de que su señora tuviera toallas limpias, por si quería compartir el baño con el señor de la casa—. ¿Una toalla limpia, señor Mellark? —preguntó Katniss, batiendo las pestañas.
—¡Dámelas! —dijo él, y estiró la mano para atraparla. Pero Katniss se apartó rápidamente.
—¿Qué me dice de sus sábanas, señor? ¿Quiere que se las cambie?
—¡Ven aquí! —la arrinconó contra la cama y Katniss gritó, riendo, y se subió gateando a la cama para escapar. Pero Peeta la agarró del tobillo y ella cayó sobre el colchón.
—Para, Peeta —rió mientras intentaba que le soltara el tobillo—. ¡Me haces cosquillas!
—¿Y esto, también te hace cosquillas, Molly? —pasó la mano por la cara interna de su muslo.
—Señor Mellark, por favor. Creía que le había prometido a la señora Mellark que nunca más tendría una amante.
Él se tumbó sobre ella y la miró a los ojos.
—¿Crees que la señora Mellark también se refería a Molly? —susurró.
Ella sonrió. Era tan feliz que se preguntaba si estaba soñando.
—Quizá deberíamos preguntárselo a ella —respondió en un murmullo y deslizó las manos sobre sus hombros y su pecho. Peeta le acarició el cabello de las sienes.
—Unos ojos grises, no, como la plata más reluciente. ¿Quién iba a imaginar que estos ojos podían hechizar a un cascarrabias como yo?
Ella levantó la cabeza para besarlo.
—Dilo —susurró.
—Te amo.
—Otra vez.
—Te amo. Te amo, Katniss Everdeen, Katniss Mellark, lady Wessex, te querría fueras quien fueses.
—Y Molly —dijo ella, atrayendo la cabeza de Peeta hacia sí—. No te olvides de Molly.
—¿Cómo iba a olvidarme de ella? —su beso se hizo más profundo y ella no pudo responder. Al menos, de momento...
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Ojos de Plata
Ficção HistóricaKatniss Everdeen está empecinada en ser reconocida como hija legítima del conde de Wessex y así defender el honor de su madre, lo que no sabe es que el conde actual Peeta Mellark conde de Wessex puede concederle lo que Katniss tanto desea, sin embar...