Capítulo 11

1K 147 44
                                    

Taeyong

Estaba algo aburrido de la monotonía de los siglos, siempre era lo mismo, inventos nuevos, estupidez humana, guerra, crisis y un intento de volver a lo que tenían antes, los humanos no aprendían. Necesitaba algo de diversión, algo que no fueran burdas fiestas, alcohol, sexo o dramas entre vampiros novatos.

Johnny fue ese pequeño cambio que me hizo sonreír de nuevo. Él en sí no tenía nada de especial, quizá su sangre era algo más limpia y atractiva que la de los demás pero tampoco era para tanto. Aún así el chico me había caído bien, era algo tímido para el tamaño que tenía mas no me desagradaba eso, al contrario. Siempre me había gustado la sensación de poder controlar a alguien físicamente más grande que yo.

Qué sorpresa la mía cuando lo vi despedirse de sus amigos en aquel club más o menos decente. Jiyeon, mi preciosa Jiyeon trabajaba con ellos.

Le había perdido la pista hacía más de un milenio, no me extrañó en absoluto que no se acordara de mí... Aunque me habría gustado, debo admitirlo.

Perdí el control el día que la transformé, ella se estaba desangrando por culpa de los latigazos que le habían dado por haberla acusado de bruja y hechicera. Yo llevaba días sin alimentarme para poder pasar desapercibido entre los humanos de aquella aldea en la cual me encontraba de paso. Fue su sangre lo que me hizo delirar, tan fuerte, dulce e irresistible.

Ella estaba perdida en la bruma del dolor, quizá por eso no notó como la mordía y como después curaba cada una de sus heridas. Sabía de sobras que si no la transformaba en vampira, por mucho que le hubiera sanado lo mejor posible moriría. Por ese motivo y por su mirada suplicante le hice beber de mi sangre.

Desgraciadamente había bebido demasiada de la suya por lo que cayó en una especie de estado de inconsciencia indeterminado. Aproximadamente dos semanas la estuve cuidando y alimentando con mi sangre, pero sin que yo me percatara cuando despertó huyó sin dejar rastro.

Era para mí una hija más, de mis favoritas sin duda. Y gracias a Johnny había logrado encontrarla nuevamente pudiendo asegurarme de que estaba bien y a salvo... Me alegraba saber que era fuerte y que su carácter lo era también, sin duda en eso se parecía a mí. Pero había decidido no volver a entrar de nuevo en su vida sin su permiso, era decisión de ella venir en mi búsqueda para que le contara quién era ella, por qué y como la transformé.

Detuve mi pequeña reflexión cuando distinguí una figura conocida sentada en un banco. No podía ser Johnny ¿Verdad? No hacía demasiado tiempo que lo había visto por última vez.

El chico estaba recostado completamente contra el respaldo de aquel banco situado en un vacío parque. Tenía los ojos cerrados y parecía dormitar entre leves temblores. Preocupado me acerqué a él y pude ver lo demacrado que estaba. Tenía unas pronunciadas ojeras, un diminuto hilo de sudor recorría su frente y su respiración era irregular.

-¿Johnny?- Murmuré mientras me sentaba a su lado y tomaba su muñeca para medirle el pulso.

Él abrió los ojos desconcertado y me buscó con la mirada, luciendo bastante afligido a mi parecer.

-Taeyong... Cuánto tiempo, ¿Cómo estás?- Respondió con la voz algo ronca.

-Bien, bien. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo estás tú?- Dije con urgencia.

-Hoy es mi día libre... Mi compañero de piso estaba trabajando y yo me sentía muy mal, necesitaba algo de aire así que decidí venir aquí, pero francamente no me siento mejor.- Observé todos los signos que Johnny me daba, incluso su voz rasposa y sus mejillas ligeramente más ahuecadas de lo normal.

No pude evitar ponerme serio, esperaba que mis sospechas no fueran ciertas porque sino mataría con mis propias manos al idiota de su jefe.

-Cuéntamelo todo, ahora.- Sabía que estaba siendo injusto de mi parte demandarle aquello utilizando mis poderes, pero era para beneficio de él.

Con expresión dolida oí todo lo que tenía que contarme, cómo comenzó todo con el tal Jaehyun y por qué estaba así ahora mismo.

-Escúchame bien, Johnny, porque esto es importante. Jaehyun solo te está utilizando. Probablemente al principio solo quería beber de tu sangre y ya está pero esto se ha vuelto un problema para vosotros dos. Ambos estáis siendo esclavos de sangre y si uno de los dos no lo frena se os podría ir de las manos. Primero, deberías saber que los humanos tenéis que donar sangre una vez cada dos meses. Cada dos meses, no cada semana. Eso es enfermizo. Segundo, me parece muy bien que tengas sexo con él pero eso te está quitando energías y horas de sueño. No comer no te ayuda en nada a mejorar. Lo que me has contado, que él parecía ido y que bebió de tu sangre sin permiso les pasa a los vampiros que se vuelven adictos. Tú te has vuelto tóxicamente adicto a su veneno libidinoso pero él se ha vuelto adicto a tu sangre y en cualquier momento podría perder el control y matarte sin querer, Johnny. ¿Lo entiendes? Tienes que parar.- Susurré bajo su atenta mirada que se estaba volviendo cristalina por culpa de las lágrimas.

-Yo no sabía todo esto, ¿por qué nadie nos había avisado? Yo no puedo hacer nada, me entra ansiedad si no dejo que me muerda, cada vez tengo menos hambre, casi no puedo probar bocado y no quiero asustar a mis compañeros, sé que lo han notado pero desconozco hasta qué punto de la verdad saben.- Sollozó Johnny partiéndome el corazón.

Sin razón aparente le había ganado demasiado aprecio al conocerlo y ahora que se había desahogado conmigo ese sentimiento solo se acrecentó.

-Bien, vamos a hacer una cosa. Aquí tienes mi número, en caso de que me necesites no dudes un segundo en llamarme. Como te digo esto... Los vampiros tenemos dos tipos de venenos, supongo que eso lo sabes. Uno es el que produce el deseo erótico y otro el que sirve como sanador. Bueno... Necesito que me dejes besarte. ¡No me mires así! No voy a hacerte daño ni pienso ir más allá. Es que no quiero tocarte el cuello y la única otra manera de administrarte el veneno sanador es besándote. Es para que te encuentres un poco mejor, no puedo hacer mucho más, Johnny, por favor. Solo te pido esto.- Le dije mientras acariciaba su rostro con delicadeza y guardaba el papel con mi número de teléfono en el bolsillo de su chaqueta.

Él pareció pensarlo durante unos minutos antes de asentir con lentitud. Le sonreí con tristeza y limpié los últimos rastros de sus lágrimas antes de acercarme a él, con mis manos sujetando su mandíbula, y besarlo con lentitud mientras intentaba darle todo el suero posible para sanar su malestar.

El beso se prolongó e incliné mi cabeza hacia un lado abriendo los ojos levemente, tranquilo y algo más relajado porque la respiración de Johnny ya era algo más regular.

Una figura en traje captó mi atención. Estaba de pie en la entrada del parque y nos miraba con cierta irritación con una de las manos apretada en un puño y la otra sosteniendo un teléfono junto a su oreja. Por cómo iba vestido supuse que acababa de salir de trabajar o iba a ir. Jaehyun me devolvió la mirada y casi lo oí gruñir antes de que continuara su camino.

Tenía suerte de que me importaba más Johnny ahora mismo que mis ganas de pegarle una paliza por haber abusado tanto de su integridad física.

Me separé de Johnny quien me miró con timidez antes de darme las gracias en un pequeño susurro.

-Intentaré arreglar esto, gracias por tu ayuda y por haberme escuchado Taeyong.- Murmuró él con un leve tono rosa decorando sus mejillas. Al menos ahora tenía un poco más de color.

-No hay de qué, cuídate, por favor y en caso de que ese idiota se pase de listo, llámame y le partiré las piernas.- Me despedí de él con un beso en su cabello y después de asegurarme que estaba mejor me alejé de allí prometiéndome a mí mismo cuidarlo en la distancia, pasara lo que pasara.

**************************

Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que os haya gustado y que se hayan aclarado un poco más las cosas.

Hasta pronto 💞

No Manners | JaejohnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora