Perdón Por Amarte |TERMINADA|

38. Extra - Amigos.

Caminaba curiosa por el bonito espacio, el nuevo apartamento de Cole, él lo había comprado no soportando estar más en aquel lugar donde ella había dejado grabada su esencia, paso su mano por la encimera de la cocina mientras él se movía en la cocina con agilidad preparando una deliciosa cena solo para ellos dos, la girasol reposaba en una esquina junto a su bolso y bata de médico, ella lo miraba embelesado no dándole crédito a su suerte, pero sabiendo que ellos más que nadie merecían esa felicidad.

- ¿Que ocurrió con ella? - él se giró virtiendo la deliciosa pasta fundida en aquella salsa blanca llena de maíz, queso y trozos de jamón, las sirvió en ambos platos recortando ese momento.

Después de ver a Lili llego mucho más ausente aún, la joven con la que había compartidos los últimos dos meses podía sentir lo que la hermosa rubia de aura angelical despertaba en él, se pertenecían y por más que había luchado no había logrado llegar ahí donde ella estaba adherida, luchar contra su recuerdo era más fácil se había dicho, pero al verla en el cementerio sabía que lo correcto era dejarlo ir, ellos con solo verse dejaban cualquier otro amor en ridículo, reducido a la nada, sus miradas eran intensas y llenas de tanta devoción, amor puro emergiendo de ambos, una fuerza que le devolvía la vida a ese hombre porque tanto había luchado, el sentido del amor y vivir de él era ella, siempre ella.

No era tonta y sabia los riesgos que corría desde ese día que lo conoció por accidente en la floristería donde llevaba semanas viéndolo entrar, pero lucia tan triste, lo estaba, poco a poco se hicieron amigos, ella lucho para serlo, ella no gano nada de Cole por suerte, ella lucho por cada pequeño detalle de él, pero había alguien más, alguien que lo había marcado de por vida, tiempo después él le habló de su dulce Venus, de lo injusto que había sido la vida, por eso sabía que ellos se merecían, más que nadie se merecían y ella no sería una barrera, se debían tanto y él merecía ser feliz.

Las primeras semanas lo intento pero todo lo que había ganado parecía haberse perdido y lo soltó, doliendole mucho pero no más que ese dolor que él cargaba, lo solto, él solo la abrazo y le agradeció en lo más profundo de su corazón. En cuanto a lili no se acercó, espero un par de meses más, no haría nada por impulso, por emociones, tomaría decisiones, la mejor decisión que jamás pudo tomar, antes de buscarla viajo a Texas y hablo con sus padres que al ver pasar los años se hallaban más tranquilos, queriendo ver a su hija feliz ante cualquier otra cosa, duro un día en ese lugar, León Reinhart no lo dejo ir, sabia que ese chico ya era parte de su familia, era parte de ellos y por primera vez dejo todo atrás, todo aquello que había causado tanto daño a su pequeña hija, paso esa noche junto a sus suegros charlando y riendo sin cesar, ahora ahí estaban juntos como siempre debio ser.

- Me dejo hace tres meses - los verdes lili lo miraban solto una pequeña carcajada divertida, lo había extrañado tanto, extrañar era poco para la agonía que había sido tenerlo lejos, el solo sonrio fingiendo molestia pero amando el sonido de su risa algo escandalosa como siempre, como la recordaba.

- Siempre te dejan Cole - él tomo dos copas negando ante la burla de su nuevamente novia, pero lili adivinaba lo que había pasado, ella lo dejo ir para que fuera feliz, era una mujer valiente, ella no sabia si hubiera hecho lo mismo.

- Sí, aún no olvido que me dejaste Lili Reinhart, niña tonta - dejo las copas y la botella en la encimera junto a la deliciosa comida que dejaba salir el vapor, se acercó sintiendo los latidos apresurados de ella, los de él no eran más pausados - Te amo - arqueo una ceja esperando escuchar lo mismo de esa pequeña.

- Yo también te amo - y se besaron con vehemencia, con deseo, con la pasión haciendo de las suyas, con sus manos desesperada por más - Cole te amo tanto, te amo, te amo, te amo - él sonrio en sus labios sabiendo que ahí estaba el sentido del despertar, ella le daba sentido a su vida, con ella lo demás perdia sentido porque tenerla a su lado era suficiente.