15. Tiempo de olvidar.

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Cole

Conducía molesto, sentía la sangre hervir, la cólera recorrer mi cuerpo, ¿Como había llegado a las cabañas? Y peor la manera en que había mirado a Lili, tan sisañosa, llena de veneno, pase las manos por mi rostro sin saber como actuar, como salir de esa podrida situación sin dañarla a ella, había llamado a Amelia para acabar con nuestros encuentros, le decía en esa llamada que ya no podíamos vernos que andaba con alguien más, pero todo empeoró, cuando pensé que mejoraría empeoró.

— ¿Por esa cria me dejas? — subi volumen a la música no queriendo escucharla, pero ella lo bajo nuevamente haciéndome resoplar, estaba harto de lo mismo, era desgastador seguir en esa situación — Es tan insípida, una mojigata, vestida como.. ¿Que edad tiene Cole? — la mire deteniendo el auto y marcandole a Emilio, al tercer timbre contesto.

— Si, oye te pasaré la dirección de un café es bastante lejos pero necesito que mandes por tu hermana, estoy harto — Amelia chillo a mi lado intentando arrebatarme el teléfono, colgué para mirarla — Tú pareces una cría amelia, ¡tú! — grite ya ofuscado — ¡Dejame ya! se acabo — mi cabeza ya dolia y solo deseaba volver a la cabaña y dormir un poco, no pensar.

— Troy me dejó y piensas que te dejaré ser feliz con esa niña, tu iniciaste los encuentros, tu fuiste el primero en llamar o es que acaso ella no te da lo que yo si — ¡Dios dame paciencia! Dame paciencia por favor, pensé y entonces sonreí por lo que inconscientemente había pensando, esa pequeña — No me parece gracioso Cole.

— Ya basta, Seamos sincero ¿esto ya no te cansa? Pelear a cada momento, los gritos ¡oh es horrible! Y... — me besó, sus labios sobre los míos, no sabía que hacer o bueno si sabia pero era débil, ante ella lo era, conocía esos labios a la perfección y también sabía que aunque me lo negara moría por ellos, me dejé ir como siempre, como el tarado que era que jamás había tenido la fuerza de voluntad para despreciarla.



— se que quieres esto tanto como yo — negué debía parar eso estaba mal, Amelia estaba encima de mi perdida en mi cuello y sin camisa para completar, no supe en que momento había pasado o quizás el calor que hacía me había hecho olvidarlo, tomando todo mi autocontrol que no era nada controlable, sujete a la chica de la cintura y la sente nuevamente en el asiento del copiloto, le entregué su camisa, me miraba atónita, sin poder creerlo — ¿Me estas rechazando? — asenti con la respiración agitada — Tú, escúchame bien Cole Sprouse jamás vas a amar a alguien que no sea yo, puede que te guste pero jamás la vas a amar, jamás le dirás te amo, porque me amas a mi, porque nuestras almas están atadas — mordi fuerte sintiendo ardor en mi ojos, no iba a llorar, pero amaba a Amelia, la quería tanto.

— Tú lo arruinarte, ¿por qué dime? — ella ya lloraba, nos estábamos matando, haciéndonos daño continuamente, estaba punto de colapsar.

— No lo se, ¿crees que quería engañarte? me odio por hacerlo, me odio por convertir nuestra relación es esto, Cole... — suplico mi nombre, escuchar este de su voz siempre me pareció fascinante, ahora era doloroso, agonizante — Volvamos, dejemos todo esto atrás, ya estás a punto de terminar la carrera y podemos irnos lejos, Mirame — mire sus marrones, no podía, no podía aunque la amara no podia, no iba a soportar una traición más, si eso pasaba moriría y merecia vivir — mi amor — se acercó y la bese, la bese como nunca porque ahí me despedía, ahí acaba todo, la saboree guardando ese pequeño gesto en mi memoria, al separarnos mire su rostro con añoracion, la extrañaria, más a la vieja Amelia, pero debía volver a realidad, a mi futuro que estaba en aquella cabaña.

— Adiós Amelia — ella negó y bajo del auto caminando hacia aquel café, golpeé el volante dejando salir varios sollozos, dejando salir el llanto contenido del dolor que me había causaba ella, siempre ella, pero había llegado el tiempo de olvidar, de hacerlo de verdad.




Baje cansado del auto ya en la cabaña, al entrar ya todos estaban listos, Casey se encargaba de la música mientras Camila y Ben cocinaban la cena, Alex hablaba de algo con Nara y Lisa iba bajando las escaleras junto a la pequeña, sus ojos lucían rojos y me miraba acobardada, odiaba ver esa expresión en ella pero más odiaba no poder amarla, porqué simplemente no me enamoraba perdidamente de esa chica que profesaba un amor dulce y puro, sus sentimientos eran nobles, eran buenos.

Camine ignorando a todos debía tomar una ducha y después bajaría, entre a la habitación y los recuerdos de las muchas veces que Amelia nos había acompañado me golpearon, recordarla en esa misma cama, recordar las conversaciones hasta el amanecer, ¡mierda! Parecía que la chica se había tatuado en mi piel, pero la olvidaría de eso estaba seguro.

Al bajar ya la comida estaba lista, Dylan le daba vueltas exageradas a Bárbara mientras bailaban, sonreí feliz porque lo de ellos si había permanecido, tome un pequeño trozo de pizza ganandome la mirada asesina de Camila, le guiñe un ojo y entonces vi a Casey hablando con Lili, ella sonreía por algunas de sus estupideces, se veía serena, hermosa, todo en ella lo era, cada gesto, cada palabra que pronunciaba con ese tono de voz adorable, tal vez debía alejarme un poco de ella también, hasta sanar al menos un poco y ver si la podía amar, nadie merecía recibir las migajas de nadie, ella ladeo su rostro y entonces sus ojos se clavaron en mi, sonreí con cierta tristeza en mis ojos, debía dejarla florecer tal y como me había dicho su padre, se levantó de aquel mueble donde estaba con Casey le murmuró algo y camino hacia mi.

— ¿Todo bien? — pregunto ya a mi lado, forme una línea con mis labios aún con un poco de pizza en mi mano.

— Si es.. difícil soltar — asintió con sus ojitos triste nuevamente — Aún la amo y no es justo para ti, lo mejor será que me aleje o que seamos amigos sin intentar nada, eres buena lili, muy buena para mi — unas lagrimas salieron pero antes de ser esparcidas por sus mejillas ella las limpió — No mereces un amor a medias, jamás permitas que nadie te entregue migajas — asintió y me abrazo, deje la pizza en la mesa que estaba a mi espalda y correspondí a su abrazo.

— Perdón por mi arrebato — negué viéndola soltar un suspiro, aleteo sus pestañas intentando alejar las lágrimas — Iré con Casey — asenti y la vi darme la espalda para caminar hacia el chico, le guiñe el ojo a mi amigo que esperaba por la compañía de ella.

Casey era un buen chico, con buenos sentimientos, tal vez él si la merecía, sabía que si de alguna forma lili llegaba a corresponder a sus sentimientos él la cuidaría, velaría por su bienestar y solo tendría ojos para ella, no abrían recuerdos que opacaran sus lindos ojos al mirarla, no abrían comparaciones, solo sería ella, como debia ser.

La noche fue agradable, logre olvidarme por segundos de la opresión que en mi pecho estaba, reíamos por todo y por nada, a veces perdía mi vista en el vacío de la noche y así continué por varias semanas más, Amelia ya no había escrito y eso me hacía feliz pero me destrozaba también, tenía la ilusión de que todo fuera una mentira y despertar, saberla a mi lado, que los engaños jamas hubieran existido, que la confianza no se hubiera perdido.

Mayo llegó y ahí estaba caminando a las oficinas de pasantía, lo bueno de este semestre era que casi no asistía a la universidad, solo tenía que asistir dos veces a la semana para mis tutorías de trabajo de grado y las pasantías que haría en la empresa de mi padre, estas debían estar bajo observación de mi tutor, era agradable volver alas instalaciones despues de semanas viajando con papá, me sentía bien, feliz, pleno nuevamente, más como el Cole de antes, él que jamás debió irse.

Senti un pequeño cuerpo tropezar con el mío, todo cayó al piso, un montón de hojas que me propuse a levantar para mirar a la culpable, estaba seguro que había aspirado esa fragancia antes... Lili, ahí estaba ella sonrojada, con su mejillas coloradas, sonreí nervioso ayudándola con aquel montón de hojas, llevaba una bata blanca como la que usan los doctores y lucia hermosa, tan hermosa que me costaba asimilar que estaba ahí, que era real, estaba hecho un desastre con esas hojas que no se dejaban levantar, lo cierto era que no sabía si había olvidado a Amelia, pero lo que si sabia era que ya no la pensaba, no como había pensado a esa chica que tenía justo al frente, esa pequeña había estado en mi cabeza todas esas semanas.





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Espero que puedan entender el dolor de Cole, muchas veces no se nos he fácil soltar 😔😔 ¿qué tal les pareció?

Perdón Por Amarte         |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora