(Cap 1) LA LLEGADA

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-¡Adiós!, mamá nos vemos más tarde - se despidió el pequeño rubio mientras pasaba por la pequeña y humilde cocina

-Cuídate mucho mi pequeño cachorro- abrazo a su hijo

-¡Mamá! Te dije que ya no soy un cachorro- se quejó el rubio

-Para mí siempre serás un cachorro, por favor cuídate mucho en tu primer día de clases y saluda al pequeño Taehyung de mi parte- Dijo separándose

-Si madre sin más el pequeño rubio- salió con una sonrisa

Una vez fuera de casa escondió las manos en sus bolsillos para intentar calentarlas. Con cada paso que daba sentía una opresión en su pecho, la cual lo asustaba. Pero decidió ignorarla y seguir caminando hacia la pequeña institución que se encargaba de su educación, al igual que la de los demás cachorros del pueblo. Era su último año de formación y solo esperaba que todo saliera bien, para ayudar a su padre. De repente aquella opresión se intensifico y esto lo obligo a caminar a pasos cada vez más lentos y temerosos.

Estaba a punto de llegar a la plaza principal cuando el suelo empezó a temblar, las pequeñas piedras saltaban y al cabo de unos segundos una multitud de gente corría en dirección contraria, seguidos de un estruendo increíblemente fuerte, el cuál paralizo al pequeño rubio. Su mente le decía que debía correr porque su vida dependería de ello, pero su cuerpo no le respondía.

Los segundos pasaron y llegaron una cantidad incontable de soldados montados sobre sus majestuosos caballos. La gente corriendo por doquier, tratando de huir para salvarse. Sin embrago su pequeño cuerpo no le respondía, hasta que vio como por el susto una madre soltó a su hija y ella intento correr, pero uno de los soldados la alcanzó y la tomó bruscamente del brazo, arrastrándola consigo.

Es así como finalmente el pequeño rubio pudo moverse, sacó su bolso y sin pensárselo dos veces con todas sus fuerzas golpeó con ella al soldado en la cara para distraerlo y alejarlo de la muchacha, dándole tiempo a la joven para huir. Una vez logrado su cometido la observó correr, pero cuando él quiso seguirla se vio interrumpido por un golpe en su rostro, haciéndolo caer contra los adoquines.

-¡Maldita escoria! ¿Quién te crees para ponerme una mano encima?- encaró al pequeño joven

Sin más el soldado lo tomó de los cabellos y lo levantó para tirarlo nuevamente al suelo e hincándose le mostro su espada

-¿Ves esto? Si quisiera podría matarte en este momento, pero...- hizo una pausa

Lo volvió a tomar del cabello, alzando el rostro del pequeño rubio y rozando su cuello con el filo de la espada

-Pero así no podrás sufrir como te mereces- le sonrió con malicia

Sin tiempo que perder lo aventó lejos y terminó por darle una patada en el estómago quitándole momentáneamente el aire. Sin más, anudo las pequeñas muñecas del contrario con una soga y empezó a arrastrarlo

-¡De pie pequeña escoria! - exigió, mientras, el pequeño rubio era arrastrado

-¡Te di una orden! - grito el soldado y sin más se le acercó y empezó a patearlo

-Ahora no eres tan valiente ¿verdad? - se burló

El soldado molesto tenía intenciones de volverlo a patear, hasta que algo llamo su atención.

-Mira nada más, acá hay otra- sonrió

El rubio solo escuchaba sus pasos alejarse hasta que estos fueron sustituidos por unos gritos de auxilio que cada vez eran más fuertes; entonces volteo, solo para contemplar como una joven de cabellos negros y piel morena era atada de las muñecas con lo que quedaba de la soga.

UN CHICO OMEGA EN EL HAREMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora